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‘Banca autónoma’: dar soluciones personalizadas gracias a la tecnología

El dinero es a menudo considerado la mayor fuente de estrés en la vida de las personas. Pero, ¿y si una cuenta bancaria ‘autónoma’ pudiera controlar las finanzas las 24 horas y tomar decisiones en nombre del cliente? Por ejemplo, para mover dinero de forma automática a una cuenta de ahorros al analizar los gastos previstos gracias a la inteligencia artificial. Este futuro se está convirtiendo en una realidad y ya hay soluciones que permiten ofrecer servicios automatizados de forma personalizada para cada cliente.

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Teresa Alameda (BBVA Creative)

Los bancos están encontrando en la inteligencia artificial un aliado perfecto para dar a cada cliente una asistencia digital, personalizada y cada vez más automatizada. El concepto de ‘banca autónoma’ (o ‘self-driving bank’) hace referencia a la posibilidad de que los bancos puedan hacer automáticos determinados procesos para los clientes, de forma que sus cuentas bancarias se “conduzcan de manera autónoma” (al igual que los coches) y puedan a llegar a tomar decisiones en su nombre, siempre con su consentimiento y basándose en los datos de los que dispone el banco sobre sus hábitos financieros.

Por ejemplo, una cuenta de banca autónoma podría mover una cantidad de dinero determinada de una cuenta corriente a una cuenta de ahorro al detectar que el cliente ha tenido más ingresos de lo habitual. O podría detectar un descubierto y transferir dinero directamente desde una cuenta secundaria para saldar la deuda. Un anticipo de este tipo de servicios puede verse ya en soluciones como Bconomy, que se adelanta a las necesidades del cliente, le alerta en determinados escenarios (como un descubierto) y le propone acciones para mejorar su vida financiera.

Un paso más allá

Pero esto es solo el principio. “El banco será capaz de predecir el comportamiento de sus clientes —a partir de una serie de normas o de una cadencia— y tomar decisiones en su nombre. Esto incluiría cosas como saber cada año cuándo quiere viajar el cliente para visitar a su familia en el extranjero y permanecer alerta para reservar billetes en el mejor momento, así como comprar divisas al mejor precio”, afirma Derek White, responsable global de Client Solutions en BBVA.

Esta visión de futuro podrá materializarse gracias a la transición hacia una banca más abierta en la que el banco pueda combinar datos financieros con los de plataformas de terceros, para tener una visión más completa de las necesidades del usuario en todos los ámbitos de su vida. Al combinar datos de terceros, el banco podrá ofrecer a los clientes la opción de automatizar otras decisiones en su día a día, como qué hotel reservar en función de su presupuesto o cómo ahorrar en su factura telefónica.

“Estos cambios, que afectan a la mecánica de los procesos de toma de decisiones de la gente, son el campo más fascinante. También es en este campo donde la banca tiene más posibilidades de hacer cosas que realmente aporten valor a la gente”, matiza White.

Además, no está lejos el escenario en el que cada cliente cuente con un asesor financiero personal disponible a cualquier hora, en sus dispositivos móviles a través de texto (en teléfonos, tabletas, etc…) o usando la voz (Siri, Alexa...). Más allá de gestionar las tareas rutinarias –como saldo, situación crediticia o cuándo pagar deudas–, estos avances permitirán una gestión activa de las finanzas y otras áreas de la vida de los clientes y podrán ayudar a planificar el gasto mensual en cuentas –desde alimentación a un seguro– y pagar las cuentas de la manera más eficiente posible.

Charlie y Simple

Este tipo de servicios automatizados ya existen en el día a día de los usuarios y las cosas que se pueden hacer gracias a ellos están mejorando a un ritmo muy rápido. Un ejemplo de esta visión es el caso de la función ‘Safe-To-Spend’, de la compañía Simple (plataforma de banca digital de EE. UU. propiedad de BBVA), que crea objetivos de ahorro para sus clientes en base al uso de datos. Esta ‘app’ hace las funciones de ‘contable virtual’ que reparte el dinero para cumplir con las metas que se marque cada persona.

Otro ejemplo a tener en cuenta es Charlie, un ‘chatbot’ inteligente de asesoramiento para personas poco familiarizadas con el mundo de las finanzas en Estados Unidos.

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El 'chatbot' Charlie sugiere nuevas formas de ahorrar: "¡He encontrado una manera para que puedas pagar 24 dólares menos por contrato de teléfono!"

Este amigable pingüino, basado en inteligencia artificial, es un servicio dedicado a ayudar a esos consumidores en EE. UU. a identificar nuevas formas de ahorro. El servicio ayuda a que eviten instrumentos financieros con un coste elevado, permitiendo que lleguen a fin de mes con más tranquilidad. Es decir, controla sus gastos y ayuda a que cumplan sus objetivos financieros, “para que puedan centrarse en otros aspectos más importantes de sus vidas”, comenta Ilian Georgiev, CEO y cofundador de Charlie.

La importancia del dato

Un requisito imprescindible para esta automatización pueda materializarse en productos y servicios reside en la custodia del dato del cliente (siempre que se tenga su consentimiento) con responsabilidad y transparencia. La forma en que las organizaciones recopilan y entienden los datos de los clientes ha cambiado drásticamente con la llegada del ‘big data’, la inteligencia artificial, ‘blockchain’, ‘cloud computing’... Estas tecnologías exponenciales revolucionarias son la clave para dar soluciones más efectivas y a medida. Eso sí, este gran volumen de información debe ser filtrada y analizada: sólo entendiendo esos datos, se pueden dar buenas soluciones.

Por tanto, esta nueva forma de automatización pasa por un cambio en la figura de los bancos. “Este cambio nos obliga a ser algo más que proveedores puramente de productos, se trata de cambiar a servicios de asesoría e información, para satisfacer y superar la necesidad del cliente", matiza Derek White.