Consejos prácticos para afrontar la cuesta de enero
La cuesta de enero no es un mito, es una realidad que llega cada año después de varias semanas de fiestas, compras y gastos que, aunque se disfrutan, dejan una huella clara en las finanzas personales. Sin embargo, enfrentar ese mes no tiene por qué sentirse como una carga inevitable, con una mejor organización y decisiones más conscientes, es posible iniciar el año con estabilidad e incluso con una sensación renovada de control, que no tiene por qué ser difícil.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud Financiera (ENSAFI), 2023 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), el 24.3% de los adultos en México indicaron que nunca o casi nunca podían comprar un regalo sin que sea un problema para sus finanzas, situación que está más presente a fin de año por las fiestas decembrinas. Adicionalmente el 39.1% de los adultos siente mucha preocupación por gastar más de lo planeado. Estos datos explican de alguna forma lo que representa la cuesta de enero, sin embargo, existen algunas estrategias que pueden ayudar a que el inicio de año sea más fácil.
Hacer una revisión rápida de los gastos de diciembre
Antes de tomar decisiones de compra se recomienda dedicar unos minutos para revisar los gastos del mes anterior, no tiene que ser algo exhaustivo, esto ayudará a identificar los principales desembolsos y los pagos pendientes. Esta revisión facilita la identificación de patrones, gastos innecesarios y áreas donde se pueden hacer ajustes inmediatos, lo que permitirá tener un panorama claro.
Establecer un presupuesto semanal, no mensual
Uno de los errores más comunes en enero es intentar reorganizar todo el mes. El inicio del año es más manejable si se divide en semanas. Un presupuesto semanal permitirá controlar mejor el flujo de dinero, hacer ajustes sobre la marcha y evitar caer en el tradicional “me quedé sin dinero para finalizar el mes”. También ayudará a saber con claridad cuánto dinero disponible se tiene y sobre todo si surgiera un imprevisto.
Recortar gastos hormiga temporalmente
No se trata de renunciar para siempre a los gustos, sino de hacer una pausa estratégica de cuatro semanas. Los gastos hormiga, cafés, antojos, apps de comida, compras rápidas suelen dispararse en diciembre y representan una parte importante del presupuesto, más de lo que se piensa.
Reducirlos por unas semanas puede liberar un porcentaje del gasto mensual sin sentir que se está sacrificando demasiado. De tal manera que ayudará a recuperar hábitos más conscientes a la hora de realizar las compras.
Usar la regla de las 24 horas para compras no esenciales
Un consejo simple, pero muy efectivo. Antes de comprar algo que no es urgente, esperar 24 horas. Esto en la mayoría de los casos permitirá identificar si se trata de una necesidad o un deseo, permitiendo identificar si realmente se necesita adquirir o puede esperar. Con esta pausa se evitará realizar compras impulsivas y funcionará mejor de lo esperado.
Crear metas de ahorro pequeñas
El ahorro es fundamental porque da seguridad financiera para enfrentar imprevistos y establecer metas realistas. Lo ideal para comenzar a ahorrar es separar un porcentaje de los ingresos para ir construyendo una disciplina. Si bien hay distintas maneras de guardar el dinero, la forma más segura y práctica es utilizar herramientas financieras formales. Estas no solo garantizan la seguridad del capital, sino que también facilitan su gestión, como sucede con las aplicaciones bancarias, la clave está en seleccionar el producto financiero que mejor se ajuste a los objetivos y requerimientos de las personas.
Evitar endeudarse para “salir del paso”
Aunque puede parecer una solución rápida, utilizar créditos personales o tarjetas de crédito para cubrir los gastos de enero, solo prolonga y agrava el problema. Lo recomendable es priorizar, reorganizar los gastos y ajustar temporalmente las compras. La gestión consciente y sostenida del gasto es fundamental para dominar las finanzas y evitar el sobreendeudamiento.
La cuesta de enero se vuelve manejable cuando se toman decisiones más conscientes y se adoptan pequeños hábitos que generan un impacto real. No se requiere de una transformación radical, sino de constancia, revisar, planear, automatizar y priorizar. La clave para evitarla no está en hacer sacrificios extremos, sino crear hábitos que puedan mantenerse todo el año.