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Estrategia y gestión 14 nov 2025

Cómo crear una empresa: pasos básicos para emprender

Montar un negocio propio es un sueño compartido por miles de personas que buscan independencia, desarrollo personal y la posibilidad de dar forma a sus ideas. Emprender no solo implica poner en marcha una empresa, sino también asumir el reto de transformar una visión en una realidad que aporte valor a la sociedad. Desde identificar una oportunidad hasta consolidar un modelo sostenible, crear una empresa es un camino que combina estrategia, pasión y conocimiento. Pero, ¿cómo empezar?

Los expertos de la Cámara de Comercio Española explican que una vez que se ha tomado la decisión de emprender, el siguiente paso es concretar la idea: darle forma al negocio a través de un plan empresarial.

Un plan empresarial tendrá que tener:

  • Características del mercado: un estudio sobre las oportunidades y el estado actual del sector en el se quiere emprender. Conocer a la competencia es un factor que definirá la hoja de ruta y el éxito de una idea.
  •  DAFO: conocer las Debilidades, Fortalezas, Amenazas y Oportunidades es un paso importante para poner en contexto el proyecto. Un análisis sincero del negocio ayudará a evitar problemas.

Luego se le tiene que dar forma a la empresa:

  • Estructura jurídica: establecer una estructura jurídica (autónomo, Sociedad Limitada, cooperativa, etcétera) es un paso importante para definir la responsabilidad del empresario en temas como el pago de impuestos, gestión empresarial, recursos humanos.
  • Cuenta bancaria: abrir una cuenta bancaria exclusiva para la empresa ayudará al empresario a separar el negocio de las finanzas personales. En el registro del banco, deberán de constatar los datos del socio o los socios, así como las aportaciones realizadas Esto servirá para acreditar el capital social en la fundación del emprendimiento.
  • Estatutos sociales: son la base de cualquier compañía. Allí se recoge información como el capital, el domicilio social, el órgano administrativo, el reparto de dividendos (si los hubiese) y el proceso de disolución de la firma.
  • Trámites: en algunos países, para crear una empresa es necesario acudir al notario para su escritura. Posteriormente, se tiene que registrar ante la autoridad hacendaria. Muchos empresarios dan de alta a su empresa en el registro de Patentes y Marcas.
  • Objetivo: los expertos indican que es necesario ponerse un objetivo, una meta a alcanzar a corto plazo. Podría ser una meta en temas como: ventas, facturación, clientes conseguidos. En ese periodo breve (que puede ser de seis meses, por ejemplo) podrá servir al empresario para corregir errores y valorar la continuación del proyecto.

¿Por qué son importantes las empresas en la sociedad actual?

Las empresas están por todos lados. Son la peluquería al lado de casa, la tienda de alimentos donde se hace la compra, el sitio en el que reparamos el móvil o el lugar donde compramos por internet. Son el motor de cualquier economía. Pueden ser grandes consorcios, negocios familiares o pequeños emprendimientos.

Operan en varios países o en solo una región. Tienen miles de sucursales (como las franquicias de restauración) o se especializan en un nicho específico de la sociedad, como la venta de ropa para un público determinado. “Las empresas son el pilar invisible del progreso”, resalta Gómez López. Además de crear empleo, canalizan el conocimiento hacia la acción. “Inventan, descubren, compiten, mejoran procesos y elevan el nivel de vida”, indica.

“Las empresas crean valor, riqueza o utilidad, satisfacen necesidades de la población, tienen un valor económico (obtención de unos resultados) y un valor social (empleo, salarios, seguridad, para los stakeholders o grupos de interés”, resume Danvila, de la Complutense. Pero, sobre todo, permiten que cada persona (o grupo de personas) pueda tomar las riendas de su destino económico.

Desarrollo histórico de las empresas

A lo largo de la historia, la figura de la empresa ha evolucionado. Antiguamente, eran pequeños talleres artesanales y gremios, donde maestros oficiales y aprendices trabajaban manualmente para producir bienes. A medida que la economía global se expandió, se crearon instituciones más robustas como las Compañías de Indias (cuya riqueza procedía del comercio de bienes, las colonias y el control de rutas), que son las primeras sociedades comerciales en forma de las que se tiene noticia.

Luego se dio una gran transformación. La máquina de vapor dio por inaugurada la Revolución Industrial y con ello aparecieron nuevas tecnologías como la mecanización textil, la siderurgia, los ferrocarriles. Las empresas dejaron de ser solo  talleres, aunque no desaparecieron. Muchos de ellos se convirtieron en fábricas mecanizadas con producciones a gran escala.

En el siglo XX, el crecimiento de las industrias exigió cada vez más capital. Para financiar estas actividades, surgieron las bases del sistema financiero actual: con sociedades anónimas (forma jurídica que permite a la empresa dividir su propiedad en acciones), mercados bursátiles (que abrió la puerta a mayores recursos) y la banca de inversión, que actúa como intermediaria entre las empresas y los inversores.

Con la llegada del mundo digital, llegó también un cambio radical: nacieron los emprendimientos disruptivos ('startups'), compañías con alto potencial de crecimiento global y una alma completamente digital.

Las empresas que tienen éxito en el mercado son aquellas que están construidas desde la confianza, donde sus trabajadores pueden aprender, crecer, asumir riesgos y cosechar los frutos de sus decisiones.