‘No code/low code’: la revolución de desarrollar 'software' sin código
La era dorada de la programación sin código llega con herramientas que permiten a no expertos crear aplicaciones de forma intuitiva. Esto ha dado paso a una nueva generación de ‘programadores ciudadanos’, mientras las empresas adoptan cada vez más este recurso de la revolución digital que se espera que rebase los 37.000 millones de dólares de facturación a nivel global en 2025.

"La programación no tiene por qué ser un saber arcano reservado a una élite con conocimientos y habilidades superiores”, dice Claus Jepsen, experto en tecnología y diseñador de soluciones de ‘software’ para compañías como la multinacional danesa Unit4. En realidad, desde los albores de la informática, el Santo Grial de las entidades y empresas que hacen uso de esta rama de la ingeniería ha sido más bien “contar con programas que puedan ser interpretados y utilizados por personas sin conocimientos sofisticados de programación”, explica. Es decir, simplificar y democratizar las herramientas de diseño.
En eso consiste el movimiento ‘no code’ (o ‘low code’), una filosofía digital basada en generar herramientas tan intuitivas, flexibles y versátiles que, haciendo uso de ellas, cualquiera pueda originar sus propias aplicaciones y programas. Los expertos lo conocen también como ‘programación visual’ o ‘programación sin código’. Se trata, en definitiva, de una vía para reducir costes de producción, combatir la escasez de profesionales cualificados, acelerar la innovación y potenciar la capacidad de las compañías para adaptarse al cambio.
Según datos de Fortune Business Insight, en 2024 el mercado ‘low-code’ se valoró en más de 28.000 millones de dólares. Con estas cifras, se estima que en 2025 alcancé los 37.000 millones. Un análisis en detalle de esta tendencia revela, según la consultora Gartner, que el 84% de las empresas recurren al ‘low-code’ o ‘no-code’ para reducir el retraso en IT y acelerar las aplicaciones. Para 2025, el 70% de las ‘apps’ se diseñarán utilizando estas herramientas.

Imagen generada con Midjourney (IA).
Del Excel a la cultura del ‘hazlo tú mismo’
Puede parecer una idea muy rupturista, pero Jepsen destaca que los intentos de “convertir la programación en un proceso sin dificultad técnica y accesible a todo el mundo” se remontan a muy atrás, a iniciativas como el lenguaje COBOL, desarrollado por Mary Hawkes en 1959, una valiosa herramienta que, aún hoy, se sigue utilizando por sistemas financieros, compañías de seguros y un gran número de instituciones. Aunque COBOL no es, en sentido estricto, una herramienta ‘no code’, sí es la prueba de que se viene apostando por la simplicidad y la accesibilidad desde hace casi tres cuartos de siglo.
Esa tendencia se aceleró durante la crisis sanitaria del COVID-19, periodo de la irrupción masiva de los llamados ‘citizen developers’, es decir, de un amplio contingente de personas capaces de crear aplicaciones web de uso personal o empresarial a partir de herramientas sin código o con poco código. En palabras de Jepsen, las condiciones materiales ya existían, pero faltaba que las empresas apostasen de manera cada vez más decidida por el ‘software’ de desarrollo amateur, un cambio cultural propiciado por la escasez de personal con habilidades de programación que trajeron la pandemia y el actual proceso acelerado de automatización.
Pedro Ortiz, experto en innovación de la escuela de empresarios EDEM, asegura que ahora mismo es perfectamente posible desarrollar una aplicación específica sin tener que escribir una sola línea de código. Basta con recurrir a algunas de las herramientas ‘no code’ que han proliferado en los últimos años, dotada de interfaces cada vez más intuitivas y configuradas con base en una serie de módulos. Ortiz cita plataformas de creación de aplicaciones móviles personalizadas como Glide, Adalo, AppSheet y Thunkable, de creación de páginas de destino en campañas publicitarias como Unbounce o Instapage, de diseño y gestión de contenido web como Hubspot CMS”, de comercio electrónico como Shopify, herramientas para organizar la productividad como Notion o incluso ‘traductores’ de lenguaje de programación como Bubble.
Entre las de uso más corriente y consolidado está WordPress, que se viene utilizando desde 2003 para crear páginas webs tanto comerciales como personales. David Bonilla, fundador y director de la plataforma de empleo Manfred, considera que todo este ramillete de opciones es, hasta cierto punto, hijo de Excel: “la eficaz y versátil hoja de cálculo de Microsoft que venimos empleando desde hace más de 20 años y que nos ha acostumbrado a todos a desarrollar nuestras propias soluciones sin necesidad de conocimientos técnicos”.
Cada vez son más las empresas que piden a sus empleados que se introduzcan en el uso de las nuevas herramientas ‘no code’ como antes les pedían que dominasen el Excel. Eso se debe, según Bonilla, a que no hay gente suficiente para que todas las empresas en proceso de digitalización y salto tecnológico desarrollen código a medida, como se hacía hasta ahora. Así que las opciones son dos: contratar ‘software’ como servicio (SaaS), que es el equivalente a sustituir los trajes de sastrería por el mucho más democrático ‘prêt-à-porter’ (listo para llevar), o recurrir al ‘low code’ y ‘no code’, las dos variantes del “hazlo tú mismo”. “Si no puedo disponer de un programador que me haga un traje a medida, puedo recurrir a una opción intermedia”, remata Bonilla, “y eso cubrirá mis necesidades en un 80% o un 90% de los casos”.