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Energía> Eficiencia Energética Act. 10 oct 2023

La guía del ahorro energético en el hogar

En el manejo de las finanzas personales existen una serie de gastos a los que es imposible escapar, ya que están ligados a elementos imprescindibles en nuestra vida cotidiana. La factura energética es uno de ellos. Electricidad, agua, gas y gasolina son los elementos que componen el gasto energético habitual de una familia y que suponen un porcentaje importante de los gastos mensuales de un hogar. De hecho, una gestión eficiente de estos recursos puede suponer la diferencia entre las deudas o el ahorro.

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En euros, la Comisión Europea calcula que si una familia media opta por las mejores opciones energéticas puede ahorrar hasta 1.000 euros al año sólo en gas y electricidad, lo que además ayudaría al medioambiente. Todo esto sin contar con la gasolina y el transporte, uno de los grandes ‘agujeros negros’ del presupuesto familiar. Y es que a la hora de poner al día las finanzas personales lo primero que hay que hacer es recortar gastos innecesarios. Tras esto, hay que optimizar los recursos disponibles, sobre en los que no se repara habitualmente, como es el caso de la energía.

La electricidad es uno de los grandes caballos de batalla del ahorro. Está presente en casi todos los ámbitos de la vida diaria, desde la cocina, hasta el televisor y otros aparatos electrónicos. También en la iluminación e incluso los sistemas de calefacción en algunos casos. Existen algunas normas básicas que casi todo el mundo contempla como apagar las luces de las habitaciones en las que no hay nadie, pero también hay otros trucos que pueden ser muy útiles para el ahorro energético.

Consejos para ahorrar energía en el hogar

Para reducir el consumo de energía en casa, hay que tener en cuenta varios frentes donde poder ahorrar. Poner atención en la temperatura a la que se pone la calefacción o revisar el aislamiento térmico del domicilio son algunos de ellos. También se recomienda el uso de bombillas de bajo consumo y aprovechar la luz natural siempre que sea posible. Con estos pequeños consejos no solo se reducirá la factura energética, sino que también contribuirás a la lucha contra el cambio climático.

1. Calefacción

Según la Guía práctica de la energía del Instituto para la Diversificación y el Ahorro de Energía (IDAE) la calefacción supone el 41% del consumo energético en un hogar durante todo el año, y eso que sólo se utiliza durante los meses de frío. Hay numerosas fórmulas de reducir el gasto (ver post “Al calor de un buen ahorro“), aunque las más efectivas son:

  • Revisar la instalación. Un aparato en mal estado puede disparar el consumo y además así se evitan gastos extraordinarios por roturas. El ahorro es de un 15%.
  • Una temperatura entre 19 y 21 ºC es más que suficiente para mantener una sensación térmica agradable
  • Instalar termostatos que regulen la temperatura. Si no son programables, mejor, ya que el ahorro es de entre el 8% y el 13%.
  • Apagar la calefacción por la noche.
  • Contar con un buen aislamiento puede evitar hasta un 50% de fugas de calor.
  • Ventilar la casa 15 minutos una vez al día suele ser suficiente para renovar el aire.
  • Apagar la calefacción de noche o bajar el termostato hasta los 16 ºC, al igual que durante las ausencias prolongadas.

2- Iluminación

“¡Las luces!” es una de las frases más repetidas por los padres a sus hijos para que aprendan este hábito y no hacen mal, ya que la iluminación supone el 9% del consumo energético del hogar. El ahorro en este apartado se compone más de pequeños cambios en el comportamiento que de grandes acciones:

  • Aprovechar la iluminación natural.
  • No dejar luces encendidas en estancias vacías.
  • Utilizar bombillas de bajo consumo, que consumen un 80% menos que las normales para un mismo nivel de iluminación y duran hasta ocho veces más. Eso sí, no son recomendables en lugares donde se encienda y se apague la luz de forma continuada.
  • Las lámparas electrónicas duran más y consumen menos que las lámparas de bajo consumo convencionales. Se distinguen de estas principalmente por el peso: las convencionales suelen pesar más de 400 gramos y las electrónicas pesan unos 100 gramos.
  • Instalar reguladores de intensidad luminosa de tipo electrónico.

3- Electrodomésticos

En los últimos tiempos han proliferado los anuncios que abogan por el uso de electrodomésticos ‘ecológicos’ o energéticamente eficientes. Existen nueve gamas diferentes desde los que menos consumen (A++) hasta los que más gastan (G) y la diferencia puede suponer multiplicar el gasto por 100 en un periodo de 15 años. Las cifras no son nada desdeñables teniendo en cuenta que el 12% del gasto en energía dentro de casa se debe a los electrodomésticos.

  • Elegir la categoría de menor consumo siempre es rentable a largo plazo. El mínimo debe de ser la clase A+.
  • Apagar los aparatos cuando no estén en uso y no dejarlos en “modo de espera” o “stand by”.
  • Desconectar los adaptadores que no estén utilizándose, ya que siguen funcionando (con menos consumo) aunque no transformen efectivamente la energía.
  • Utilizar regletas con interruptor.
  • Cuidar su mantenimiento limpiando una vez al año la parte de atrás permitirá que se deterioren menos y que el ventilador no tenga que trabajar a tanta potencia.
  • En el caso de los televisores, las pantallas LCD ahorran un 37% de energía respecto a los aparatos tradicionales.
  • En el caso de los ordenadores, conviene buscar la etiqueta “Energy Star” de eficiencia energética y apagarlo durante las ausencias prolongadas.
  • Para las lavadoras conviene trabajar siempre a carga completa o adquirir un equipo que permita trabajar a media carga.
  • En la lavadora, el programa de baja temperatura será casi siempre suficiente para dejar limpia la ropa.
  • La secadora consume más energía que un centrifugado. Es mejor utilizar el calor del sol para llevar a cabo esta tarea.

4- Cocina

La cocina es uno de los “puntos calientes” del ahorro energético, incluso excluyendo la lavadora y secadora, que muchas veces también están situadas en ese mismo espacio. En ella se consume el 11% de la energía del hogar, pero por fortuna reducir el gasto es relativamente sencillo.

  • El listado de herramientas de cocina según su eficiencia energética es el siguiente: microondas, cocina con olla a presión, cocina tradicional y horno. Las ollas a presión ahorran mucha energía y tiempo.
  • Aprovechar el calor residual de las cocinas eléctricas. Es decir, apagar el ‘fuego’ un poco antes de terminar de cocinar.
  • La cocina de gas es más eficiente que la eléctrica.
  • Utilizar el frigorífico con sentido común: no abrir la puerta de forma innecesaria, asegurarse de que el aislamiento funciona y colocarlo lejos de las fuentes de calor como el horno o la cocina.
  • Descongelar el frigorífico cuando la capa de hielo alcance los 3 milímetros de espesor puede ahorrar hasta un 30% de energía.
  • Para el frigorífico una temperatura de 6 ºC en el comportamiento de refrigeración y de -18 ºC en el de congelación son suficientes.
  • Respecto al lavavajillas, su mayor gasto (80%) se produce al calentar el agua, por lo que los programas de ahorro que lavan a menor temperatura suponen un importante ahorro.
  • No utilizar el lavavajillas hasta que esté completamente lleno a no ser que tenga la opción de ponerlo a media carga.

5- Aire acondicionado

El enorme gasto que por sí solo produce este aparato se merece mencionarlo a parte. Una correcta utilización durante los meses de verano (e invierno quien lo utilice como sistema de calefacción) puede suponer grandes ahorros.

  • Elegir un aparato de acuerdo a las necesidades concretas vigilando especialmente la potencia que necesita.
  • Una temperatura de 25 ºC suele ser suficiente para tener una agradable sensación.
  • Limpiar el filtro cada 15 días para no sobrecargar el motor.
  • Apagar el aparato una vez esté la estancia refrigerada y encender el modo ventilador.
  • Revisar el aparato cada dos años.

6- Agua

Al margen del gasto eléctrico y de gas este el otro gran “agujero” de la casa. El nivel de ahorro en este apartado dependerá de la región concreta y del precio del agua en la misma, aunque siempre conviene ser lo más cuidadoso posible, porque el agua es uno de los bienes más preciados y escasos.

Existen multitud de formas de ahorrar en el consumo de agua, algo que a su vez incidirá en el gasto energético (especialmente el eléctrico). Entre ellos destacan:

  • No lavar los platos, la vajilla y los utensilios de cocina a mano. El uso del lavavajillas es más eficiente desde un punto de vista energético.
  • Cerrar los grifos cuando no se estén utilizando (sobre todo al afeitarse, cepillarse los dientes o en el lavado).
  • Revisar la instalación, ya que pueden existir pequeñas fugas. Las tuberías deben de estar bien aisladas.
  • Los sistemas de acumulación de agua caliente son más eficientes que los de producción instantánea.
  • Un termostato en la ducha puede ahorrar hasta un 6% de energía.
  • Una temperatura en 30 ºC y 35 ºC es suficiente en la ducha.
  • Utilizar la ducha en lugar de la bañera.
  • Utilizar un cabezal de ducha de bajo consumo.

Observar todas estas pequeñas indicaciones, la mayoría de las cuales son bastante fáciles de cumplir y no implican ningún tipo de inversión se puede equiparar a contar con una paga extraordinaria más al año en términos económicos. Todo es cuestión de probar.

Convierte tu casa en un hogar eficiente

Además de todos estos consejos, ahorrar es más fácil si tu casa es un hogar eficiente energéticamente. Por ello, a la hora de adquirir una vivienda, es importante fijarse en un factor clave: su sostenibilidad. Para facilitar el acceso a este tipo de casas, BBVA pone a disposición de sus clientes de España una hipoteca especial para viviendas sostenibles. Conoce aquí todos los requisitos necesarios para poder solicitarla.

Si, por el contrario, ya tienes tu vivienda y quieres convertirla en un edificio eficiente energéticamente, también puedes hacerlo. BBVA dispone de un simulador de préstamos personales donde podrás calcular cómo financiar tu proyecto de reforma para hacer de tu casa un hogar más eficiente y así poder ahorrar dinero al mismo tiempo que cuidas el planeta.