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Del ‘fintech’ al ‘bigtech’, en busca de la nueva regulación digital

Google, Samsung o Amazon no son bancos. Sin embargo, todos ofrecen servicios financieros, especialmente centrados en pagos y envío de dinero. Facebook incluso planea tener su propia moneda, Libra. La incursión de las ‘bigtech’ en el terreno bancario supone un desafío para la regulación financiera, que debe adaptarse a un entorno donde las startups ‘fintech’ dejan paso a los ecosistemas digitales como nuevos proveedores.

¿Cómo debe ser la respuesta regulatoria a este fenómeno? Coordinada con la regulación de la competencia y la protección de datos, transfronteriza y acorde a los riesgos sistémicos que implica. Así lo afirma un informe elaborado por el área de Regulación Digital de BBVA y publicado en el Boletín de Estudios Económicos de Deusto. 

Hace unos años, los reguladores fueron conscientes de la entrada de las ‘startups’ fintech en el entorno financiero y respondieron con un enfoque “que buscaba garantizar un control adecuado de los nuevos riesgos y al mismo tiempo promover la competencia y la innovación”. Ahora, deben evolucionar “hacia una respuesta integral para garantizar que el sector financiero permanece seguro, estable y abierto a la competencia”. “En la economía posterior a COVID-19, que será más digital que nunca, esta respuesta regulatoria se vuelve aún más importante”, afirma Pablo Urbiola, autor del informe junto a Lucía Pacheco.

En la economía posterior a COVID-19, que será más digital que nunca, esta respuesta regulatoria se vuelve aún más importante

Ambos explican que “es probable que la magnitud y la naturaleza de los riesgos cambien, al igual que la naturaleza y el grado de competencia en la industria financiera” con esta segunda ola de competencia caracterizada por la integración de servicios financieros dentro de los ecosistemas digitales de las ‘bigtechs’.

Los datos, la gran ventaja

Tal como señala este informe, las empresas ‘bigtech’ pueden alcanzar una gran escala de manera muy rápida en nuevas líneas de negocio ya que sus ecosistemas digitales cuentan con millones de usuarios activos. En segundo lugar, tienen una gran capacidad de crear y controlar mercados adyacentes. En tercer lugar, tienen acceso a grandes cantidades de datos y una capacidad inigualable para analizarlos.

El estudio de BBVA advierte que los servicios financieros no son una excepción y pueden permitir a las ‘bigtech’ reforzar sus ecosistemas, recopilar datos adicionales y aumentar la involucración de su base de clientes. Además, indica que la regulación puede actuar incluso como un catalizador de estas incursiones del fenómeno ‘bigtech’ en los servicios financieros. Ese es el caso de los marcos de ‘open banking, que permiten a los nuevos competidores obtener acceso a los datos bancarios de los usuarios, así como iniciar pagos en su nombre.

Gran parte de las actividades de estas empresas estarían cubiertas por las regulaciones por actividad desarrolladas para hacer frente al fenómeno ‘fintech’, como las normas de pagos o dinero electrónico. Sin embargo, en otras ocasiones, como los cripto-activos, existen lagunas regulatorias. En todo caso, Urbiola y Pacheco inciden en que el principal riesgo surge cuando estas actividades se realizan a una escala mucho mayor de lo inicialmente previsto, algo no desdeñable en el caso de las ‘bigtech’. De esta forma, podrían surgir riesgos de estabilidad financiera si obtuvieran una posición dominante en segmentos como pagos o préstamos, convirtiéndose en actores sistémicos para la provisión de servicios críticos para la economía.

Por otro lado, los reguladores han facilitado la apertura del sector financiero a nuevos competidores, reduciendo las barreras de entrada. Las reglas sobre acceso y uso compartido de los datos de los clientes son de particular relevancia en esta discusión, señala el informe. En el caso de la UE, la directiva PSD2 requiere que los bancos abran sus datos sobre pagos de manera estandarizada, en tiempo real y sin compensación monetaria, pero no existe un requisito equivalente para los datos de entidades no bancarias. 

Esto crea una asimetría de datos: las empresas financieras deben proporcionar un acceso fácil a los datos de pagos estandarizados, pero los datos de otros sectores no están disponibles en términos similares, lo que sitúa al sector financiero en desventaja al proporcionar servicios financieros digitales, y refuerza la ventaja de las ‘bigtech’ en relación a los datos. El Financial Stability Board destacó esta asimetría recientemente y cómo podría ayudar a cambiar la dinámica de competencia rápidamente, con posibles implicaciones para la estabilidad financiera al facilitar una mayor concentración en la provisión de servicios financieros.

Por suerte, los principales organismos normativos, tanto a nivel global como en Europea, lo han situado en lo alto de su agenda, como demuestra la atención de la Comisión Europea a este fenómeno en su reciente documento de consulta para definir su nueva estrategia de finanzas digitales

Tres vías para regular la actividad ‘bigtech’ en las finanzas digitales

Desde BBVA, prevén tres líneas principales de acción que reguladores y supervisores deberían adoptar para comenzar a elaborar una respuesta adecuada a los posibles riesgos de estabilidad financiera asociados con la entrada de las ‘bigtech’ en las finanzas:

  1. Ajuste de los marcos regulatorios específicos de cada actividad. En primer lugar, para asegurar que los marcos de concesión de licencias y supervisión establecidos para actividades como el dinero electrónico o los préstamos no bancarios son suficientes para contener los riesgos asociados a una provisión a gran escala. Las autoridades también deben considerar aspectos como la protección del consumidor, el fraude y los ciberataques. Además, es reseñable el interés de algunas ‘bigtech’ por el campo de los criptoactivos, posiblemente con el lanzamiento de sus propias monedas, como es el caso de Facebook. Algunas instituciones ya trabajan al respecto, tanto en la UE como a nivel mundial.
  2. Promoción de la innovación para los jugadores en condiciones justas e iguales. Es necesario aplicar el principio de que “las mismas actividades, con los mismos riesgos, deben tener la misma regulación”. Para ello es necesario un giro desde una regulación basada en entidades a una regulación basada en actividades. Asimismo, la regulación debe asegurar un acceso en condiciones justas no solo a los datos sino también a plataformas digitales e infraestructuras técnicas que son necesarias para la provisión de servicios financieros.
  3. Abordar la dimensión sistémica de ‘bigtech’. Las autoridades deben considerar si se necesita una respuesta para hacer frente a los riesgos de estabilidad financiera asociados con el potencial sistémico de las ‘bigtech’. Además, las autoridades deben considerar si los nuevos servicios de las ‘bigtech’, en la medida en que se vuelven críticos para el funcionamiento del sistema financiero global, se ajustan a los estándares existentes para infraestructuras críticas del mercado financiero.

Como señala el informe, definir una respuesta regulatoria apropiada a la entrada de las ‘bigtech’ en el sector financiero es uno de los grandes desafíos de política pública a los que se enfrentan las autoridades. “Por suerte, los principales organismos normativos, tanto a nivel global como en Europea, lo han situado en lo alto de su agenda, como demuestra la atención de la Comisión Europea a este fenómeno en su reciente documento de consulta para definir su nueva estrategia de finanzas digitales”, concluye Lucía Pacheco.