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Planeta Huella hídrica 26 nov 2025

Huella hídrica y huella de agua: ¿en qué se diferencian?

Estos dos conceptos miden el volumen de agua necesaria para producir los bienes y servicios que utilizamos. Mientras que la huella hídrica es una métrica que se centra en el volumen de agua usada directa o indirectamente en los procesos de elaboración, la huella de agua tiene en cuenta –además– el impacto ambiental del uso del agua dentro de su ciclo de vida.

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Un ciudadano estadounidense medio consume 2.840 metros cúbicos de agua (cerca de 3 millones de litros) al año, según investigadores de la Universidad de Twente (Países Bajos). Y producir un kilo de carne de ternera requiere de 15.000 litros de agua de media (aunque varía en función de la región del mundo y del sistema de ganadería empleado). El impacto de la producción de bienes y servicios sobre un recurso vital como el agua va mucho más allá del consumo en litros o en metros cúbicos. Y aquí es donde aparecen los conceptos de huella hídrica y huella de agua.

¿Qué es la huella hídrica y qué tipos existen?

La huella hídrica es un concepto similar al de huella ambiental o al de huella de carbono, pero diseñado para medir el volumen total de agua dulce utilizado en la producción de bienes y servicios o consumido por un individuo, una comunidad, un país o una empresa. Este concepto nació en 2002 a partir del trabajo del investigador Arjen Y. Hoekstra, de la Universidad de Twente, quien en 2008 fundaría también la Water Footprint Network (WFN), una red de organizaciones y profesionales preocupados por la escasez de agua y la contaminación de este recurso.

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Tres años después, en 2011, lanzarían el Manual de Evaluación de la Huella Hídrica, el primer estándar global para su medición. “La huella hídrica mide el uso del agua a lo largo de todas las cadenas de suministro, tanto de forma directa como de forma indirecta. Esto quiere decir, por ejemplo, que no solo se contabiliza el agua consumida en una fábrica, sino también la que se necesita para producir las materias primas o la que se usa en otros suministros”, explica Maite M. Aldaya, investigadora y profesora de la Universidad Pública de Navarra y una de las coautoras de este manual.

Además de directa e indirecta, la huella hídrica puede ser:

  • Huella hídrica verde. Es el agua de lluvia que se almacena en el suelo (en forma de humedad), que las plantas utilizan para crecer y eventualmente incorporada o evaporada durante el proceso de producción.
  • Huella hídrica azul. El agua dulce que es consumida directamente.
  • Huella hídrica gris. Mide la calidad del agua y la posible contaminación durante el proceso productivo.

“Existen diferentes modelos para calcular la huella hídrica. Para la parte agrícola, por ejemplo, hay un programa informático desarrollado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), llamado CropWat, que incorpora datos climáticos, del cultivo y del suelo, que ayuda a hacer un cálculo preciso”, añade Aldaya.

¿Qué es la huella de agua?

La huella de agua es un concepto más amplio que el de la huella hídrica. En inglés ambas se conocen como ‘water footprint’. Sin embargo, huella de agua nace como un estándar, ya que deriva de la norma ISO 14046, basada en la metodología de Análisis de Ciclo de Vida. La huella de agua mide la cantidad de agua consumida de manera directa e indirecta en la producción de un bien o servicio, además de evaluar los posibles impactos ambientales relacionados con el consumo de agua, la disponibilidad en cada región y su calidad. El objetivo: conocer el impacto ambiental de la huella.

“Para calcular tanto la huella hídrica como la huella de agua se sigue el mismo método dividido en cuatro fases: establecimiento de los objetivos y alcance, cuantificación, evaluación del impacto y sostenibilidad e interpretación y formulación de respuestas. Pero mientras en la norma ISO se define la huella de agua como un impacto, en el Manual de Evaluación de la Huella Hídrica esta se define como volumen de agua que se consume y contamina”, explica la investigadora. “Podemos decir que ambos enfoques son válidos y deberían arrojar un resultado similar”.

¿Cuáles son las diferencias entre la huella hídrica y la huella de agua?

  • Orígenes diferentes. La huella hídrica nace de la Water Footprint Network –organización que busca promover la transición hacia el uso sostenible, equitativo y eficiente de los recursos de agua dulce en todo el mundo–, mientras que la huella de agua se basa en la norma ISO 14046.
  • Volumen frente a volumen más impacto. La metodología de la Water Footprint Network se centra en medir el volumen de agua utilizada (metros cúbicos) directa e indirectamente, por un producto, servicio, persona, comunidad o empresa. La ISO 14046 tiene en cuenta no contabiliza únicamente el volumen de agua consumido (huella hídrica), sino que va un paso más allá y también evalúa los posibles impactos medioambientales relacionados con dicho consumo a través de distintos factores relacionados con la disponibilidad del agua en cada región y su calidad. La huella de agua se mide en m3 equivalentes.
  • Diferente recorrido. La huella hídrica es un concepto más establecido, ampliamente integrado en muchas organizaciones, mientras la huella de agua se apoya en modelos y bases de datos más complejas, por lo que no está tan integrada.

La importancia de medir el agua

El agua se gestionaba, a nivel público, a nivel empresarial y a nivel individual, sin conocer realmente el estado del recurso. “Tener los datos adecuados es esencial para avanzar hacia una gestión eficiente del agua y poner en uso las mejores prácticas disponibles”, concluye Aldaya. “Necesitamos seguir avanzando hacia estándares comunes de uso del agua para disponer de datos comparables entre sí y poder entender, de verdad, qué podemos hacer para mejorar la gestión del agua, ya sea en la agricultura, en las políticas públicas o en las empresas”.

En definitiva, a pesar de sus diferencias, la huella hídrica y la huella de agua nos permiten responder a un amplio abanico de preguntas como empresas, gobiernos e individuos; preguntas que nos ayudan a entender hasta qué punto dependemos del agua como recurso, a mejorar las regulaciones que protegen nuestras reservas hídricas y nuestro suministro y a reducir nuestro impacto en el medioambiente; preguntas también clave en un contexto de presión creciente sobre este recurso de la naturaleza en un planeta en el que 2.000 millones de personas no tienen acceso a agua potable y 3.600 millones no disponen de servicios de saneamiento seguros.