Los embalses son estructuras artificiales que acumulan y gestionan el agua de ríos, crucial para el consumo humano, la agricultura y la producción energética, especialmente en tiempos de sequía. Los embalses pueden ayudarnos a enfrentar la escasez de agua.
Gestión del Agua
Esta sustancia, compuesta por dos átomos de hidrógeno y un átomo de oxígeno, es esencial para la supervivencia del planeta y del ser humano, quien está compuesto en un 80% por agua. Según un informe de la UNESCO, hay suficiente agua dulce para toda la población mundial, pero el problema reside en que su distribución no es equitativa y que el cambio climático genera escasez.
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El ciclo del agua es el motor de la vida en el planeta y uno de los máximos condicionantes económicos. Activo desde hace unos 3.800 millones de años, su estabilidad se ve amenazada por la aceleración del cambio climático debido a la actividad humana. La necesidad de preservarlo es también una oportunidad para impulsar el desarrollo sostenible, las tecnologías verdes y la economía circular.
El agua virtual es la cantidad de agua utilizada para cultivar, crear o procesar un producto. Ni se ve ni se bebe, pero se usa y se contamina en todas las fases de producción: cultivo, procesamiento, fabricación, transporte o venta. Los ejemplos clarifican: obtener un kilo de tela de algodón requiere 11.000 litros de agua y un kilo de carne, 15.000.
La sequía puede ser meteorológica, hidrológica o agrícola. Y la falta de precipitaciones depende de causas naturales, pero también del cambio climático provocado por la acción humana. Las consecuencias son claras: pérdidas económicas, destrucción de ecosistemas, migraciones forzosas y problemas de salud.
El estrés hídrico, extraer más agua dulce de la disponible, afecta a 17 países y es una amenaza para el desarrollo sostenible, la seguridad alimentaria y los bosques. Aumentar la eficiencia agrícola, mejorar la salud de los humedales y reducir el despilfarro son algunas soluciones.
La siembra de nubes es una técnica que consiste en la dispersión de sustancias químicas, como yoduro de plata, en las nubes para inducir la formación de lluvia o nieve. Aunque se ha utilizado durante décadas, su efectividad y sus posibles impactos ambientales siguen siendo objeto de estudio y discusión.
La seguridad hídrica es la capacidad que tiene una comunidad para disponer de agua –en cantidad suficiente y de buena calidad– para hacer frente a amenazas hidrológicas como inundaciones, sequías, derrumbes o enfermedades. El cambio climático y la destrucción de la biodiversidad influyen cada vez más y solo queda una gestión sostenible del agua.
El uso de agua aumenta, los ríos ven reducido su caudal, los acuíferos se sobreexplotan. El agua sostiene actividades ganaderas, agrícolas, industriales o turísticas. En este escenario, las sequías afectarán cada día más al ser humano. Es el momento de crear una economía circular hídrica. La clave, cómo hacerlo.
La desertificación afecta ya a una cuarta parte de la superficie terrestre y engloba la degradación de las tierras de zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas. Este proceso, provocado por factores humanos y naturales, marca el día a día de una sexta parte de la población mundial. El ritmo de la desertificación aumenta en Asia, África Subsahariana y en varios países del Mediterráneo.
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Cuidar el medioambiente está vinculado a la incorporación de acciones en los diferentes sectores de la sociedad y en las empresas, que ayuden a mitigar el cambio climático y permitan construir un futuro sostenible e inclusivo para las personas.
BBVA México, la Universidad Nacional Autónoma de México y el Tecnológico de Monterrey a través del Consorcio de Investigación, Transferencia Tecnológica y Emprendimiento UNAM-TEC lanzan el Segundo Reto Nacional de Sostenibilidad BBVA; a este esfuerzo se suman instituciones como Alsea; Fundación Alsea A.C.; TELMEX; Minsait, una compañía de Indra; Ectagono y The Seas We Love, entre otros aliados. Esta iniciativa busca mediante la sinergia de diversos actores públicos y privados, combatir la problemática socio-ambiental que presenta el estrés hídrico en México.
Las plantas desaladoras convierten en dulce el agua del mar eliminando sus minerales. Los últimos datos hablan de que hay más de 16.000 operativas en 177 países. Con la sobreexplotación de los acuíferos y el cambio climático, estas plantas son imprescindibles para generar nuevos recursos de agua.
En el mundo funcionan más de 16.000 plantas desaladoras con una producción media de 95.000 millones de litros de agua dulce al día. La desalinización es un proceso para separar las sales del agua de mar y convertirla en agua adecuada para el consumo humano, el uso industrial o el uso agrícola. La principal desventaja es su impacto en el medioambiente. Las nuevas tecnologías son la solución.
¿Cómo funcionan las leyes que protegen el agua en América Latina, España o la Unión Europea? Decenas de normativas gestionan los recursos en plena emergencia, pero la seguridad hídrica no depende solo de normas.
Una cuarta parte de la población mundial carece de acceso a servicios de agua potable gestionados de forma segura. La presión demográfica, la contaminación hídrica o el cambio climático exigen un uso sostenible del agua. Te contamos diez iniciativas innovadoras.
Las cada vez más frecuentes e intensas sequías y la situación de los embalses están obligando a encontrar soluciones para un uso más sostenible y eficiente de un bien tan preciado como el agua. Regenerar y reutilizar el agua es posible.
Las sequías son períodos anormalmente secos, en los que intervienen múltiples factores y que tienen importantes consecuencias para el medioambiente y las sociedades. Se calcula que 55 millones de personas se ven afectadas por ellas de forma directa cada año, y que puede llegar a perjudicar a tres de cada cuatro personas de todo el mundo en 2050, según la ONU. BBVA profundiza sobre este complejo fenómeno en el nuevo monográfico ‘Cuando falta el agua: claves para hacer frente a la sequía’.
A día de hoy, “la sequía que padece el campo español es tanto hidráulica (los embalses están de media al 51% de su capacidad y un 16% por debajo de la media de los 10 últimos años) como hidrológica (ha llovido un 22,5% menos en el último año)”, tal y como reconocen desde la UPA (Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos). Datos preocupantes que confirman que no se trata de una situación puntual. Y es que las sequías continuadas, junto con el resto de consecuencias relacionadas con el cambio climático y la inflación, ha hecho que se pierda el 40% de la producción de los agricultores españoles.
En las últimas décadas, el cambio climático ha incrementado los fenómenos extremos y los gobiernos han comenzado a tomar medidas frente a la emergencia hídrica: reutilizar agua depurada, desalar agua marina, reducir su uso en la agricultura o controlarlo en las ciudades. Hoy, más que nunca, el ser humano convive con la ausencia de lluvias y las sequías.
Las situaciones de sequía afectan cada vez más a los recursos hídricos necesarios para la supervivencia de la naturaleza y la población. El sector agrícola –el que más agua consume– es clave. Los expertos reclaman asesoramiento y uso de tecnologías para no malgastar ni una gota. A nivel doméstico tenemos que aprender a ahorrar.
Las sequías son períodos de tiempo en los que se da un déficit en la disponibilidad de agua en un determinado lugar. Las situaciones de sequía han aumentado en el planeta casi un 30% desde que se inició el siglo XXI. La ausencia de lluvias y el cambio climático amenazan la subsistencia de millones de personas y provocan pérdidas económicas y humanas.
Fue en la Asamblea General de las Naciones Unidas de diciembre de 1992 cuando esta organización decidió establecer este día, e instar a los países a que lo celebren cada 22 de marzo con actividades e iniciativas que contribuyan a la concienciación sobre la importancia del aprovechamiento del agua y el uso responsable de este recurso natural. Garantizar el acceso al agua potable para evitar la desigualdad, así como poner en marcha proyectos que aseguren la sostenibilidad del agua, es clave. Este año la ONU ha elegido el lema ‘Agua por la paz’, puesto que una gestión responsable de este bien puede fomentar la armonía entre comunidades y países.
Los bonos azules son emisiones de deuda que tienen como destino preservar y proteger los océanos y sus ecosistemas. Buscan a través de la movilización del capital público y privado impulsar proyectos que impacten favorablemente en la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y en la economía azul.
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Desde la escuela se debe impulsar el cuidado del agua para construir adultos conscientes de los recursos que nos rodean. De ello nos hablará Hildegardi Venero –especialista en el sector Agua y Saneamiento, Gestión Integrada del Recurso Hídrico y Uso de los Recursos Naturales–: ahondará un poco más sobre este recurso y reflexionará cómo incluir este tema en la enseñanza de la educación básica regular.
Con acciones que se comprometen con el desarrollo sostenible, ambas organizaciones trabajan en conjunto para buscar soluciones que impulsen el acceso al agua potable en comunidades vulnerables del interior del país.
El agua es un recurso finito y escaso. Y sin ella, la vida no sería posible. La consumimos para nuestro día a día en hogares y ciudades, en la agricultura o en la industria energética. Los expertos creen primordial generar una cultura del agua apoyada en normas, gestión y tecnología.
BBVA celebra el Día Mundial del Agua iluminando el edificio de La Vela, en Madrid, y la Torre BBVA, en Ciudad de México, simulando una enorme gota de agua azul. Es una iniciativa para concienciar de la necesidad del ahorro de agua y su consumo responsable.
El Día Mundial del Agua se celebra el 22 de marzo y su objetivo es hacer una reflexión y concienciar a la población de la importancia del vital líquido. De acuerdo con Naciones Unidas, este año está dedicado a informar a las personas sobre la crisis mundial del agua y buscar las medidas necesarias para alcanzar el Objetivo de Desarrollo Sostenible No 6 referente al agua y saneamiento para todos antes de 2030.
Regando y fertilizando los cultivos desde una única instalación, así funciona un equipo de fertirriego. Un sistema más sostenible que reduce costes e impacto ambiental y mejora la eficiencia de los recursos. El sector agrícola se une a la innovación para transformarse. Un impulso más para cuidar del planeta.