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Los 'ratings' son evaluaciones que indican el riesgo de crédito de una compañía, administración pública o producto financiero. En muchos casos son utilizadas en los mercados de capitales como referencia a la hora de tomar decisiones de inversión.

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Los' ratings' son calificaciones asignadas a compañías, administraciones públicas o productos financieros por organizaciones privadas (agencias de 'rating'), especializadas en la valoración del riesgo de crédito. Estas evaluaciones dan una medida de la solvencia y de la probabilidad de que se produzca un impago de las obligaciones financieras. Sirven como referencia a los inversores en la toma de decisiones, ya que les permite conocer de forma rápida el riesgo asociado a las mismas y, por tanto, la remuneración que pueden exigir.

Para realizar sus calificaciones, las agencias de 'rating' recogen los datos proporcionados por los países o las organizaciones que soliciten su servicio y analizan, cada una de acuerdo con su propia metodología de asignación de 'rating', sus fundamentales y su comportamiento en caso de que se dieran determinados escenarios de estrés.

Los 'ratings' son notas que funcionan con códigos alfabéticos, de acuerdo con una escala delimitada y estable en el tiempo. Aunque no son totalmente homogéneos entre las distintas agencias, se asemejan lo suficiente como para poder determinar de forma inmediata la calidad crediticia de un emisor o producto. De esta forma el rating AAA (Aaa en el caso de Moody’s) representa la mejor calidad crediticia, con un riesgo de impago inmaterial.

Los' ratings' pueden ir acompañados de un 'outlook' o perspectiva que puede ser positiva o negativa. Esta perspectiva refleja la posibilidad de que se produzca una subida o rebaja de la calificación en caso de que se den determinados factores en un período de 12 a 24 meses. En cambio, si un 'rating' se coloca en revisión ('Creditwatch'), bien sea al alza o a la baja, la agencia se compromete a tomar una decisión al respecto en un máximo de tres meses.

Además, existe una barrera que divide los 'ratings' en dos grandes grupos: grado de inversión y grado especulativo. Aquellos riesgos calificados por debajo de la barrera BBB- (Baa3 en el caso de Moody’s) se considera que tienen grado especulativo y elevada probabilidad de impago. Un bono emitido por un emisor situado en este grado se conoce con el nombre de bono basura.

La decisión de contar o no con un 'rating' es, habitualmente, de la compañía calificada o emisora del producto. Sin embargo, para poder obtener financiación (por ejemplo emitiendo en mercado o bien obteniendo financiación descontando activos en bancos centrales), es condición necesaria contar con, al menos una o dos calificaciones concedidas por las principales agencias. Estas son Standard and Poor’s, Moody’s, Fitch, las tres pertenecientes a grupos estadounidenses,  la canadiense DBRS y más recientemente Scope Ratings afincada en Europa.