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Empleo Act. 31 may 2019

Aumenta la tasa de temporalidad en España, la más elevada de la UE

Con un 26,8%, la tasa de temporalidad en España se sitúa como la más elevada de todos los países de la Unión Europea (UE). Según el nuevo documento Esenciales, elaborado por la Fundación BBVA y el Ivie, aunque la temporalidad es muy similar por género, es algo mayor en las mujeres, los jóvenes y los asalariados con estudios básicos, con grandes diferencias entre comunidades autónomas.

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Algo característico del caso español sobre la temporalidad es que su caída durante la crisis no se debía a una mejora en la calidad de los contratos de trabajo, sino a que las personas con trabajo temporal eran las que mayormente sufrían la destrucción de empleo en consecuencia a la baja protección de este tipo de contratos. Así, entre 2006 y 2013, la tasa de temporalidad cayó un 32% y, paralelamente, el paro se multiplicó por 2,1. Este tipo de medidas da lugar a la segmentación de los asalariados en dos grupos: los que tienen un contrato indefinido y los temporales, con mayor probabilidad de perder su empleo dado el menor coste del despido.

Tras la crisis, la recuperación trajo consigo un incremento de la temporalidad y, en el año 2018, alrededor de 4,35 millones de asalariados tenían un contrato temporal en España. Esta cifra implica una tasa del 26,8 % y llega casi a duplicar la media de la UE (14,2%).

Según el estudio, Madrid, por debajo del 20%, se posiciona con la tasa de temporalidad más baja. Le siguen de cerca Cataluña, Navarra y Asturias, por debajo del 25%. En el extremo opuesto se sitúan Andalucía y Extremadura, ambas por encima del 25% y con tasas 2,5 veces superiores a las del promedio de la UE.

Comportamiento de la temporalidad según el perfil de los asalariados

Dependiendo del género, la edad o el nivel de estudios, la temporalidad puede llegar a comportarse de forma diferente en las distintas regiones del país.

Por género, la temporalidad es ligeramente superior entre las mujeres tanto en España como en la UE. Esta regla se cumple en todas las regiones excepto en Baleares, La Rioja y Murcia. Las comunidades autónomas con mayor brecha entre mujeres y hombres son País Vasco, Aragón, Canarias, Extremadura, Cantabria y Navarra, con diferencias entre 4 y 5 puntos porcentuales. Por su parte, apenas existe diferenciación en la Comunidad Valenciana.

Por edad, se ha observado que la temporalidad es más elevada entre los más jóvenes (16-24 años), tanto en España como en la UE. Pese a ello, la tasa en España (71,2%) es un 64% superior a la de la UE (43,3%). Por encima del 75%, las tasas más altas se encuentran en Cantabria, Murcia, Andalucía, Extremadura y Asturias. Por el contrario, Madrid y Cataluña registran las más bajas y, pese a ello, 20 pp superiores a la europea. Entre los asalariados de mediana edad (25-49 años), la tasa de temporalidad española es de un 28% frente al 13,1% de la UE, con una diferencia regional también muy acentuada. Por su parte, los asalariados mayores (50-74 años) muestran menores tasas de temporalidad (15% en España y 7,3% en la UE).

Según el nivel de estudios, tanto en España como en la UE las tasas de temporalidad más altas pertenecen a los asalariados con estudios básicos (hasta enseñanza obligatoria), seguidos de los medios (secundaria posobligatoria) y los superiores. En España, las tasas más altas en estudios superiores se observan en Canarias, Murcia y Extremadura (por encima del 27%), mientras que en los que tienen estudios medios rondan el 35% en Andalucía y Murcia, y en estudios básicos superan el 45% en Andalucía. En el extremo opuesto se sitúan Madrid y Cataluña en estudios superiores, también en estudios medios y básicos junto con País Vasco.

Con todo, el último informe publicado por la Fundación BBVA y el Ivie apunta a que la crisis contribuyó a reducir la temporalidad. Sin embargo, la recuperación del empleo de los últimos años ha hecho que vuelva a elevarse. España es el país europeo con mayor tasa de temporalidad y el segundo en tasa de paro, lo que ilustra la necesidad de ensayar reformas en el mercado de trabajo y promover una cultura empresarial que ponga en valor los beneficios asociados al empleo estable.