Ojos en el cielo contra las catástrofes: satélites para prevenir danas y otros desastres climáticos
España desarrollará tres nuevos satélites de observación terrestre para prevenir catástrofes climáticas. El objetivo es mejorar la vigilancia y la respuesta ante fenómenos meteorológicos extremos en todo el territorio.

A raíz de la catástrofe climática provocada por la DANA de 2024, la prevención de riesgos se ha convertido en una prioridad dentro del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia del Gobierno de España. Como respuesta, el pasado septiembre se aprobó el despliegue de la segunda fase del plan, denominado “Apoyo a la Recuperación y la Resiliencia en respuesta a los desastres naturales”. El objetivo no es solo reducir los riesgos, sino tomar medidas preventivas ante cualquier fenómeno meteorológico extremo que amenace a la península y facilitar una atención inmediata.
La ampliación se estructura en seis medidas de financiación para la gestión de fenómenos climáticos extremos, entre las que destaca la prevención y lucha contra catástrofes naturales. Para llevar a cabo esta actuación, que cuenta con presupuesto del Plan de Recuperación financiado con fondos europeos, se impulsará la creación de tres satélites para monitorizar emergencias en tiempo real.
Estos satélites se integrarán en el proyecto de la Constelación Atlántica (ESCA+), gestionado por la Agencia Espacial Española (AEE). El objetivo es la creación de un sistema de 16 pequeños satélites que observen la Tierra y mejoren “nuestra capacidad de anticiparnos, prevenir y resolver desafíos como el cambio climático”, especificó la ministra de Ciencia, Innovación y Universidades, Diana Morant.
Características de los satélites para emergencias climáticas
A diferencia de los satélites europeos ‘Copernicus’, que ofrecen imágenes de la península con una frecuencia de 2 a 3 días, la Constelación Atlántica proporcionará nuevos datos cada 2 o 3 horas. Sus satélites estándar oscilarán entre los 20 y 30 kilogramos e incorporarán sistemas como una cámara óptica multiespectral y sensores de comunicación del Internet de las Cosas (IoT).
No obstante, los tres satélites financiados por esta ampliación del plan serán considerablemente más grandes y avanzados. Su peso aumentará desde los 200 hasta los 500 kilos y, además, incorporarán una cámara de alta resolución (VHR) y otra térmica infrarroja (TIR), sensores para campos electromagnéticos y un radar de apertura sintética (SAR), capaz de interactuar con las propiedades físicas de la superficie.
Si bien el objetivo principal de este sistema de satélites es prevenir los riesgos climáticos, sus características permitirán otras aplicaciones. Facilitarán la gestión del territorio y de los recursos naturales, contribuirán a la producción sostenible de alimentos y ayudarán a garantizar la seguridad a través de la vigilancia marítima y de fronteras.