Hidrografía o la importancia de saber por dónde suena el río
Para gestionar un recurso, lo primero es medirlo, calibrarlo, delimitarlo, caracterizarlo, situarlo en el mapa. Ésa es la misión de la hidrografía, encargada de localizar los flujos de agua natural y ofrecer sus datos al resto de ciencias de la Tierra para una gestión eficiente y un desarrollo sostenible de los territorios.

La hidrografía es la rama de las ciencias de la Tierra que se encarga de localizar todos los flujos de agua que se encuentran en un determinado territorio. “No solo los ríos”, aclara Marta Carranza Gómez, jefa de Servicio IGR (Información Geográfica de Referencia) Hidrografía y Poblaciones del Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible de España. También lagos, lagunas, embalses o cascadas.
Según explica Carranza, la hidrografía se centra en las aguas superficiales continentales, hasta la costa, incluidas las masas costeras de transición. Por otro lado, hacia el interior de la Tierra limita con la hidrogeología. Esta se encarga de las aguas subterráneas. Hacia mar abierto, con la oceanografía, que estudia los océanos y la vida marina. Aunque esa restricción de la hidrografía a las aguas continentales se da solamente en castellano. En inglés y francés se considera objetivo de la hidrografía cartografiar la topografía submarina (niveles de agua y relieve). Por otra parte, el de la oceanografía sería investigar los mecanismos dinámicos de la columna de agua –corrientes, olas y mareas–, según definición del Institut Polytechnique de París.

De hecho, la Organización Hidrográfica Internacional, con sede en Mónaco y el inglés como lengua oficial, declara que trabaja “para garantizar que todos los mares, océanos y aguas navegables del mundo estén levantados y cartografiados, apoyando así la seguridad de la navegación y la protección del medioambiente marino”. En esta línea, coordina las actividades de las oficinas hidrográficas nacionales, establece normas para promover la uniformidad de las cartas y documentos náuticos, publica las mejores prácticas de levantamiento y proporciona directrices para maximizar el uso de la información hidrográfica.
Diferencias entre hidrografía e hidrología
“La hidrografía pone el foco en la representación de un recurso hídrico en el mapa”, insiste la responsable del Ministerio de Transporte y Movilidad Sostenible. Para que luego llegue la hidrología, tome los datos, estudie el ciclo del agua y sea capaz de hacer un análisis de su gestión. Queda claro que hidrografía e hidrología no son conceptos sinónimos, pero sí muy complementarios. “La hidrografía nos dice dónde hay un embalse; cómo está de capacidad es cosa de la hidrología”, diferencia la experta. La hidrografía ubica, rastrea, delimita, caracteriza. Sus hallazgos y avances fungen de cimientos sobre los que se asientan otras disciplinas; y resultan fundamentales para una posterior gestión del agua y el territorio, para la navegación, la prevención de desastres naturales o la adopción de medidas de adaptación y resiliencia frente al cambio climático –con la sequía como una de sus manifestaciones más dramáticas–.
Existen otras ciencias estrechamente relacionadas con la hidrografía: la limnología, rama de la ecología centrada “en el estudio ecológico de los ambientes acuáticos continentales (lagos, lagunas, embalses, ríos, arroyos, quebradas) en aspectos físicos, químicos y biológicos”, describe en su web el Museo de Historia Natural de Quito (Ecuador); o la hidrometría, que mide la cantidad de agua que circula por la sección de un río, tubería o canal, según un artículo sobre hidráulica aplicada de la Universidad Nacional de Misiones, en Argentina.
No se puede hablar, a juicio de Carranza Gómez, de características comunes y generales de la hidrografía en España. En realidad, de las de ningún país o región. El caudal, cuenca, vertiente hidrográfica, cauce o lecho, régimen, dinámica, erosión o sedimentación fluvial varían en cada demarcación, “que es un mundo”, y dependen de la climatología o las precipitaciones de un determinado territorio. Nada que ver las vertientes al Atlántico con las del Mediterráneo, por poner solo un ejemplo.

Según el Instituto Geográfico Nacional de España, la Información Geográfica de Referencia de Hidrografía es una base de datos espacial orientada a gestionar y mantener los aspectos geométricos –ancho, profundidad, forma patrones de flujo– de los elementos hidrográficos. Está diseñada para proporcionar “un marco de localización único y coordinado en el ámbito nacional”. Sin embargo, la experta reconoce que solo está consensuada la geometría de un 20% de los 90.000 kilómetros de la red hidrográfica española. “Es cierto que está lo más importante, pero falta una buena parte”, afirma.
España mantiene acuerdos de cooperación hidrográficos con Portugal –Convenio Albufeira, para la protección y el aprovechamiento sostenible de las aguas de las cuencas hidrográficas de ambos países– y con Francia, respecto al trazado del cauce del río Bidasoa, que nace en Navarra, atraviesa Guipúzcoa (País Vasco) y desemboca en la bahía de Chingudi, entre las localidades de Fuenterrabía en España y Hendaya en Francia.
En 2007, la Unión Europea lanzó la Directiva Inspire para establecer una Infraestructura de Datos Espaciales en el marco de la comunidad. Se aplica, principalmente, a aguas continentales, aguas de transición, costeras y subterráneas. En su Anexo I menciona los elementos hidrográficos. Antes, en el año 2000, la Directiva Marco Europea del Agua nacía como respuesta a la necesidad de unificar las actuaciones en materia de gestión de agua en la Unión Europea, que pasaba de recurso a factor clave para la conservación de los ecosistemas y la vida. De nuevo, la hidrografía está presente, al principio del texto, estableciendo demarcaciones hidrográficas como unidad principal a efectos de gestión. “La hidrografía aparece siempre en los primeros apartados”, dice Carranza Gómez. Sienta las bases para que, sobre sus hombros, se aúpe la planificación, la gestión y el desarrollo sostenible.