¿Qué es la pobreza coyuntural y cómo se diferencia de otras formas de pobreza?
La pobreza coyuntural ocurre cuando una persona o familia atraviesa dificultades económicas durante un periodo limitado, sin llegar a una exclusión social o política.
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El año 2024 se presentaba como un año lleno de posibilidades para Mónica: estaba embarazada de su segundo hijo y esperaba una subida de sueldo que llevaba tiempo esperando. Sin embargo, su situación dio un giro inesperado. Perdió su trabajo y la inflación que no paraba de subir en su país, Argentina, hizo que criar a dos niños sin sueldo se volviese una tarea imposible.
Gracias a su red de contactos, Mónica encontró otro trabajo seis meses después. Pudo volver a pagar sus facturas y lo vivido quedó grabado en su memoria como una etapa complicada que, con suerte, no tendría que volver a repetirse. Durante estos meses, Mónica sufrió lo que se conoce como pobreza temporal o coyuntural, aquella que no se prolonga en el tiempo y de la que las personas consiguen salir de una manera relativamente sencilla.
Definición de pobreza coyuntural: cuándo y cómo se manifiesta
Existen muchas formas de definir qué es la pobreza coyuntural o temporal, pero, como su propio nombre indica, se trata de aquella que afecta a una persona o familia durante un periodo limitado de tiempo y tiene como causa una combinación de factores y circunstancias que se dan en un momento determinado.
“La pobreza temporal es aquella en la que caes en un momento concreto y de la que consigues escapar. Un tipo de pobreza que no se convierte en permanente”, explica Aroa Tejero, investigadora del Departamento de Sociología de la Universidad de Oviedo (España). “Podríamos decir que es la menos grave de todas las pobrezas, porque las personas consiguen superarla de manera más o menos natural o con una pequeña ayuda, generalmente, del estado de bienestar”.
Así, la pobreza coyuntural afecta a aquellos que se quedan en situación de desempleo de forma temporal, pero que encuentran otro trabajo relativamente pronto, o que carecen de recursos debido a situaciones externas como crisis económicas o procesos de recesión, por ejemplo. “Hay causas de todo tipo. También puede darse que tengas un hijo y que aumenten tus necesidades y gastos, pero no lo hagan también tus recursos al mismo tiempo”, ejemplifica Tejero.
Una forma de exclusión económica con salida posible
De acuerdo con la investigadora de la Universidad de Oviedo, es necesario diferenciar la pobreza coyuntural o temporal de aquella que se mantiene durante varios años (pobreza persistente) y de la que se repite en varias ocasiones (pobreza recurrente).
“La pobreza crónica-persistente se prolonga durante mucho tiempo. Y entonces, ¿qué pasa? Que las personas que la sufren van gastando sus recursos acumulados. Si tienen ahorros, ven como estos se acaban, y si se han quedado en paro y pasan a convertirse en desempleados de larga duración, tienen menos probabilidades de volver a participar en el mercado laboral”, explica Tejero.
“Por otro lado, las personas que entran y salen de la pobreza, que hoy tienen ingresos, pero mañana no, tienen unas situaciones muy inestables, lo que condiciona sus oportunidades de vida y genera riesgos de todo tipo. Por ejemplo, los ligados a la salud mental” añade la investigadora.
Es importante tener en cuenta también que, tal y como explican desde el Instituto Nacional de Estadística e Informática de Perú, las personas que sufren pobreza coyuntural sufren los efectos de la exclusión económica, pero no los de la exclusión social y política en la misma intensidad que los pobres estructurales y crónicos. Esto hace que tengan más posibilidades de salir adelante: en un contexto de crisis económica, por ejemplo, se benefician del crecimiento y de la estabilidad mucho antes que aquellos que sufren pobreza persistente o recurrente.
Soluciones a la pobreza temporal: apoyo institucional y redes sociales
El hecho de que esta pobreza esté muy ligada al contexto y a unas coyunturas concretas hace que muchos perfiles de personas diferentes puedan sufrirla a lo largo de su vida. No obstante, existen ciertos condicionantes que pueden influir. “Ser joven, por ejemplo, puede asociarse con facilidad a la pobreza temporal”, explica Tejero. “Cuando te vas de casa de tus padres y tienes que empezar a ganarte la vida, es más probable que en algún momento vivas una etapa en la que tengas menos recursos”.
El tipo de empleo y las condiciones laborales también juegan un papel importante. “Las personas que tienen una situación más inestable dentro del mercado laboral la tienen más probabilidades de perder su empleo y de enfrentarse a situaciones complicadas”, comenta Tejero.
El estado de bienestar proporciona soluciones para evitar o reducir la pobreza temporal, como pueden ser las prestaciones por desempleo. “Al fin y al cabo, ¿qué es en origen una prestación de desempleo? Es una ayuda para que, cuando no trabajes, tengas ingresos suficientes para mantener tu nivel de vida. Y a esto se suman muchas medidas que van orientadas a solucionar problemas puntuales, como las ayudas a la vivienda o a los jóvenes que inician su vida laboral”, explica Tejero.
Al otro extremo de la balanza están otras medidas más orientadas a acabar con aquellos problemas que no son puntuales, sino continuados en el tiempo, como la pobreza persistente y la exclusión social, como el ingreso mínimo vital. “Estas no se dirigen a personas que necesitan una solución puntual, sino a aquellas personas que están atrapadas en un círculo de pobreza o exclusión de la que es mucho más difícil escapar”, añade la investigadora.
Numerosas ONG combinan sus enfoques principales, muchas veces orientados a luchar contra la pobreza estructural y la exclusión social, con programas de atención inmediata para personas que han perdido sus empleos o se enfrentan a una situación puntual y complicada tras una enfermedad, una separación o durante un periodo de crisis económica a nivel estatal, por ejemplo.
Así, entidades como Cáritas, Save the Children, Cruz Roja y numerosos comedores sociales buscan apoyar a personas que atraviesan una situación de pobreza temporal, tanto en España como América Latina, para evitar así que caigan en una pobreza prolongada.