Los cuatro minutos mágicos de Cristiano Ronaldo en el clásico ante el Barcelona

La vida son instantes, chispazos que deben ser aprovechados. Eso hizo Cristiano Ronaldo, un jugador que no transmite indiferencia y un hombre que vive constantemente en el alambre. Apenas deja medio milímetro entre crítica y elogio. Una asistencia en un gol anulado, un chut escupido por el larguero y un gol para la posteridad. Todo en 240 segundos, con millones de personas pendientes. Todo frente al Barcelona en el Camp Nou. Tres acciones del pasado que marcan y dejan huella en el futuro.
Los focos del clásico buscaban a Cristiano y a Messi pero su fútbol no brillaba. Apenas destellos puntuales. Un cambio de ritmo por aquí, un regate por allá e incluso algún disparo para certificar que estaban sobre el césped. Pero hay momentos en los que uno se encuentra en su elemento y todo gravita a su alrededor. El sitio justo en el momento adecuado, y ahí emergió sobre el resto la imperial figura del portugués para reivindicar talento y orgullo de campeón.

Cristiano reinó en territorio de Messi
Con empate en el marcador, Sergio Ramos cambió el color de la cartulina y el blanco de la camiseta mutó a negro para muchos aficionados. El Real Madrid jugaba con 10 ante el eterno rival y no pocos firmaban las tablas. Pero Cristiano está hecho de un material diferente y torciendo el gesto se juró lograr el más difícil todavía.
El equipo creció en torno a su figura. Mariscal de campo, Cristiano miró el electrónico que reflejaba el minuto 36 y pidió el balón a Marcelo. Se paró en seco para levantar la cabeza poniendo un balón franco que Bale cabeceó a la red tras superar en el salto a Jordi Alba. Gol, cantó y celebró el madridismo, también él, pero en su carrera hacia la gloria escuchó un silbato. No hubo que mirar atrás. Falta del galés y alegría cercenada.
No hay gloria sin riesgo
Un minuto, nada más. El grito ahogado del gol se convirtió en rabia y el 7 quiso vengar la afrenta. El portugués asomó por el área de nuevo y probó fortuna. Con Claudio Bravo superado, sólo el larguero se interpuso entre Cristiano y la gloria.

Décimo gol de Cristiano Ronaldo en el Camp Nou
Los aficionados del Barcelona lucían sonrisa ante los fallos pero el ambiente rezumaba tragedia. Nadie quería perderse el desenlace, fuera el que fuese y ningún aficionado dejaba vacante su asiento en el Camp Nou.
Ronaldo olió el miedo y se dispuso a cazarlo. Llegó el instante que había dibujado en su mente y que cambiaría el curso del partido. Minuto 40, 85 de partido, y los papeles del gol anulado se cambiaron. Todo estaba en el sitio que Cristiano había soñado.
Bale apuró por el costado izquierdo, envió un balón al área que cayó con nieve y que Cristiano amortiguó con el pecho como Hércules. Dani Alves se pasó de frenada apareciendo la luz entre tinieblas. Claudio Bravo salió para tapar arco pero Cristiano conocía su destino y el del Real Madrid. Gol, proeza y victoria.

Cristiano y Bale celebran el gol del portugués ante el Barcelona
No se escucharon silbidos. El Camp Nou enmudeció de pronto. Durante unos instantes reinó un silencio que fue quebrado por los gritos desde el banquillo del Real Madrid y el famoso 'siuuuuuu' de Cristiano.
El portugués, en su carrera reivindicativa, se señaló a sí mismo bajando también el dedo índice hacia el césped. -Yo aquí, de nuevo, en casa de Messi, así que tranquilos que hoy reino yo-, pareció decir Cristiano en su lenguaje textual mientras ahora sí, el Camp Nou le increpaba. Al menos una gran parte mientras otra aprovechaba para hacer fotos y vídeos de un momento único.
Llegaron amigos y compañeros al córner donde se celebraba algo más que un gol y una victoria. Todos se fundieron en un abrazo de unidad que lleva meses necesitando el equipo. Cristiano y el Real Madrid lograron una hazaña que mantiene al luso en el altar del madridismo, pero también a Zidane en su primer gran partido como entrenador del 'Titanic' blanco.