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Análisis económico Act. 23 ene 2018

China sigue ganando terreno en América Latina en lo comercial y financiero

En la última década China ha proporcionado financiamiento a América Latina por un total que supera los 141.000 millones de dólares, monto superior al recibido por instituciones como el BID o el Banco Mundial. De igual forma, la inversión extranjera directa superó los 25.000 millones de dólares en 2017, en tanto que el comercio se recuperó. Así lo indicó la Cepal en un informe presentado este lunes en Santiago de Chile, en el marco de la II Reunión de Ministros de Relaciones Exteriores del Foro CELAC-China.

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Según el documento 'Explorando nuevos espacios de cooperación entre América Latina y el Caribe y China', los principales países receptores del financiamiento del país asiático tienen la particularidad de contar con importantes yacimientos de hidrocarburos, por lo que en algunos de los acuerdos se incluyó como contrapartida el compromiso de venta de productos petroleros dentro de las condiciones de los préstamos conferidos. La mayoría de los recursos fueron para Venezuela (44%), Brasil (26%), Ecuador (12%) y Argentina (11%).

Más de la mitad de los préstamos están dirigidos al sector de infraestructura, casi un tercio a la extracción de hidrocarburos y la distribución y generación de energía, y el resto al financiamiento del comercio, apoyo presupuestario y otros proyectos mixtos.

El intercambio comercial vuelve a crecer

Comercio de China y América Latina según la Cepal

La Cepal señala que entre China y América Latina el comercio se multiplicó por 22 veces entre 2000-2013 y que en 2017 se intercambiaron bienes por un valor de 266.000 millones de dólares, lo que indica un crecimiento de 16%, después de tres años de caídas en el valor del intercambio. Destaca el valor de los envíos regionales a China, con una expansión estimada en un 25%.

El informe indica que la relación comercial con China sigue siendo deficitaria para la región y el déficit proyectado para 2017 es cercano a los 67.000 millones de dólares. Según las proyecciones, el año pasado China fue el destino del 10% de las exportaciones de bienes de la región al mundo y el origen del 18% de sus importaciones, por lo cual estaría cerca de desplazar a la Unión Europea como el segundo principal destino de los envíos regionales, que lidera Estados Unidos.

Sólo cuatro países de la región registran superávit en su comercio con China: Brasil, Chile, Perú y Venezuela. México está en el otro extremo, pues mientras solo el 1,4% de las exportaciones de 2016 se dirigieron al país asiático, el 18% de sus importaciones provinieron de esa economía.

De igual forma, el documento llama la atención de que tan solo cinco productos, todos ellos básicos (porotos de soja, mineral de hierro, mineral de cobre, cobre refinado y petróleo), representan el 70% del valor de los envíos de la región a China y la lista de los 20 principales productos exportados provienen de la minería, hidrocarburos y algunos productos agrícolas y forestales, en tanto que los únicos bienes industriales son las cajas de cambio y automóviles.

La Cepal considera que la agricultura ofrece un importante potencial para diversificar las exportaciones regionales a China. Se trata de un sector que ha ido ganando terreno y que hoy ya representa el 30% de las exportaciones regionales a ese país y el 26% de las importaciones provenientes de esa nación asiática.

Se diversifica la IED

De acuerdo con las cifras de la Cepal, la Inversión Extranjera Directa (IED) China hacia la región aumentó en 2017, superando los 25.000 millones de dólares, y comenzó a diversificarse hacia nuevos sectores como alimentos, telecomunicaciones y energías renovables.

El informe explica que la IED proveniente de China ha mostrado un fuerte grado de concentración en sectores como la minería y los hidrocarburos que representan alrededor del 80%, pero también en países de destino como Brasil, Perú y Argentina, que han recibido el 81% de los recursos entre 2005 y 2017.

El organismo plantea la necesidad de que la región diversifique tanto los flujos de comercio como la inversión extranjera con China, así como aprovechar las capacidades técnicas y financieras de ese país para reducir el déficit de infraestructura, así como la cooperación en temas sociales para eliminar la pobreza.