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Carlos Torres Vila 19 jul 2022

Carlos Torres Vila: "El impuesto a la banca puede generar menos consumo, inversión y recaudación"

El presidente de BBVA ha concedido una entrevista al periódico vasco ‘El Correo’ en la que repasa la actualidad nacional, que reproducimos a continuación.

– ¿Qué opinión le merece el impuesto a la banca que acaba de anunciar Pedro Sánchez?

– En un momento de tanta incertidumbre económica, debemos remar todos en la misma dirección. Los bancos tenemos un papel clave de apoyo a la sociedad. Lo hicimos durante la pandemia, lo hacemos día a día apoyando a familias y empresas a través de los créditos. Y lo seguimos haciendo a pesar de la incertidumbre económica, lo que se puede apreciar en el flujo de crédito. Entiendo también, y comparto, la importancia de corregir el déficit fiscal, reducir la desigualdad y proteger a los más vulnerables. Y para eso una mayor recaudación ayuda. Pero creo que esta no es la vía más adecuada.

– ¿A qué se refiere?

– Sin duda, la mejor forma de recaudar más impuestos es que la economía crezca. Mayor crecimiento implica no solo impuestos crecientes; también más empleo, más inversión, más prosperidad. Y nosotros estamos a disposición del Gobierno para buscar las mejores fórmulas para que esto se produzca, porque nuestro sector puede ser una palanca fundamental. Por eso mismo, un impuesto especial a los bancos puede acabar produciendo un efecto contrario al que se pretende, porque la banca es un sector que está en el centro de la economía, es un servicio que habilita al resto de sectores.

Una restricción a la inversión

– ¿Considera que esta decisión es un castigo a la banca?

– Los impuestos específicos a sectores deberían estar dirigidos a aquellos que generan externalidades negativas como forma de reducir su uso o consumo. El sistema bancario no solo no genera externalidades negativas en el resto de la economía, sino todo lo contrario; facilita la asignación de recursos productivos a los sectores más dinámicos y de mayor crecimiento. Penalizar una actividad como la bancaria, que representa el sistema circulatorio de la economía y que, por tanto, dinamiza al resto de sectores, se puede traducir en una restricción de los flujos de capital a proyectos de crecimiento. En lugar de ayudar a que haya más consumo e inversión, más crecimiento y más recaudación, en lugar de abaratar los servicios en un momento de elevada inflación, puede acabar afectando negativamente a todas estas variables. Y así se desprende de la evidencia internacional disponible. El objetivo de recaudar más con un impuesto especial al sector financiero lo que suele terminar generando es un menor crecimiento económico a largo plazo y, en consecuencia, una recaudación muy inferior a la esperada. El BCE ya emitió en diciembre de 2019 una opinión sobre impuestos específicos al sector, calificándolos como no deseables, resaltando sus potenciales efectos negativos e instando a un análisis exhaustivo previo.

– El presidente ha dicho que es un impuesto que incide en el mayor beneficio que, se supone, los bancos van a tener como fruto de la subida de tipos de interés.

– Las entidades financieras españolas ya tenemos un tipo del Impuesto de Sociedades del 30%, cuando la tasa normal es del 25%. O sea, ya tenemos un gravamen superior al resto de sectores. Por otra parte, se habla de beneficios extraordinarios, pero lo que ha sido extraordinario son los tipos de interés negativos durante muchos años, tipos que han llevado a una rentabilidad negativa de la banca durante la última década. La rentabilidad media sobre el capital de la banca española de 2011 a 2021 fue del -1% anual. Eso es lo que ha sido extraordinario. Y en lo que estamos es en el inicio de una normalización monetaria. Lo normal es que los tipos sean ligeramente positivos. No podemos calificar como extraordinario algo que es la normalización. Por eso mismo creo que no es eficaz gravar con un impuesto especial los resultados que se derivan de una actividad normalizada. Hoy en España todavía se obtienen hipotecas a largo plazo a tipos reales negativos. No digo ya en comparación con la inflación real que estamos viendo, en niveles por encima del 10%, sino por debajo incluso del objetivo de inflación del Banco Central Europeo, que es del 2%.

Efecto contrario

– ¿Cree que decisiones de este tipo generan inseguridad y reticencias en los inversores?  Sobre todo en los internacionales, tanto en el sector financiero como en el de la energía.

– La creación de impuestos específicos a sectores concretos, especialmente cuando no son finalistas y no persiguen corregir externalidades negativas, suele generar una incertidumbre sobrevenida que puede llevar a que el efecto del impuesto sea contrario al que se persigue.

La incertidumbre es enemiga de la inversión privada y un impuesto específico a un sector, aunque sea temporal, añade incertidumbre.

– Crisis y más impuestos. ¿Van a poder mantener su compromiso de remuneración a los accionistas? Hay más de un millón de inversores individuales en España.

Remunerar al accionista es un tema prioritario, que se ha materializado con la recompra de acciones, con la política de dividendo y el compromiso de repartir entre el 40 y el 50% del beneficio. Pero la variable fundamental es la cifra de beneficio…

– Si tuviese que definir con una palabra la coyuntura económica, ¿cuál elegiría?

– Incertidumbre.

– ¿Su apuesta en relación con lo que puede suceder?

– Es difícil saber qué va a pasar porque depende de cuestiones que pueden tener un impacto muy grave. Veníamos con un momentum muy positivo tras el covid y, aunque el crecimiento va a continuar, el efecto de la guerra en Ucrania ha sido grande. Y no solo económico. Primero como tragedia humana, que es lo más importante.

– Las previsiones económicas se dividen entre quienes creen inevitable la recesión y quienes rechazan ese extremo.

– Nosotros seguimos viendo crecimiento este año, pero con una tasa inferior para el ejercicio que viene. Será una caída muy relevante frente a las estimaciones que teníamos hace unos meses.

– No se apunta por tanto a las tesis de que habrá recesión.

– Una recesión técnica, quizá sí. Previsiblemente, tendremos crecimientos negativos en el último trimestre de este año y en el primero de 2022. Vuelvo a la incertidumbre, porque si tuviésemos cortes en el suministro de gas, por ejemplo, las probabilidades de una recesión más prolongada serían más elevadas.

En buena posición

– ¿Teme un aumento desmedido de la morosidad en los créditos?

– En un entorno tan incierto es difícil hacer predicciones de variables como el crecimiento económico, el empleo y el precio de la vivienda, que son las tres variables que más inciden en la morosidad. La banca española parte de una posición muy buena. También los ratios de endeudamiento de las familias y las empresas son buenos. Y, por tanto, esto tiene poco que ver con la situación que tuvimos en la crisis financiera. El ratio de endeudamiento de familias y empresas estaba hace diez años 35 puntos por encima y ahora está en línea con la media europea.

– La economía española no se parece en nada a la de entonces. Pero, ¿estamos en un escenario con muchas similitudes a la crisis del petróleo de mediados de los años setenta?

– Hay algunos rasgos, como la inflación elevada o el origen energético de ese alza de precios. Pero la situación es muy diferente en la economía española y en la mundial. La intensidad energética es inferior y el comercio está más globalizado. El papel de los bancos centrales tampoco es el mismo, porque cincuenta años después tienen ya una experiencia que nos da confianza.

No añadir dificultades

 – Algunos analistas predicen una congelación del crédito. No reducción, pero sí contención. 

– Los bancos juegan un papel central en la economía y tenemos una responsabilidad. En momentos de dificultad, hemos demostrado que estamos ahí para ayudar. El caso más reciente es la pandemia, donde tuvimos una caída de doble dígito en la economía y la banca dio un paso al frente. Estamos obligados a ser responsables y no extender un crédito que consideremos que no es solvente, pero estamos al lado de los clientes con una visión de medio y largo plazo, y eso nos lleva a seguir a su lado en los momentos difíciles. La banca no va a añadir dificultades en la actual situación, sino apoyo.

 – ¿La debilidad del euro frente al dólar es un problema añadido para la economía española?

– Ahí hay un efecto doble que termina en equilibrio. Un euro más débil significa que importamos mayor inflación, pero también nos hace más competitivos, con un apoyo a la industria turística y al sector exportador.

– BBVA ha hablado mucho de sostenibilidad. ¿La guerra obliga a replantearse algunas cosas, por ejemplo en la transición energética?

– Creo que nos ha reafirmado en nuestra estrategia. La pandemia nos demostró que era necesario profundizar en la digitalización. La invasión de Ucrania ha dejado clara la importancia de la energía y de ser independientes. Y descarbonizarnos es la vía para ser independientes como país en materia de energía.

La invasión de Ucrania ha dejado clara la importancia de la energía y de ser independientes

– ¿Cómo afecta el ‘caso Villarejo’ al banco? 

– Pues no hay nada nuevo, tan solo estamos a la espera de que se concluya la instrucción.

- El proceso de digitalización de la banca tiene su dimensión polémica. Una parte de la población se siente marginada. 

– La digitalización ha traído muchas ventajas a nuestros clientes. Por ejemplo, ha sido clave en la pandemia. Quienes acceden al banco a través del móvil se han multiplicado por cuatro en cuatro años. Las transacciones digitales se han duplicado y la satisfacción de la clientela ha aumentado 25 puntos en el índice de recomendación neta. La combinación de autoservicio con el apoyo de un equipo que atiende en remoto es imbatible. La mitad de nuestros clientes de más de 60 años ya utilizan los canales digitales. Pero esto es compatible con no dejar a nadie atrás, en especial a los colectivos que tengan más dificultad para adaptarse a esta nueva fórmula de interactuar y a las herramientas que conlleva. Se han ampliado los horarios de más de 600 oficinas, hay canales de atención preferente, se ha simplificado la aplicación y hay 350 empleados dedicados a una mayor atención personalizada.

«Bilbao, la cuna del banco, tiene que ser relevante en nuestra actividad»

BBVA ha dado en el último año un pequeño salto cualitativo en relación con su actividad en el País Vasco, y en especial en Bizkaia. Bilbao, la ciudad en la que está su sede social y donde en el pasado estuvieron algunos de los servicios corporativos centrales, había quedado formalmente reducida a la cabecera de una dirección regional. También a una actividad puramente comercial, como la que se realiza en cualquier otra latitud geográfica en la que BBVA tiene intereses de negocio. El banco anunció el pasado mes de enero su decisión de ubicar dos empresas en Bilbao, ambas dedicadas al desarrollo y la aplicación de tecnología digital para la propia entidad financiera.

– Todo el mundo coincide en señalar que la instalación de esas dos empresas en Bilbao es una decisión suya. 

– Es una decisión del banco.

– Digamos que sería usted el impulsor. 

– Yo lo he apoyado, sí. Somos un banco global, con presencia en muchos mercados, como México o Turquía. Y lo mismo sucede en España. Tiene sentido que no concentremos todos los servicios en el mismo lugar y aprovechemos el talento que hay en cada sitio.

– Pero no se le escapa que volver a invertir en el País Vasco, generar empleo al margen de la actividad comercial bancaria, que era precisamente lo que BBVA hacía en el pasado, tiene un significado especial. 

– El País Vasco y Bilbao, como ciudad, son muy relevantes para el banco. Es nuestra cuna, el lugar donde nacimos, y también tiene sentido que se adopten decisiones de este tipo. Yo lo he apoyado, nada más. El objetivo es cubrir este año cien puestos de trabajo de perfil tecnológico, principalmente desarrolladores e ingenieros de datos. Para el próximo año está previsto aumentar en otros cien empleos esos dos proyectos. De las personas contratadas hasta ahora, que son algo más de 60, el 75% es retención de talento. Son jóvenes formados en universidades vascas. El 25% restante lo constituyen personas que se han formado fuera.

– Es consciente de ese alejamiento que ha tenido el banco... 

– La actividad del banco en el País Vasco es muy importante, con una notable presencia en banca privada. Y somos el primer proveedor para la mitad de las empresas vascas. Pero además queremos contribuir adicionalmente a que Bilbao sea una ciudad de referencia en otros ámbitos; en el cultural y el tecnológico, en el del conocimiento. Y eso lo hacemos creando empleo, también con el fomento en la cultura. Celebrar el acto de entrega de los premios Frontera del Conocimiento en Bilbao ha sido un acierto.

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