Los smartphones baratos fabricados en China desafían al mercado
Apple y Samsung, tened cuidado. Hoy en día casi cualquiera puede fabricar un teléfono inteligente. El objetivo de estas compañías chinas: "fabricar teléfonos inteligentes asequibles aunque aún no sean tan buenos como el iPhone".

Hace poco más de un año, Liang Liwan, un emprendedor de 38 años, no fabricaba teléfonos inteligentes. Este año espera producir 10 millones. La empresa de Liang, Xunrui Communications, compra componente de teléfonos inteligentes y se los suministra a varias fábricas pequeñas en los alrededores de Shenzhen, en el sur de China. Allí, habilidosos trabajadores montan las partes para fabricar teléfonos inteligentes básicos que se venden por unos 50 euros.
El año pasado los fabricantes de teléfonos inteligentes fabricaron unos 700 millones de aparatos. Pero el mercado ha adoptado la forma de una mancuerna. Por un lado están los nombres conocidos como Apple y Samsung, que venden teléfonos caros que van de los 225 a los 450 euros; por otro, varios cientos de marcas chinas poco conocidas que se proveen en mil o más pequeñas fábricas.
El cambio comenzó en 2011, cuando los fabricantes de chips de ordenadores empezaron a hacer venta directa de circuitos integrados, los procesadores que son el cerebro de un teléfono táctil. Eso, unido al sistema operativo gratuito de Google, Android, hizo que la producción de teléfonos inteligentes fuese mucho más fácil de acometer.
Esta avalancha de aparatos baratos podría dañar las perspectivas de fabricantes en dificultades como Nokia y también puede forzar a Samsung y a Apple a ofrecer modelos más baratos. "Han alcanzado su tope", afirmó Liang durante una entrevista cerca de su despacho en Shenzhen, que se ha convertido en un centro neurálgico para los fabricantes de electrónica. "Estamos cerca de tener el mismo nivel en técnicas de fabricación. A partir de ahí la única diferencia será el coste y la marca".
Empresas chinas más grandes, como Lenovo y Huawei, también han invadido el mercado chino con teléfonos de gama media que cuestan alrededor de 200 dólares (unos 150 euros). El año pasado Lenovo se hizo con un 12% del mercado chino.
Cómo es el proceso de fabricación
Los teléfonos de Liang son de los baratísimos. Los construyen en varias fábricas de Shenzhen, como Shenzhen Guo Wei Global Electronics, un edificio anodino que abrió en 1991 como fabricante de teléfonos fijos y equipos de audio. En Guo Wei, jóvenes ingenieros de Xunrui se relajan fumando y bebiendo Coca-Cola caliente mientras juegan a videojuegos en varias marcas de portátiles. Un piso más arriba, pasado un detector de metales y dentro de un recinto en el que aire a presión sopla el polvo y otras impurezas de las batas azules de los trabajadores, están las cadenas de producción; son cinco, cada una de ellas con 35 trabajadores jóvenes capaces de soldar y empaquetar 3.000 teléfonos inteligentes al día.
Guo Wei ha tenido que hacer algunas inversiones para entrar en el campo de los teléfonos inteligentes, incluyendo importar equipo de inspección de soldaduras desde Corea. Montar una cadena de producción cuesta unos 1,6 millones de dólares, según Li Li, gerente de producción en la fábrica que nos mostró los equipos.
"Las técnicas son muy complicadas en comparación con los modelos más antiguos de teléfonos", afirma Li, que se incorporó la fábrica hace 17 años para trabajar en un departamento que se dedicaba a reparar teléfonos fijos.
Pero la verdadera razón para pasarse a los teléfonos inteligentes fue que el año pasado los grandes fabricantes de chips, incluyendo MediaTek y Spreadtrum, cuya sede está en Taiwán, empezaron a ofrecer sistemas "llave en mano": diseños de teléfonos más un circuito integrado con Android y otro software preinstalado. Spreadtrum afirma que probablemente venda 100 millones de unidades este año.
Cada circuito integrado cuesta de unos 3,8 a 7,6 euros, dependiendo del tamaño de la pantalla del teléfono y de otras características. En total, explica Liang, el coste de fabricación de un teléfono inteligente es de unos unos 30 euros. Afirma que puede fabricar hasta 30.000 teléfonos inteligentes al día para marcas como Konka Mobile y para operadores como China Unicom.
China, el mayor mercado
En Estados Unidos, el elevado coste de un teléfono inteligente se suele encubrir por parte de las operadoras, que ofrecen grandes descuentos si los consumidores firman un contrato. En China sucede lo mismo. Liang afirma que sus teléfonos se venden por unos unos 50 o 57 euros, pero pueden costar solo unos 26 euros con un contrato.
Eso convierte a China, ahora mismo el mayor mercado mundial para teléfonos inteligentes, en un sitio exigente para competir para las marcas extranjeras. Apple tiene el 38% de las ventas de los teléfonos inteligentes en Estados Unidos, pero su cuota en China es del 11% y bajando. Google ha tenido problemas aún mayores para ganar dinero. Aunque los aparatos usan Android, no suelen venir con las aplicaciones y la herramienta de búsqueda de Google instaladas.
Liang afirma que su objetivo es fabricar teléfonos inteligentes asequibles aunque aún no sean tan buenos como el iPhone. Eso significa que la cámara y la pantalla LCD quizá no sean las mejores y la vida útil de la batería quizá sea más corta. "Siempre uso la palabra 'aceptable'", afirma. "Muchos usuarios solo necesitan un producto aceptable . No necesitan un producto perfecto".
Lo que sí es cierto, según Liang, es que la calidad de los teléfonos que producen sus fábricas aumentará. "En la parte baja de la escala no hay beneficios", explica. "Todo el mundo está intentando mejorar sus técnicas".