El autor del tanto decisivo en Montilivi tiene apellido de esos históricos. Kenan Kodro, hijo del inolvidable Meho Kodro, se convirtió en el héroe de un equipo que ha cuajado un play-off inmaculado: cuatro partidos, cuatro victorias.

Un gol que hace prácticamente renacer de sus cenizas a un Osasuna que perdió la máxima categoría el 18 de mayo de 2014 tras catorce temporadas consecutivas en la nobleza del fútbol nacional.

No era candidato claro para el ascenso hasta hace cuatro días, como quien dice, pero su tesón y espíritu de pelea les hace volver a ser de Primera. Un camino que comenzó con un descenso, unas cuentas en un rojo más intenso que su camiseta y un coqueteo con la Segunda B.

El conjunto navarro ha tenido que competir con limitaciones económicas y deportivas para salir de un túnel en el que ahora queda el Girona. Un conjunto que de nuevo se para a las puertas y tendrá que esperar una nueva oportunidad.

La que sí le ha llegado a Osasuna. En 2014 reestructuró su deuda con Hacienda, se deshizo de jugadores de alta ficha y apostó por la cantera. Esa limitación deportiva de 18 fichas profesionales no le ha impedido estar prácticamente toda la temporada en puestos de play-off y con opciones reales.

Enrique Martín, técnico navarro, volvió a obrar el milagro evitando el descenso a Segunda B la temporada pasada y sellando el ascenso en ésta. 35 de las 42 jornadas entre los seis primeros y 8 de ellas comandando la tabla.

Veteranos con compromiso total y jóvenes canteranos con ilusión ha sido el cóctel que le ha dado el éxito a Osasuna. Nàstic y Girona han sido las víctimas en el play-off. Séptimo ascenso en 96 años y el firme deseo de quedarse durante muchos años entre los mejores.

El impulso económico del reparto televisivo será clave para que los rojillos respiren y, sin perder el rumbo, sigan viajando en el tren de los grandes.