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La agroecología tira de caballos para trabajar la tierra

La agroecología es un sistema que va más allá de producir alimentos sin contaminar la tierra. La temporalidad de los productos marca el ritmo de los cultivos. Tracción animal, hierbas locales para curar las plantaciones y acercar al cliente a la huerta para difundir esta filosofía son algunos de los pasos que han dado en La Coromina para demostrar que otro tipo de agricultura es posible.

Esta finca de 7 hectáreas situada a las afueras de la localidad gerundense de Albons nace como un proyecto de producción hortícola, “pero ecológico-sostenible, si no fuese así estaríamos produciendo otras cosas”. Lo aclara Joan Coll, a la cabeza de La Coromina junto a su mujer Teresa. Con la crisis de 2008, la empresa donde trabajaban cerró. “Siempre nos había interesado el tema de la producción de verduras y los huertos ecológicos, toda esa idea de producir alimentos de forma sostenible. Por otro lado, ya teníamos caballos y estábamos interesados en la tracción animal”, explica.

Esos fueron los pilares para iniciar un proyecto que empezó con una producción de 2 hectáreas y que actualmente da trabajo a ocho empleados de forma permanente. La temporalidad de los vegetales condiciona los cultivos: “Solo producimos verdura de temporada. La estacionalidad nos marca lo que producir en cada momento. Por ejemplo, ahora tenemos verduras de verano y estamos empezando a plantar todo lo que vamos a tener en invierno”, describe Joan, que defiende además el principio de lo que denomina soberanía alimentaria: “Cada persona tiene derecho a alimentarse con productos cultivados de forma sostenible y que sean saludables. Además, es muy importante que el consumidor conozca al productor de sus alimentos y que establezca con él una relación de confianza”.

Llevar la sostenibilidad al límite de sus posibilidades

Desde el punto de vista de la producción, Joan y Teresa intentan recuperar cualquier forma de trabajo saludable y sostenible. “Hacemos rotaciones de 4 años, es decir, no volvemos a repetir un cultivo en el mismo terreno hasta que no pasa ese tiempo”, relata. De esta forma mantienen el suelo saludable y logran que sea más fértil cada año.

Vista de los campos de cultivo de La Coromina con la localidad de Albons de fondo - La Coromina

Practican la agroecología como una visión holística de toda la producción dentro de un espacio limitado y lo gestionan como un ecosistema cerrado: no comercializan sus productos a más de 50 kilómetros de la finca y usan los recursos que les facilita su entorno. Otra muestra de esta forma de vida es el uso que dan a las hierbas aromáticas que crecen en la misma parcela. “Hacemos nuestro propio compost y mantenemos la fertilidad de nuestro suelo con nuestros propios medios, no usamos abonos químicos, ni herbicidas. Por ejemplo, hacemos infusiones de la planta de la bardada o de cola de caballo para acabar con el ‘mildiu’, un hongo que afecta a algunas plantas”, cuenta.

Por si esto pareciera poco, en La Coromina apuestan además por reducir al máximo el uso de maquinaria. “La producción de huerta con tracción animal es posible -en su caso con caballos-, es un sistema bastante eficiente si lo usas para lo que sirve”, afirma Joan aclarando que este sistema lo aplica a las tareas más delicadas como el desherbaje.

Tracción con caballos de La Coromina - La Coromina

Cierran el círculo sostenible con un sistema de retribución para los trabajadores de la finca que mantienen desde el origen. Se trata de “un escalado en el que a partir de un sueldo base fijado entre todos, nadie cobra cinco veces más del que cobra menos”. “Si nos va muy bien, el dinero restante se dedica a inversión, y si nos va mal nos recortamos todos. Este sistema nos ha ido bien desde hace 10 años, si bien es cierto que no hemos logrado llegar a la situación de superávit”, aclara.

Nuevas oportunidades tras la pandemia

A diferencia de la mayoría, la situación provocada por el coronavirus ha traído nuevas oportunidades para La Coromina. “Las cestas de verduras que llevábamos a domicilio se han duplicado estos meses”, concreta. La tienda virtual desde la que dan servicio ha visto crecer tanto la demanda que han tenido que limitar las entregas a domicilio. Cada jueves, Teresa actualiza la oferta de productos acompañándola de una propuesta para consumirlos de forma atractiva y a la vez nutricionalmente beneficiosa. Los clientes crean su propio pedido con un  mínimo de 20 euros.

Hay un interés creciente por los productos ecológicos, creemos que incrementando el consumo de productos vegetales, reduciendo los de origen industrial, y aumentando el ejercicio físico obtendremos un equilibrio que repercutirá en un sistema inmunitario más eficaz ante cualquier infección ”, subraya.

Una idea que tiene encaje perfecto con ‘Gastronomía Sostenible’, la iniciativa de BBVA y El Celler de Can Roca para promover hábitos de cocina saludable y de promoción de pequeños productores en España. Si los hermanos Roca ya eligieron en julio algunas de las verduras de La Coromina (tomate corazón de buey, berenjena, calabacín y apio) para elaborar un pollo con samfaina, en octubre han sido sus calabazas las que les han conquistado. Un bizcocho de azafrán con cabello de ángel de calabaza es la propuesta dulce de Jordi Roca para este mes.

Los productos de La Coromina se pueden adquirir a través del mercado virtual de su página web, disponible para un radio de suministro a 50 km de la finca. Adicionalmente, están tres días en el Mercat del Lleó de Girona y uno en el de Empuriabrava.