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Tres falsos mitos sobre la inversión sostenible

Según Alberto Estévez, de BBVA Asset Management, la inversión sostenible es “la integración de criterios ambientales, sociales y de gobierno corporativo en la toma de decisiones de inversión”. De este modo, maximiza el perfil de rentabilidad-riesgo a la vez que contribuye a un mundo más sostenible. Sin embargo, identifica tres falsos mitos que se han construido alrededor del concepto ‘inversión sostenible’.

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El primero es considerarlo únicamente bajo criterios ambientales cuando estos solo son una parte. Por tanto, se debe de incluir también los criterios sociales y los de gobierno corporativo. El accionista no busca solo un fin, sino que el propio proceso o gestión de la empresa (‘management’) esté en línea con sus valores. Por ejemplo, no solo se busca luchar contra el cambio climático o contribuir a la eficiencia energética, sino que la empresa tenga un Consejo de Administración independiente o que muestre transparencia en las remuneraciones o en la toma de decisiones. Estos son criterios de gobierno corporativo. En cuanto a los criterios sociales, hay que alejarse primero de la antigua concepción de que el objetivo de una empresa es únicamente el máximo beneficio y el de los accionistas.

El segundo mito es considerar que la inversión sostenible es una especie de filtro de exclusión. Todo lo contrario: se debe considerar como proceso de integración. Se busca que determinadas compañías mejoren su gobierno corporativo. Por ejemplo, que ciertas empresas petroleras o eléctricas diversifiquen e inviertan en energías renovables. De este modo, la propia exclusión de empresas que practican actividades intrínsecamente dañinas para la sociedad no perjudica al inversor, sino que se convierte en un instrumento que contribuye a un mundo más sostenible. Así, el impacto ambiental o social viene alineado con la rentabilidad.

Alberto Estévez, de BBVA Asset Management.

El último mito es considerar que la inversión sostenible se circunscribe al ámbito de la renta variable. Los criterios sostenibles también se utilizan en la inversión en renta fija, tanto de gobiernos como de empresas. En el caso de la deuda pública , factores como la educación, la salud, la libertad de expresión u otros derechos de la población señalan el nivel de desarrollo de un país.. Esto es parecido a lo que puede ocurrir en una compañía privada. Una mala política en materia de sostenibilidad puede afectar a la economía de un país y puede provocar una bajada de 'rating' e incluso una suspensión de pagos. Lo mismo puede suceder en el caso de la deuda de compañías con una mala gestión en materia de sostenibilidad. En resumen, estas características son muy relevantes para el proceso de toma de decisiones de inversión.