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Emprendedores con responsabilidad ambiental desde la escuela

Las preocupaciones ambientales que desde hace varios años agobian a la humanidad, y que no encuentran respuesta ni solución en gobiernos, corporaciones ni parlamentos del mundo, parece que en las nuevas generaciones, que les ha tocado vivir de lleno los efectos del cambio climático, están encontrando los primeros intentos de solución.

Rubén Darío Escobar (Colaborador externo)

Jóvenes estudiantes de secundaria reciclando bolsas de plástico y llantas usadas, otros que trabajan en una mezcla de celulosa y almidón para preparar una pasta que simula el plástico u otros que le apuntan a plantas aromáticas para hacer extractos que permitan dar sabor a la miel de abejas, son logros de una iniciativa llamada Escuela para el Emprendimiento BBVA, que a lo largo y ancho de Colombia está formando a estudiantes con habilidades en temas empresariales y financieros.

Eco Muebles

En las calles de Calarcá, Quindío, en el Eje Cafetero, no es raro ver a Juan David Parra, un estudiante de grado noveno de la Institución Educativa (IE) General Santander, arrastrar cuanta llanta vieja y abandonada encuentra. Él las usa en Eco Muebles, una idea de negocio que combina con sus estudios. Su mamá lo apoya con ideas y con su experiencia para cortar telas y combinar colores al momento de diseñar sus piezas, que como lo muestra el catálogo de su empresa, son pequeños sillones tipo puff, decorados con patas en madera o rodachinas y cuyo precio oscila entre los 45.000 y 60.000 pesos colombianos, dependiendo de la tela.

“Le apuntamos a la búsqueda de una solución al problema de las llantas usadas abandonadas que se han convertido en un grave problema para el medio ambiente y para la salud humana, debido a los innumerables insectos que pueden albergar, al darles un tratamiento adecuado y convertirlas en un artículo de uso en el hogar”, dice Juan David, que a sus escasos 13 años, ya ve en esta fórmula un negocio con futuro.

Lo mismo sucede en Pueblo Bello, Cesar —al norte del país— en donde un grupo de estudiantes arhuacos de la Institución Educativa Minas de Iracal han hecho de las llantas usadas una fuente de ingresos, al convertirlas en alpargatas o albarcas, un calzado típico de las comunidades indígenas y campesinas de la Sierra Nevada de Santa Marta y que consiste en una suela de llanta y unos lazos de cuero que permiten amarrarlas.

En Calarcá Quindio, Juan David Parra, un niño de noveno grado, hace muebles con llantas.

Artesanía reciclada

“Hemos hecho un proceso de inclusión educativa a través de Escuela para el Emprendimiento que BBVA ha traído a nuestra región con este grupo de estudiantes, ideando un proceso en el que participan todos. Por eso, vemos en el emprendimiento un punto importante de partida para que comunidades indígenas como esta y en estos momentos de crisis económica que se vive, encuentren una forma de mejorar la calidad de vida”, dice el profesor Juan Klaus Freyle Naeder, un 'bonachi' (blanco) que trabaja hombro a hombro con esta comunidad en diferentes proyectos.

Es así como también han desarrollado una idea de negocio a partir de las bolsas plásticas usadas. “Se trata de recuperar las bolsas plásticas usadas que todo el mundo desecha en cualquier parte ocasionando un grave daño al planeta. Nosotros las recogemos, las lavamos bien y posteriormente las cortamos en tiras de las que obtenemos un hilo con el que fabricamos mochilas, que con la misma técnica de nuestros ancestros, nos permite ofrecer un diseño y darles un uso a estas bolsas que antes eran basura”, dice una de las estudiantes indígenas que integra Art Antiguo, nombre de esta idea de negocio.

Mochilas arhuacas, con fibas plásticas obtenidas de bolsas reutilizadas.

Miel sostenible

Caso aparte son los estudiantes del grado noveno del Núcleo Escolar Rural de Quinchía, Risaralda. Ellos trabajan desde hace dos años en un proyecto enfocado en la producción y comercialización de miel de abejas en el marco de Escuela para el Emprendimiento BBVA, bajo la dirección de la 'profe' Alba Mery. En abril de este año llegó una profesora de química, quien aportó a esta idea un valor agregado: dar sabor a la miel a partir de extractos naturales de plantas aromáticas.

“Entonces buscamos diferentes maneras de sacar el extracto, hasta que con una olla a presión y una manguera, logramos obtener por medio de un proceso que se llama condensación el primer extracto que fue de limonaria. Después seguimos con toronjil y con romero, entre otras”, dice Santiago Restrepo, estudiante de grado décimo y director de Calidad de Productos Iener, una idea de negocio que ya se comercializa en la misma institución educativa entre los padres de familia y la misma comunidad de maestros.

“El aporte de Escuela para el Emprendimiento ha sido excelente, además del material formativo, la asesoría y el acompañamiento en el proceso pedagógico, al que los estudiantes han respondido de manera responsable y práctica, quedando en ellos la idea de formar empresa y tener una proyección más adelante como una opción de sostenimiento y microempresa familiar”, dice la docente Ana Silvia García.

Niños de Cuchilla, del Salado, trabajan en la creación de Bioplástico, una pasta endurecida con la que se puede trabajar en impresiones 3D y que puede tener otros usos industriales.

Ambiente de negocio

Hilo Dental fiesta: Un proyecto que nace en la IE Miguel Antonio Caro, de la vereda Cuchilla del Salado, a 10 minutos de Manizales (Eje Cafetero), y que consiste en sacar las fibras de los costales o estopas en donde se empaca grano o harina y procesarlas para obtener una seda dental económica, resistente y de buen sabor, con procedimientos científicos y de salubridad estrictos.

Bioplástico: En esa misma vereda otros estudiantes están trabajando con buenos resultados hasta el momento en la creación de un 'plástico' ecológico que se degrada con facilidad. Se trata de Bioplástico, una pasta endurecida con la que se puede trabajar en impresiones 3D y que puede tener otros usos industriales. Esta pasta la han obtenido de mezclar celulosa que obtienen por medio de la cocción de las cajas de huevos y almidón, en proporción 70-30 y que se forma luego de mezclar, dar forma y congelar por varias horas.

Briquetas ecológicas: una idea de negocio desarrollada en la IE El Naranjal, de Quimbaya, Quindío, en la que se utiliza todo el desecho del café, cáscaras, mucilago y pasilla. A través de la mezcla con otros ingredientes se obtienen unos leños que pueden reemplazar a los de madera para hacer combustión, aromatizar o como insecticida.