BBVA se suma a una iniciativa de Iberia para reducir la huella de carbono de vuelos corporativos
BBVA se ha convertido en la primera entidad financiera en unirse al Círculo SAF de Iberia, una comunidad que busca contribuir al desarrollo de la industria del combustible sostenible para la aviación (SAF por sus siglas en inglés) e impulsar la reducción de las emisiones a la atmósfera.

Esta alianza, a la que también se han adherido Telefónica, Repsol y Amadeus, facilita la posibilidad de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) a la atmósfera mediante el uso de combustible sostenible en determinados vuelos corporativos y de carga de la aerolínea.
Según la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA, por sus siglas en inglés), el combustible sostenible para la aviación representó el 0,3% de la producción mundial de combustible para aviones en 2024. Para 2050, estima que deberán producirse cerca de 500.000 millones de litros si se quiere alcanzar el objetivo del cero neto. Con el Círculo SAF de Iberia se busca –a través de la colaboración– apoyar la transición energética, al impulsar el desarrollo de SAF mediante la compra por las empresas del Círculo de una cantidad equivalente a un determinado porcentaje de la huella de carbono de algunos viajes corporativos y de transporte carga operados por Iberia. Esto supone la reducción de emisiones a nivel global en el sector de la aviación, lo que a su vez permite a las compañías adheridas reducir una parte de sus emisiones de alcance 3.
Como miembro de esta iniciativa, BBVA se podrá reconocer una reducción del 30% de las emisiones generadas en sus vuelos corporativos realizados con Iberia dentro de la categoría 6 del alcance 3. Esta categoría hace referencia a aquellas emisiones asociadas a los viajes de negocio de empleados¹.
“La adhesión al Círculo SAF de Iberia supone dar un paso más en la gestión de nuestra huella de carbono a la vez que apoyamos los esfuerzos de descarbonización del sector de la aviación. Un sector que incluimos dentro de nuestros objetivos de descarbonización en 2023, y que requiere tanto del desarrollo de tecnologías limpias como de la unión de las empresas y las administraciones para promover el uso de combustibles sostenibles para la aviación”, ha afirmado Leonardo Pereyra, responsable de Impacto Directo en el área de Sostenibilidad de BBVA. Además, ha puesto de relieve “la importancia de este tipo de alianzas para potenciar la transición energética”.
Las empresas participantes en la alianza contarán con la certificación del SAF empleado en los viajes de la aerolínea. Este SAF está certificado conforme a los criterios de sostenibilidad definidos por la Directiva Europea de Energías Renovables (RED II).

En concreto, el combustible sostenible para la aviación empleado por Iberia para la reducción de la huella de carbono de los miembros del Círculo SAF procede de un residuo orgánico como es el aceite de cocina usado (UCO, por sus siglas en inglés). Para estimar la disminución de emisiones, se han utilizado como referencia datos de consumo real de combustible diferenciados por ruta, tipo de avión y tipo de cabina de los vuelos realizados en 2023. A partir de aquí, se aplica el factor de conversión a dióxido de carbono equivalente definido según DEFRA UK (Department for Environment, Food & Rural Affairs UK), y el porcentaje de reducción de emisiones que supone el uso de SAF con respecto a la utilización de combustible tradicional.
Ventajas del uso de SAF
El combustible sostenible de aviación –actualmente la única alternativa y solución viable para reducir una parte de las emisiones en el sector de la aviación, junto con la renovación de flota– es un tipo de combustible que puede obtenerse de residuos agrícolas o forestales en su versión biológica (bioSAF), o a partir de hidrógeno renovable y dióxido de carbono (CO2) capturado del aire (SAF sintético o e-SAF) o de procesos industriales (combustibles de carbono reciclado).
Según la Agencia de la Unión Europea para la Seguridad Aérea (EASA), en comparación con el queroseno tradicional, el SAF se prevé pueda reducir en torno a un 80% las emisiones de gases de efecto invernadero en términos de ciclo de vida (y que incluye desde la extracción o el cultivo de la materia prima hasta la combustión en vuelo).
En el caso del bioSAF, el que se obtiene a partir de residuos vegetales, se potencia además la transición energética y la economía circular. Los residuos que sirven como materia prima para su elaboración actualmente acaban, en buena medida, en vertederos o son eliminados en las explotaciones agrarias. Por este motivo, el desarrollo de la industria de SAF supondría una mejor gestión de esos residuos y su aprovechamiento como recurso. En materia social, puede favorecer la generación de empleo en las zonas agrarias donde se aglutinan los residuos orgánicos para producir este combustible, lo que permite luchar contra la despoblación rural y contribuir con la riqueza de los territorios. Otra ventaja del SAF es que se puede utilizar sin realizar ningún cambio ni en los motores de los aviones ni en las infraestructuras del aeropuerto.