Cómo y por qué crear un 'token': de agilizar procesos a programas de fidelización de empresas
En cuestión de pocos años la 'tokenización' ha evolucionado del laboratorio a formar parte de debates en mercados financieros y a convertirse en un terreno cada vez más maduro con métricas, estándares y normativas como MiCA. En este proceso, empresas y administraciones públicas han mostrado interés sobre cómo crear un 'token', al encontrar una vía desde la que fortalecer la relación con sus comunidades, agilizar procesos internos u ofrecer nuevas formas de financiación.

Los 'tokens' son unidades digitales que representan un valor, un derecho o un activo y se utilizan en entornos basados en tecnología 'blockchain'. Aunque las criptomonedas son los 'tokens' más populares, su potencial va mucho más allá: se estima que en 2030 la 'tokenización' de activos supondrá una oportunidad de negocio de 16,1 billones de dólares, de acuerdo con un informe conjunto de Boston Consulting Group y la plataforma de valores digitales basada en 'blockchain' ADDX.
En paralelo a este crecimiento, la normativa también avanza para crear marcos estables donde el lanzamiento de un 'token' propio se lleve a cabo bajo las mayores garantías. La Unión Europea lanzó el Reglamento del Mercado de Criptoactivos (MiCA, por sus siglas en inglés), que ya está en vigor para fijar las reglas en la emisión y los servicios sobre criptoactivos. En un plano más internacional, la OCDE publicó un informe en el que analiza la creciente interconexión entre criptoactivos, DeFi y finanzas tradicionales, y plantea recomendaciones de políticas para mejorar la supervisión y la cooperación internacional en este ámbito.
¿Por qué crear un 'token'?
Actualmente, las compañías están creando 'tokens' tanto para representar activos financieros (como acciones o bonos) como también para habilitar experiencias en programas de fidelización o acceso a servicios digitales.
Activos financieros:
- BBVA Asset Management. Lanzó su primer fondo 'tokenizado' para registrar y gestionar participaciones de forma segura y eficiente.
- Banco Europeo de Inversiones (EIB). En 2024 lanzó su quinta emisión de bono digital, registrada en una plataforma de tokenización, para garantizar trazabilidad y eficiencia.
Activos no financieros:
- FC Barcelona. Desde 2020, el club ofrece 'fan tokens', activos digitales que permiten a los aficionados participar en encuestas y experiencias exclusivas, como decidir el diseño del vestuario o acceder a premios VIP.
- Lugano (Suiza). La ciudad suiza de Lugano opera LVGA, un 'stablecoin' local integrado en la 'app' MyLugano para incentivar el consumo en comercios de la ciudad.
- Aura Blockchain Consortium. Respaldado por grandes grupos como LVMH, Prada Group, Cartier (Richemont), su objetivo es impulsar la adopción de soluciones 'blockchain' en la industria del lujo. Utiliza 'tokens' para asignar a cada producto de lujo una identidad digital única, vinculada a su pasaporte digital. Este 'token' actúa como certificado de autenticidad y permite seguir el ciclo de vida del producto desde las materias primas hasta el cliente final.
- Nike. En diciembre de 2022, la compañía lanzó Cryptokicks iRL, las primeras zapatillas nativas Web3. Cada par está vinculado a un 'token NFT' ('token' no fungible) que permite acceder a experiencias digitales exclusivas, como personalización y eventos virtuales, conectando el producto físico con el ecosistema digital de la marca.
Cómo crear un 'token'
Con independencia del caso de uso, la creación de un 'token' se apoya en un itinerario común: definir el propósito, diseñar la arquitectura, fijar la 'tokenómica' (el conjunto de reglas económicas que definen cómo funciona y se sostiene un 'token' en el tiempo), planificar la circulación y asegurar el cumplimiento.
- Definir el propósito y su encaje regulatorio. Antes de cualquier decisión técnica, las empresas u organismos deben precisar qué valor aporta el 'token' y para qué se utilizará: acceso a servicios (utilidad), participación en decisiones (gobernanza), programas de fidelización o representación de derechos sobre bienes/servicios. Esta definición permite encuadrarlo frente a MiCA: distinguir entre 'tokens' referenciados a activos (ART), 'tokens' de dinero electrónico (EMT) y otros criptoactivos. Los ART/EMT afrontan requisitos reforzados (reservas, liquidez, gobierno y reembolso al valor nominal en su caso), mientras que las ofertas al público de otros criptoactivos exigen la publicación y notificación previa del documento informativo ('white paper') salvo exenciones previstas por el reglamento.
- Diseñar la arquitectura técnica bajo criterios de seguridad. Una vez definido el propósito del 'token', el siguiente paso es decidir en qué red operará. Cada 'blockchain' es independiente, con sus propios 'wallets' o carteras digitales (las aplicaciones donde los usuarios almacenan sus 'tokens' y realizan transacciones). Lo más práctico para crearlos es apoyarse en estándares abiertos, ya que acelera la integración y reduce riesgos. También conviene establecer mecanismos que refuercen la confianza: auditorías externas y controles para evitar accesos indebidos.
- Fijar la 'tokenómica' y las reglas de juego. Una vez definido el propósito del 'token' y la red sobre la que se desplegará, es momento de establecer sus reglas fundamentales de funcionamiento: ¿cuántos 'tokens' existirán?, ¿cómo se distribuirán?, ¿serán transferibles?, ¿se podrán emitir más en el futuro? Estas decisiones conforman lo que se conoce como 'tokenómica', un aspecto clave para generar confianza en el proyecto y facilitar pasos posteriores, como listar el 'token' en un 'exchange' (plataforma pública de compraventa) o atraer inversión.
- Decidir cómo ponerlo en circulación. Una vez creado el 'token', hay que decidir cómo se distribuirá. Puede realizarse en canales propios (web o 'app') o mediante programas de fidelización: el proceso se mantiene bajo el mismo emisor y el control es total. En el caso de permitir que los usuarios puedan comprar y vender el 'token' entre sí, es posible crear un pequeño mercado en un 'exchange' descentralizado (DEX) como Uniswap. Para ello, es necesario aportar una cantidad inicial de 'tokens' y liquidez para que las operaciones puedan empezar.
- Garantizar el cumplimiento normativo. Es recomendable contemplar las obligaciones legales desde el principio. Esto implica revisar si el 'token' necesita publicar un 'white paper' conforme a MiCA o si entra en alguna de las excepciones previstas (por ejemplo, 'tokens' gratuitos —aquellos que no están ligados a una contraprestación económica— o vinculados a programas de fidelización). Incluso en esos casos, deben cumplirse las normas básicas de transparencia e información al usuario. Si el 'token' mantiene un valor estable frente a una moneda o a un conjunto de activos (ART/EMT), se aplican requisitos adicionales de reservas, liquidez y gobierno, bajo supervisión de la EBA. Y si además se ofrecen servicios como custodia, intercambio o gestión de órdenes, será necesaria la autorización como proveedor de servicios de criptoactivos (CASP), según los criterios armonizados por ESMA.
En definitiva, la creación de un 'token' propio ya no es una utopía tecnológica reservada a expertos en 'blockchain'. Hoy, con estándares consolidados, herramientas accesibles y marcos regulatorios como MiCA, cualquier organización (ya sea una entidad financiera, un club deportivo o una ciudad) puede explorar esta vía, siempre y cuando cumpla la normativa aplicable y evalúe riesgos técnicos y operativos, para conectar con su comunidad, ofrecer valor añadido y participar en una economía digital más abierta.