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Análisis y opinión 31 jul 2020

Los bonos sociales y sostenibles avanzan con paso firme y sin dudar

La crisis de la COVID-19 ha dado impulso a los bonos sociales y sostenibles, que se han confirmado como instrumentos de financiación actuales y adecuados para los nuevos retos que ha traído consigo esta pandemia global. Ángel Tejada, responsable de bonos verdes y sostenibles de BBVA, analiza en esta tribuna la evolución y perspectivas de este mercado.

La pandemia global de la COVID-19 está afectando de manera muy diversa a todos los ámbitos de nuestra vida, también a las empresas, a sus empleados, a sus clientes y a las comunidades en las que éstas realizan su actividad. Esta crisis mundial está poniendo a prueba la capacidad de las organizaciones de reaccionar ante la adversidad y su habilidad para minimizar el potencial perjuicio para sus grupos de interés. Ante esta situación y los nuevos retos que ha generado la pandemia se hace necesario que las organizaciones busquen diferentes palancas que les permitan ser parte de la solución.

En esa línea, los bonos verdes y sociales se están mostrando como instrumentos de financiación actuales y adecuados para afrontar estos nuevos retos. A cierre del mes de julio el mercado global de este tipo de bonos ESG (‘Environmental, Social & Governance’) presentaba un volumen total emitido de 170.000 millones de euros, lo que supone un crecimiento de más del 50% respecto a los 110.000 millones de euros del mismo periodo del año anterior.

La emisión de bonos sociales y sostenibles se ha incrementado en casi un 400% frente al año 2019

Este crecimiento ha venido apoyado mayormente, como no podía ser de otra manera, por el auge de los bonos sociales. La emisión de bonos sociales y sostenibles se ha incrementado en casi un 400% frente al año 2019 y representa ya el 50% del total emitido en el mercado de bonos ESG (en año 2019 representó aproximadamente el 20% del mercado). Este instrumento permite obtener fondos para financiar proyectos que tendrán un impacto positivo para el desarrollo social y que, tras la aparición de la pandemia, serán fundamentales para responder a los efectos devastadores del virus, para contribuir a la reconstrucción económica de muchos sectores y para poner el foco en medidas de carácter social que tengan por objeto grupos de población específicos.

La idoneidad de este instrumento en la actual situación mundial, y el apoyo y la apuesta que están haciendo los inversores han sido determinantes en el crecimiento de las emisiones de bonos sociales y sostenibles. Hay una clara demanda por parte de las grandes gestoras de fondos y firmas de inversión. La búsqueda del impacto positivo adicional que ofrece este instrumento frente a la pura obtención de una rentabilidad ajustada al riesgo, está siendo el principal racional del apoyo público que están recibiendo los bonos sociales. Debemos ser muy optimistas en relación al impacto positivo que los bonos verdes y sociales van a tener en la recuperación económica y social. Los emisores del sector público cuentan ahora con un instrumento específico que les permite ser transparentes en el uso de la financiación hacia proyectos esenciales al mismo tiempo que facilitan al mundo inversor el análisis de qué actividades están apoyando con esa inversión.

Trabajemos por una recuperación verde y social, una transformación que permita adaptarse a un nuevo mundo

Sin duda, los actores de mercado -empresas, entidades financieras, emisores del sector público, inversores y reguladores- han acordado que la recuperación será mejor, más rápida y sólida, si se tienen en cuenta consideraciones ambientales y sociales en cada una de las medidas y acuerdos que se adopten. Trabajemos por una recuperación verde y social, una transformación que permita adaptarse a un nuevo mundo que va a requerir diferentes patrones de producción, consumo y en general de la forma de actuar.

Desde los mercados de capitales, los bonos verdes y sociales vienen siendo una alternativa a la deuda tradicional desde el año 2014. Este mercado intenta movilizar recursos que tengan sentido en la agenda global y en aras de la sostenibilidad. Cada año el mercado ha crecido de manera significativa llegando el año pasado a suponer casi el 10% del volumen de deuda emitido en los mercados de renta fija en determinados meses. Siendo aún un instrumento menor en el mercado (supone aproximadamente el 1% de la deuda viva global) las expectativas son muy alentadoras y se espera que su importancia crezca paulatinamente con el apoyo de emisores, inversores, gobiernos y reguladores. Nuestro equipo de Global Markets Research estima que para el cierre de 2020 el mercado de bonos verdes y sociales crecerá un 10% respecto al año récord de 2019, superando los 280.000 millones de dólares de emisión. Con paso firme y sin dudar.

En estos momentos de incertidumbre merece la pena reconocer que quienes emiten, empresa financieras y no financieras y emisores públicos, son quienes luego llevan a cabo los proyectos medioambiental y socialmente positivos. Son estos emisores quienes, apoyados en sus valores y prioridades estratégicas, han decidido poner el foco en la sostenibilidad como una estrategia clave de largo plazo, esperando con ello obtener impactos positivos y ventajas competitivas. Hoy podemos decir que una de esas ventajas se encuentra en el acceso a la financiación; los bonos verdes y sociales son una oportunidad para emisores con foco en la sostenibilidad, en esa transformación necesaria para afrontar los nuevos retos futuros.

Para BBVA es una prioridad estratégica. Desde el banco hemos contribuido al desarrollo de este mercado, tanto en España como en Europa, y tenemos el foco y la certeza de que otras geografías que han estado menos activas por diferentes circunstancias serán ahora también importantes zonas geográficas en las que se incrementará el uso de bonos verdes y sociales. EEUU, México y casi todos los países de América Latina cuentan ya con importantes ejemplos. BBVA está siendo un relevante promotor que apoya a sus clientes en esta transformación. Digital y sostenible.