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Los fenómenos sociales que están cambiando nuestra forma de trabajar

El mundo cambia y con él lo hace también el mercado laboral. Las nuevas tecnologías, las exigencias de conciliación familiar o los cambios estructurales que experimenta afectan no solo al estado de bienestar y al crecimiento, sino también al empleo. En su último estudio, el Instituto BBVA de Pensiones analiza los fenómenos sociales que están provocando un cambio en la manera de ver el trabajo.

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Toda economía depende del funcionamiento del mercado laboral. Y el estado de bienestar, el crecimiento del país o incluso el mantenimiento del sistema de pensiones fallan si no existe una economía robusta que genere puestos de trabajo. Al fin y al cabo, cuanto mayor sea la tasa de empleo y el nivel salarial de una economía, mayores serán los ingresos destinados a la protección social. Por ello, para tener una economía sana y solvente es imprescindible analizar los fenómenos sociales que se están produciendo.

Cambios en la manera de trabajar y de entender el trabajo

En los últimos años se ha transitado de una economía agraria e industrial a una economía de servicios que, posteriormente, ha pasado a ser del comportamiento, la información y la tecnología

Además, las relaciones empresa-trabajador son más breves y fugaces. ¿Los motivos? El incremento de la movilidad; las fusiones, escisiones o adquisiciones de las empresas; los procesos regulatorios. Sin olvidar nuevas estrategias empresariales como la externalización de servicios o la descentralización productiva.

En esta línea, la globalización del mercado laboral genera un movimiento continuo de mano de obra y empresas. Y esto supone un reto para el estado de bienestar. Por otro lado, cada vez se exige mayor conciliación entre vida personal y vida profesional. Así, se han ido desarrollando nuevos modelos como el teletrabajo, el horario flexible o el trabajo a tiempo parcial.

Al mismo tiempo, la incorporación masiva de la mujer al mundo laboral representa un gran cambio. Ha aumentado, por lógica, el número de trabajadores que deben repartirse los puestos de trabajo. Y existen nuevas necesidades familiares en el hogar, que antes atendía la mujer. Asimismo, ha habido una reducción salarial generalizada en los últimos años. Esto provoca que los empleados que no obtienen rentas adecuadas necesiten una protección específica. Por último, cabe apuntar la influencia de las nuevas tecnologías. La informatización y la robotización provocan cambios, por ejemplo, en el proceso de producción.

En definitiva, las nuevas tecnologías, la conciliación familiar o la globalización están cambiando el modo de trabajar y de entender el empleo. Un reto para empresas y trabajadores, que deben buscar la manera de adaptar la vida profesional a las nuevas condiciones sociales.