BBVA Research: Uruguay cuenta con fundamentos sólidos para afrontar desafíos y apoyar el crecimiento
En su informe ‘Situación Uruguay’, el servicio de estudios de BBVA analiza las perspectivas económicas del país en un contexto global complejo. Si bien se prevé una moderación del crecimiento este año, Uruguay posee bases económicas e institucionales robustas para hacer frente a los desafíos con solvencia y mantener su compromiso con la estabilidad y el desarrollo sostenible.

Después de registrar un sólido crecimiento del 3,1% en 2024, gracias a la normalización tras la sequía y el regreso de actividad en sectores clave, BBVA estima que el PIB uruguayo crecerá un 2,1% en 2025. Esta cifra refleja un ajuste natural tras el rebote, condicionado por un consumo privado contenido (que representa dos tercios del PIB), la débil recuperación de salarios reales (+0,4%) y un mercado laboral con poco dinamismo.
Este desempeño se inscribe en una tendencia estructural de bajo crecimiento que ha caracterizado a la economía uruguaya en las últimas décadas. Sin embargo, los economistas remarcan que existen herramientas para revertir esta inercia, siempre que se impulsen reformas que permitan una expansión más balanceada y sostenida de todos los componentes de la economía.
En materia fiscal, el informe de BBVA Research señala que en 2024 no se cumplieron dos de los tres pilares de la regla fiscal, lo que muestra las rigideces del gasto público, en particular del gasto previsional. El tope de endeudamiento se cumplió gracias a la activación de la cláusula de salvaguarda, lo que permitió ampliar el margen de maniobra financiera del Estado.
La nueva administración recibe un escenario fiscal complejo, con desequilibrios similares a los de 2019. Las previsiones de crecimiento oficial (3,4%) lucen optimistas frente a estimaciones más prudentes (2,1%). Este entorno limita el margen de mejora por el lado de los ingresos y refuerza la necesidad de un enfoque estructural en la consolidación de las cuentas públicas.
En relación al sector externo, la cuenta corriente cerró el 2024 con un déficit de apenas -1% del PIB, una mejora significativa frente al año anterior. Este desempeño se apoyó en el auge de las exportaciones de celulosa –gracias a la puesta en marcha de UPM2– y la recuperación del turismo, particularmente desde Argentina. Para 2025 se prevé que esta estabilidad se mantenga, en un entorno global que, si bien volátil, encuentra a Uruguay mejor preparado gracias a su diversificación productiva y geográfica.
Con nuevas autoridades al frente del Banco Central, la política monetaria ha reafirmado su perfil contractivo. La tasa de política monetaria se mantiene en terreno positivo frente a una inflación que, si bien controlada, persiste por encima del objetivo (5,4% estimado para 2025 frente a la meta de 4,5%). La rigidez de las expectativas inflacionarias y la proximidad de una nueva ronda de Consejos de Salarios refuerzan la necesidad de prudencia en este frente.
El informe también destaca la fortaleza del peso uruguayo, cuyo valor refleja tanto los fundamentos macroeconómicos como la confianza institucional. Se proyecta un tipo de cambio de 42,1 pesos uruguayos por dólar a diciembre de 2025, en línea con su apreciación real sostenida.
Resiliencia y herramientas para construir futuro
BBVA Research sostiene que Uruguay enfrenta desafíos significativos, especialmente en términos de crecimiento y consolidación fiscal. Sin embargo, el país “mantiene sólidos fundamentos económicos e institucionales para afrontar las reformas necesarias y superarlas”. La estabilidad externa, la diversificación productiva y exportadora, y el compromiso de las nuevas autoridades con la prudencia macroeconómica conforman un marco que permite apostar a un crecimiento sostenido, incluso en un contexto internacional incierto, concluyen los economistas.