¿Cómo puede una empresa regenerar su huella hídrica?
Restaurar la huella hídrica es posible mediante la inversión en iniciativas de regeneración de agua que permitan devolver a la naturaleza el equivalente de la huella generada por una empresa. Lo primero que deben hacer es calcular su huella de agua para adoptar medidas de eficiencia del consumo. Cuando no se puede eficientar más, la clave está en invertir en proyectos de recuperación del agua.
Para muchas empresas, poner en marcha proyectos de regeneración de agua para devolver a la naturaleza el agua consumida a través de su actividad es también una oportunidad para alinear su actividad con sus principios ambientales, sociales y de gobernanza (ESG). Durante años, muchas empresas basan sus estrategias de sostenibilidad en reducir su impacto ambiental. Pero, en los últimos años, ha surgido un interrogante: ¿Y si además de reducir este impacto trabajamos para mejorar nuestro entorno? Esta cuestión está ligada a una necesidad cada vez más imperante: la de transformar nuestra relación con la naturaleza. También la de favorecer actividades que no solo no deterioren los recursos naturales, sino que los enriquezcan.
¿Qué es la restauración de la huella hídrica?
Se trata de una estrategia que tiene como objetivo mejorar el estado del agua o su disponibilidad con acciones que favorezcan la reducción de su consumo, su reutilización, su depuración o la restauración de los ecosistemas de los que se obtiene.
Hacerlo permite a las empresas reducir su huella hídrica. Es decir: el volumen de agua dulce (en litros o metros cúbicos) que utilizan para producir bienes y servicios. En esta cantidad no se contabiliza sólo la que se incorpora al producto, sino también toda aquella que se devuelve al medio natural o a las infraestructuras humanas (limpia o contaminada) o se evapora. Es decir, toda el agua que de alguna forma interviene en el proceso de producción.
Recientemente algunas empresas han comenzado a realizar proyectos de regeneración hídrica alineados con sus estrategias. De acuerdo con una investigación sobre compensación de la huella hídrica realizada por ECODES, estos proyectos pueden centrarse en la agricultura regenerativa, la reforestación, la restauración de humedales o la recarga de acuíferos. También entran en juego nuevas estrategias determinadas por herramientas tecnológicas innovadoras, como la agricultura de precisión o la gestión de las redes de abastecimiento.
También han surgido modelos de regeneración hídrica que permiten medir y certificar el impacto de estos proyectos. Un buen ejemplo son los Créditos de Agua Positiva (CAPs) diseñados por la iniciativa Act4Water. A través de su metodología de equivalencia de créditos de agua positiva (donde cada crédito de agua de agua positiva equivale a 1.000 metros cúbicos de huella hídrica a los que se ha sometido a alguna mejora), es posible ponerle un valor medible al impacto que la puesta en marcha de un proyecto de regeneración de agua tiene.
Tres pasos para la regeneración hídrica
- Calcular la huella de agua: mide tanto el volumen de agua usado de forma directa e indirecta en la producción de bienes y servicios como el impacto ambiental asociado a su consumo y calidad.
- Una vez que la empresa sabe cuál es su huella de agua, debe de poner en marcha medidas que eficienten su consumo con el objetivo de reducirlo.
- Si la empresa no puede reducir al máximo su huella de agua (existen limitaciones técnicas y naturales que impiden en ocasiones eliminarla por completo), tiene la opción de invertir en proyectos de recuperación de agua en las cuencas hidrográficas de donde obtienen el recurso, de tal manera que puedan devolver a la naturaleza el equivalente de su huella total. Estos proyectos se caracterizan por ser de soluciones basadas en la naturaleza o de rendimiento técnico de distribución. La puesta en marcha de estos proyectos es posible, por ejemplo, a través de los Créditos de Agua Positivos (CAPs).
Ejemplo de regeneración hídrica en la cuenca del Llobregat
El acuífero del delta de Llobregat es un recurso acuífero clave para la zona de Barcelona, ya que abastece de agua la ciudad y toda su área metropolitana. Desde hace unos años es, también, el escenario de un proyecto que combina acción colectiva, soluciones innovadoras y la regeneración de la huella hídrica con financiación de empresas.
En una región que sufre las consecuencias de la sequía, el proyecto tiene como objetivo mejorar la gestión de las aguas subterráneas del río Llobregat a través de unas balsas de recarga que permiten la infiltración de agua de calidad para mejorar el estado del acuífero.
“Entre los humedales y el río construimos varias balsas, una de captación y dos de infiltración. La primera cuenta con una válvula que podemos abrir o cerrar para captar o no el agua, y la segunda con un contador que mide cuánta agua entra en la infraestructura”, explica Enric Queralt, director técnico de la Comunidad de Usuarios de Aguas de la Vall Baixa y Delta del Llobregat (CUADLL), la entidad impulsora del proyecto.
“Estos años en los que hemos tenido una sequía muy importante en Cataluña, se iba sacando cada vez más agua de este acuífero del delta. Pero poder recargar estas balsas en las épocas en las que la calidad del agua es buena y hay más cantidad nos permite tener más disponibilidad de este recurso y mejorar la calidad del acuífero”, añade el director técnico de CUADLL.
La primera fase del proyecto fue financiada por CUADLL y fondos europeos, mientras que la segunda contó también con la cofinanciación de dos empresas que consumen agua del acuífero: Cementos Molins y Damm. Una vez construidas y operativas las balsas, estas empresas pasan a revertir su huella hídrica gracias a su impacto positivo en el medioambiente.
“Por cada metro cúbico que se infiltra, el 25 % de la recarga se atribuye a Cementos Molins y el 25 % a Damm. Calculamos cuántos créditos de agua positiva suponen los metros cúbicos recargados y DNV, la empresa certificadora que utiliza Act4Water, acredita que el impacto es real”, explica Queralt. Una vez hecho esto, las empresas pasan a restaurar su huella hídrica y conseguir la neutralidad de agua o ser ‘water positive’.
¿Por qué es importante que las empresas reviertan su huella hídrica?
La falta de agua es uno de los grandes retos del siglo XXI. Lo es a nivel global, pero especialmente en aquellas regiones de climas áridos en los que aumenta la desertificación, como el sureste español o numerosas zonas de México, Perú o Chile. Esta crisis hídrica requiere una transformación del modo en que consumimos y gestionamos el agua en la que las empresas tienen un papel protagonista.
Durante años, no se ha asumido el coste del agua en la mayoría de actividades y productos. Esto, de acuerdo con la investigación de ECODES, ha creado un déficit del recurso y conflictos de intereses difíciles de manejar. Fomentar que las empresas recuperen su huella hídrica es una vía para favorecer un uso eficiente del agua, entre otras cosas, porque obliga a dejar de considerarla un recurso ilimitado y a verla como un bien que se debe proteger.
La regeneración hídrica es “la fórmula para mejorar el ciclo del agua gracias a la implicación de sus usuarios”, señala Queralt, haciendo referencia a una implicación que es clave para favorecer la colaboración en la toma de decisiones más sostenibles.
Esta implicación de las empresas es esencial para abordar la protección de los acuíferos y del litoral desde una perspectiva sistémica, coordinada y estratégica y fomentar las alianzas entre las empresas y la administración pública que pueden hacer posible la inversión en infraestructuras y proyectos capaces de mejorar los recursos hídricos. Lo es también para conocer sus riesgos operativos y tomar decisiones de inversión basadas en la sostenibilidad.