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La inteligencia artificial dará lugar a una nueva raza: los cíborgs

La inteligencia artificial dibuja el futuro. Los hitos conseguidos hasta este momento han sido analizados recientemente en Barcelona, en un encuentro organizado por BBVA y La Vanguardia. La jornada contó con la presencia de dos destacados científicos a nivel mundial en esta materia: el británico Kevin Warwick y el español Ramón López de Mántaras. Ambos investigadores son coautores del libro El próximo paso: La vida exponencial, publicado por BBVA dentro de su iniciativa OpenMind,  que puede descargarse gratuitamente en varios formatos electrónicos.

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Kevin Warwick planteó un escenario científico ambicioso para la inteligencia artificial, pero a la vez inquietante. El científico británico pronosticó que en el futuro cercano la conexión del cerebro con sistemas de inteligencia artificial podrá dar lugar a la creación de una nueva raza, formada por cíborgs, que serían personas más evolucionadas y con más potencialidades que una persona normal.


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Warwick afirmó durante su exposición que actualmente ya se dispone de la tecnología que permite conectar el cerebro con diversos sistemas de inteligencia artificial y, a través de ellos, con varios cerebros entre sí. “Es algo —dijo— que ya se podría hacer ahora”. Añadió que todos podríamos funcionar mejor si se vinculasen nuestros cerebros a sistemas de inteligencia artificial, lo que permitiría disponer de mucha más memoria y acceso a multitud de conocimientos. “El cerebro —añadió— es muy flexible y tiene gran capacidad de adaptación para recibir refuerzos”.

Warwick, profesor emérito en las universidades de Reading y Coventry e investigador especializado en inteligencia artificial, sistemas biomédicos, robótica y ciborgs, ha experimentado en sí mismo las interconexiones cerebrales con un ordenador. “Me conectaron al ordenador y, a través de internet, se amplió mi cuerpo —dijo—. Pudimos mandar señales eléctricas entre sistemas nerviosos y conseguí mover un brazo robótico instalado a cinco mil kilómetros de distancia. Movía mi mano en Nueva York y, a la vez, la de un robot en Inglaterra. Y al revés también recibía sensaciones". "Mi esposa también experimentó una conexión similar cuando conectamos sensores en su brazo. En este caso, incluso nos transmitimos emociones. Fue la primera vez que dos personas se comunicaron electrónicamente de cerebro a cerebro”, relató.

El profesor británico explicó que la mente humana piensa en tres dimensiones, mientras que la inteligencia artificial lo hace en cientos de dimensiones. Al margen de los cíborgs, la inteligencia artificial ofrece infinitas posibilidades para múltiples sectores, ya que puede tomar decisiones más rápidamente que la mente humana. Sectores como la medicina, las finanzas, la energía, la industria militar y la automoción, con los vehículos autónomos, se benefician ya ampliamente de la aplicación de esta ciencia. Se ha logrado también, como ha demostrado Warwick con el test de Turing, que las máquinas se comuniquen como humanos y que sea difícil distinguir cuando habla uno u otro.

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Kevin Warwick y Ramón López de Mántaras, durante su conferencia en Barcelona

La creatividad de las máquinas

Por su parte, el doctor Ramón López de Mántaras, investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y director del Instituto de Investigación en Inteligencia Artificial (IIIA), señaló que las nuevas tendencias en inteligencia artificial están orientadas a que las máquinas puedan aprender y ser más creativas, gracias al acceso a la computación de altas prestaciones y a la mayor cantidad de datos que pueden procesar. Explicó que, por el momento, estamos aún lejos de la inteligencia artificial homologable con la humana, ya que la inteligencia artificial actual es de tipo específico, que tiene gran capacidad para reconocer patrones, lo que es muy útil, por ejemplo, para acelerar diagnósticos médicos. “Pero el mundo real —afirmó el profesor— es mucho más complejo que el mero reconocimiento de patrones. No es un tablero de juegos, en donde todo está definido”.

El profesor López de Mántaras destacó que ya se ha logrado que haya sistemas de inteligencia artificial creativos, tanto en pintura como en música, aunque estos sistemas no saben evaluar lo que crean ni su utilidad. Explicó que se han creado sistemas que son capaces de pintar igual que Rembrandt o de leer y tocar partituras de música incluso con variaciones propias. "Imitan la pintura o la manera de tocar de los humanos sobre la base de una larga serie de patrones incorporados a sus programas", dijo.

López de Mántaras matizó, sin embargo, que los sistemas de inteligencia artificial necesitan un programa general para hacer cada cosa concreta y que, en ocasiones, cometen errores en la identificación de las imágenes y de los contenidos, ya que todavía no analizan semánticamente los datos. “El gran paso futuro de la inteligencia artificial —añadió el profesor— será dotar de sentido común a las máquinas, para que piensen como los humanos, y para ello aún falta mucho tiempo. No creo que ni en un plazo de veinte años podamos llegar a verlo”.