De unicornios a titanes tecnológicos: la evolución a decacornios y hectocornios
Los unicornios (empresas valoradas en más de 1.000 millones de dólares) han dejado de ser un 'rara avis' en el ecosistema emprendedor. Pero alcanzar esta categoría no significa el final de su camino. Los decacornios (empresas con una valoración superior a 10.000 millones) y hectocornios (100.000 millones) marcan una nueva etapa de impacto global para estas empresas de alto crecimiento, que señala la madurez del capital riesgo, el auge de sectores como la inteligencia artificial y las disparidades regionales en financiación, regulación y talento.
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La transformación del ecosistema emprendedor en nuevos 'estatus' de valoración refleja tanto la madurez del capital riesgo como el impacto y auge de sectores como la inteligencia artificial. Pero también pone de manifiesto las asimetrías regionales en lo que se refiere a capital, regulación, mercado interno y acceso al talento.
En 2013, la fundadora del fondo de inversión Cowboy Ventures, Aileen Lee, acuñó el término unicornio para referirse a aquellas empresas de base tecnológica con una valoración superior a 1.000 millones de dólares sin cotizar en bolsa. Una década después, el término ha quedado corto para definir a empresas como OpenAI, Stripe o ByteDance, cuya valoración ha superado con creces esa cifra.
Los decacornios son empresas privadas que han alcanzado una valoración de al menos 10.000 millones de dólares. Los hectocornios, por su parte, representan una categoría aún más selecta: compañías valoradas por encima de los 100.000 millones de dólares. Según el informe 'Global Top 100 Unicorns', elaborado por PwC, existen 44 decacornios comparados con los 26 que existían en 2021 y 2 hectocornios.
Estos gigantes no son solo más grandes, sino también más resilientes, más intensivos en capital y con un impacto potencial mucho mayor en sus sectores. Representan el vértice de la pirámide emprendedora global y, en muchos casos, son precursores de futuras salidas a Bolsa multimillonarias o adquisiciones estratégicas.
De unicornios a decacornios y hectocornios: el camino hacia la élite
Para las empresas de alto crecimiento convertirse en decacornio o hectocornio es el resultado de una combinación de financiación, respaldo de inversores institucionales, modelo de negocio escalable y liderazgo en sus sectores. Según el 'Monthly Unicorn Report' de Tracxn, el tiempo medio que tarda una compañía en pasar de unicornio a decacornio es de 2,8 años, con unas 5,4 rondas de financiación adicionales y una media de 11,4 inversores institucionales implicados.
Este salto también implica una inyección de capital significativa: 1.500 millones de dólares de media desde que alcanzan el estatus de unicornio hasta superar los 10.000 millones como decacornio. Empresas como OpenAI (10.300 millones de dólares en financiación tras ser unicornio), Airtable (1.200 millones de dólares) o Swiggy (3.200 millones de dólares) son ejemplo de esta dinámica.
Los sectores más representados entre los nuevos decacornios y hectocornios reflejan las tendencias actuales del capital riesgo: inteligencia artificial, infraestructura digital, fintech y plataformas B2B dominan el panorama. Por ejemplo, OpenAI, hoy valorada en 500.000 millones de dólares, lidera la nueva generación de compañías centradas en inteligencia artificial generativa.
Estados Unidos, el hogar de decacornios y hectocornios frente a Europa y América Latina
La distribución de decacornios y hectocornios en el mundo pone de manifiesto una realidad bien conocida en el ecosistema tecnológico: la concentración de estos gigantes en unos pocos polos globales. Según el informe de Tracxn, Estados Unidos ha visto nacer a 28 decacornios, por los 14 decacornios procedentes de China.
Según el estudio de PwC 'The grass is greener on the other side', el 55% de todos los unicornios globales se encuentran en EE. UU., que también representa el 75% del valor total del conjunto de unicornios, mientras que Europa no llega al 10% en número y el 3% en valor.
Tanto América Latina como Europa han demostrado su capacidad para generar unicornios y 'scaleups' competitivas, pero el salto hacia valoraciones de decacornio sigue siendo una excepción. En el Viejo Continente, solo una minoría de unicornios ha alcanzado el umbral de los 10.000 millones, como Global Sitch en Reino Unido o Celonis en Alemania, de acuerdo con datos de Failory.
En América Latina, aunque los decacornios aún son una excepción, el ecosistema ha dado pasos importantes. Se estima que la región cuenta con entre 30 y 40 unicornios, y países como Brasil, México, Argentina y Colombia han generado empresas de alto crecimiento con proyección internacional como Rappi, Tiendanube o Kavak. De hecho, esta última, con una valoración estimada de 8.700 millones de dólares, es una de las pocas startups que se acerca a la barrera de los decacornios.
El largo camino hasta ser decacornio o hectocornio
Según 'El auge del ecosistema emprendedor tecnológico y las startups en América Latina: situación actual y desafíos', elaborado por el Real Instituto Elcano, el escaso acceso a financiación en etapas avanzadas o marcos regulatorios aún incipientes para 'scaleups', dificultan el salto de los unicornios hacia la categoría de decacornios.
En Europa, esta evolución también resulta difícil. Según el informe de PwC 'The grass is greener on the other side', solo el 8% de los unicornios globales tienen origen en la Unión Europea y representan apenas el 3% del valor agregado total. La fragmentación de mercados, las barreras lingüísticas y regulatorias y una menor intensidad de capital riesgo respecto a EE. UU. son los principales obstáculos.
Además, muchos fundadores europeos optan por trasladar sus startups a EE. UU. en etapas avanzadas para acceder a mayores rondas de inversión o mercados más integrados. El informe de PwC indica que 64 unicornios han emigrado desde Europa, frente a solo 10 que se han trasladado a la región.
Una combinación de factores impulsa la evolución de unicornios en decacornios o hectocornios. Además de ser empresas altamente innovadoras que pueden transformar sectores enteros, o generar disrupciones como la que ha generado OpenAI, para alcanzar estas cotas de éxito, los unicornios deben ser atractivos para inversores y ser capaces de soportar un gran crecimiento muy rápido. Los unicornios ya han dejado de ser los seres mitológicos del ecosistema de innovación para dar paso a decacornios y hectocornios.