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Blockchain 28 ene 2019

¿Qué son las 'stablecoins' y para qué sirven?

Las conocidas como ‘criptomonedas estables’, como Tether o DAI, han surgido para tratar de reducir la volatilidad de monedas virtuales como 'bitcoin' o 'ether'.

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En el contexto actual, las criptomonedas de referencia como 'bitcoin' o 'ether' siguen caracterizadas por una fuerte volatilidad, por lo tanto su uso y la inversión en ellas siguen estando relegados a un ámbito de elevado riesgo, marcado por la escasez de garantías. En este contexto, los instrumentos financieros asociados a ‘blockchain’ evolucionan constantemente para encontrar soluciones a los retos a los que aún se enfrenta la tecnología. Un ejemplo de los últimos esfuerzos para reducir la volatilidad de las monedas virtuales es la creación de las ‘stablecoins’.

Este nuevo tipo de criptomonedas son ‘tokens’ que están asociados al valor de una moneda ‘fiat’ (como el dólar o el euro), a bienes materiales como el oro o los inmuebles, o a otra criptomoneda. También hay ‘stablecoins’ que no están asociadas a ninguna otra moneda sino que están controladas mediante algoritmos para mantener un precio estable. La principal motivación para crear una ‘stablecoin’ es tratar de dar refugio a los inversores en momentos de volatilidad.

Tipos de ‘stablecoins’

Entre las ‘stablecoins’ existen dos grupos diferenciados que emplean estrategias distintas para reducir la volatilidad: por un están lado las denominadas ‘colateralizadas’ (o respaldadas), que están asociadas a otro valor externo (ya sea una moneda ‘fiat’, otra criptomoneda u otros bienes) para teóricamente aportarles estabilidad.

Dentro de este primer grupo, encontramos tres categorías:

  • Respaldadas con monedas ‘fiat’

En esta categoría están Tether y TrueCoin, ambas respaldadas por el dólar estadounidense y gestionadas por sendas empresas que ejercen de entidad central. El caso de Tether es uno de los de mayor éxito: construida en 2014 con tecnología abierta de ‘blockchain, su participación ronda actualmente los 2.600 millones de dólares.

Para utilizarla, los clientes pueden depositar dólares estadounidenses en la plataforma y recibir a cambio ‘tokens’ de la compañía, llamados USDT,  que pueden utilizar como cualquier otra criptomoneda, ya sea para intercambiar bienes en las plataformas digitales que la acepten o para invertir. La compañía afirma que cuenta con suficientes dólares “de reserva” que sirven de garantía de depósito para los usuarios de la plataforma. La idea es que, siempre que lo deseen, los usuarios deberían poder volver a intercambiar sus USDT por dólares sin verse afectados por fluctuaciones de precio como las que suelen darse en las otras criptomonedas gracias a que el precio de estas criptomonedas está virtualmente “anclado” al del dólar.

No obstante, han surgido dudas en torno a esta compañía ya que no existen evidencias concretas de que realmente cuenten con los dólares suficientes para cubrir las reservas de todos los ‘tokens’ que ahora mismo tienen un circulación: unos 2.000 millones.

  • Respaldadas con otra criptomoneda

Dentro de este grupo están las ‘stablecoins’ más controvertidas, ya que emplean otras criptomonedas para mantener su valor estable. Existen distintos mecanismos para perseguir este objetivo.

Un ejemplo es DAI, una criptomoneda que emplea la plataforma Ethereum y el valor del 'ether' para mantener su criptomoneda “pegada” a la del dólar. En este caso los usuarios no compran directamente la criptomoneda DAI, sino que la “generan” a cambio de 'ethers' que intercambian en la plataforma a modo de depósito. Para evitar que la fluctuación del 'ether' produzca volatilidad en su ‘stablecoin’, los usuarios deben dejar en depósito más 'ethers' de los necesarios. A este mecanismo se le llama “sobrecolateralización” e implica dejar un exceso de depósito a cambio de algún tipo de financiación para reducir el riesgo. De esta forma, los usuarios podrían “protegerse” de la posible caída del valor de esta criptomoneda.

  • Respaldadas con otros bienes (oro, inmuebles, etc.)

En estos modelos la criptomoneda mantiene su valor estable al “anclarlo” al precio de un bien como el oro. Es el caso de G-Coin, una plataforma de ‘tokens’ que equivalen a un gramo de oro físico cada uno. La compañía asegura que el oro está almacenado de forma segura y que emplean ‘blockchain’ para garantizar que el material procede de zonas libres de conflicto. Según la firma, sus ‘tokens’ pueden intercambiarse por oro físico, emplearse como depósito de valor o usarse como otras criptomonedas para realizar determinados pagos digitales.

Controladas por algoritmos

En segundo lugar, existe el grupo de ‘stablecoins’ ‘no colateralizadas’ (o no respaldadas) que no están asociadas a ningún valor externo, sino que emplean únicamente algoritmos para evitar las fluctuaciones de precio. En estos modelos, es la propia cadena de bloques la que controla la volatilidad de las monedas mediante algoritmos y ‘smart contracts’.

Un ejemplo de este grupo es USDX, que emplea algoritmos para mantener el precio del ‘token’ “pegado” al del dólar para controlar su estabilidad. En este caso, el sistema opera de manera descentralizada gracias a ‘smart contracts’ que regulan su funcionamiento.

Basecoin, por su parte, es un prueba de que las criptomonedas aún son incompatibles con ciertas regulaciones estatales. Su ‘stablecoin’, 'basis', contaba con el respaldo, además de los ‘smart contracts’, de un conjunto de algoritmos que replicaba la política monetaria de un banco central, pero el pasado 13 de diciembre sus creadores se vieron en la obligación de anunciar que daban por terminado el proyecto, devolviendo los 133 millones de dólares ya levantados, al ser conscientes de que no iban a poder salvar los obstáculos presentados por la regulación estadounidense.

Las ‘stablecoins’ se encuentran aún, a la vista está, en un estado incipiente, y como tal aún no ofrecen garantías suficientes como vías de inversión. Pero con el paso del tiempo y el perfeccionamiento de sus diferentes modelos podrían llegar a reunir un mayor capital que el que mueven ahora 'bitcoins' o 'ripples'.