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Planeta Medioambiente Act. 05 ago 2025

Incendios forestales de sexta generación: qué son y cómo se pueden prevenir

Los incendios de sexta generación son incendios de mucha intensidad, capaces de alterar la dinámica de las capas altas de la atmósfera. Esto los hace muy imprevisibles y difíciles de controlar. Es tal su fuerza que pueden generar tormentas de fuego que retroalimentan el incendio y complican su extinción.

Foto de apertura generada con Midjourney (IA)

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La llegada del verano al hemisferio norte prende la chispa de los incendios. En las últimas semanas, el fuego ha sido el protagonista en España, Francia, Grecia y Turquía, así como en Canadá y EE. UU. Solo en lo que va de año, en Europa ya ha ardido una superficie similar al tamaño de Luxemburgo, según los datos del Sistema Europeo de Información sobre Incendios Forestales (EFFIS). Algunos de estos fuegos siguen patrones conocidos, contra los que sabemos actuar y con los que llevamos conviviendo mucho tiempo, pero cada vez más son incendios de sexta generación, eventos extremos en términos de tamaño, comportamiento o impacto.

Este tipo de incendios suelen ser, además, eventos muy explosivos que se expanden con gran rapidez, multiplicando los riesgos para las personas. Incendios como el de Pedrograo Grande, en Portugal, que dejó 64 muertos en 2017; o el de de Viña del Mar, Quilpué, Villa Alemana y Limache, en Chile, que dejó 137 víctimas fatales y destruyó más de 7.000 viviendas en 2024, son algunos de los incendios forestales de sexta generación más dañinos de la historia.

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Las seis generaciones de incendios forestales

La clasificación de incendios en diferentes generaciones fue desarrollada por Marc Castellnou, bombero de Cataluña y analista de incendios, con la intención de mejorar la comunicación de cómo luchar contra los diferentes tipos de incendios. De acuerdo con esta clasificación, los incendios de sexta generación son posibles en un contexto determinado, en el que la atmósfera está muy caliente (y, por lo tanto, cargada de energía) y los bosques están muy estresados y secos, es decir, con mucho combustible disponible para arder.

Que existan incendios de sexta generación no implica que todos los incendios sean ahora así ni que los incendios del resto de generaciones hayan desaparecido, ya que todas las tipologías conviven entre sí. Según Science Media Centre España, estas son las características de cada una de las otras generaciones de incendios:

  • Primera generación. Son incendios de intensidad media, que queman entre 1.000 y 5.000 hectáreas. Su propagación depende de que haya combustible disponible y normalmente se generan en terrenos de herbazales y arbustos fruto del abandono de los campos de cultivo.
  • Segunda generación. Similares a los anteriores, pero más intensos y de propagación más rápida.
  • Tercera generación. Se propagan con mucha intensidad por las copas de los árboles, en especial en bosques muy homogéneos o monocultivos forestales mal gestionados. Son rápidos y pueden generar focos secundarios masivos a grandes distancias.
  • Cuarta generación. Son grandes incendios que se propagan sin dificultades por masas forestales, jardines y casas. La prioridad en estos casos pasa a ser proteger a las personas.
  • Quinta generación. Están formados por grandes incendios forestales simultáneos en zonas de riesgo, con comportamientos extremos, rápidos y virulentos, cruzando zonas también urbanizadas.

Diferencia entre incendios forestales de sexta generación y megaincendios

El término incendio de sexta generación coincide con el de megaincendio y, en ocasiones, se usa como sinónimo, pero no son lo mismo. Como explica Mariona Borràs, ingeniera de montes y responsable del área de Base social y Comunidad de la Fundació Pau Costa, para Science Media Centre, el término megaincendio se acuñó a partir de los incendios de quinta generación y solo alude a la extensión de éste, un parámetro que –según la experta– no es suficiente para definir un tipo de incendio. Así, no existe una definición estandarizada para los megaincendios y, aunque es un término popular, sigue siendo ambiguo.

El cambio climático en los incendios del sexta generación

La conexión entre el cambio climático y los incendios no es directa, pero las consecuencias del primero sí exacerban las causas de los segundos. El cambio climático se manifiesta, entre otras cosas, con episodios de altas temperaturas y de sequía más intensos y duraderos, así como con eventos meteorológicos más extremos. Todo esto favorece la aparición de incendios de sexta generación, que surgen en un contexto de mucho calor en el que los bosques están muy estresados y secos después de largos periodos de temperaturas elevadas y ausencia de lluvias.

No es de extrañar, por ejemplo, que tras un mes de junio de temperaturas mucho más altas de lo normal en Europa Occidental (según datos de Copernicus, con una media 2,81 grados Celsius por encima de la del periodo 1991-2020), prendiese un incendio de gran virulencia en la provincia española de Lleida, que se expandió a gran velocidad, dejando dos fallecidos. Es decir, el cambio climático no genera directamente incendios de sexta generación, pero sí favorece el comportamiento de estos fuegos.

¿Cuáles son las soluciones para los incendios forestales de sexta generación?

Para evitar los incendios de sexta generación es importante trabajar en las causas. Es decir, mitigar el cambio climático, reducir el abandono de los bosques y otros ecosistemas afectados por el fuego y construir paisajes resilientes. La Fundació Pau Costa, por ejemplo, trabaja en proyectos de economía rural y gestión del riesgo de incendios a través del pastoreo (como los denominados rebaños de fuego) o proyectos de preservación y fomento de la biodiversidad que incorporan un enfoque basado en la ecología del fuego.

A nivel de políticas públicas, es importante desplazar el foco de la fase de extinción, una respuesta reactiva que no ataja el problema, y ponerlo en la prevención y en las estrategias a largo plazo para mejorar la gestión del territorio. Estas políticas deben poner el acento, de acuerdo con Eduardo Rojas, doctor en Ingeniería de Montes por la Universidad Politécnica de Madrid, en conocer mejor los incendios característicos de cada zona, adquirir capacidades de modelización avanzadas o reducir la cantidad de combustible disponible en los bosques (en forma de biomasa muerta).

Por último, a nivel individual, más allá de tener precaución y estar atento a las alertas por riesgo de incendio y a las posibles evacuaciones, el Ministerio de Medioambiente de España señala que es importante que la gente que vive en entornos rurales intente mantener limpios los caminos y carreteras, evite que los jardines tengan excesiva frondosidad y vegetación seca, no utilice en la medida de lo posible motosierras, desbrozadoras y otras herramientas que puedan provocar chispas y evite las quemas durante la temporada de riesgo de incendios.