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¿Por qué Microsoft ha invertido 1.000 millones de dólares en un cerebro de IA?

El gigante tecnológico ha anunciado una alianza con OpenAI para intentar desarrollar una inteligencia artificial capaz de resolver problemas complejos de cualquier tipo, a lo que se denomina 'inteligencia artificial general' o 'fuerte'.

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Conseguir una inteligencia artificial que supere a la humana tendría un fuerte impacto en campos tan relevantes como la medicina, el trabajo o la educación. Los gigantes tecnológicos, que son conscientes de ello, tratan de fichar a los mejores expertos y apostar por empresas incipientes del sector para lograr los mayores avances. Es el caso de Microsoft, que ha invertido 1.000 millones de dólares en la organización sin ánimo de lucro OpenAI para mejorar las capacidades de la plataforma en la nube Azure e intentar desarrollar un cerebro de inteligencia artificial —o una inteligencia artificial fuerte o general—.

“Una inteligencia artificial fuerte es aquella que no solo resuelve una cuestión concreta, sino que es capaz de solucionar muchas otras tareas de un modo abierto y simultáneo. Y en muchas ocasiones es superior a la propia capacidad humana”, explica Juan Pablo Peñarrubia, presidente del Consejo General de Colegios Profesionales de Ingeniería Informática de España.

Durante la última década, las aplicaciones del 'deep learning’ junto al aumento de la potencia de computación han propiciado continuos avances en áreas como el procesamiento de la visión, el habla, el lenguaje, la traducción, la robótica e incluso los videojuegos. En la actualidad los sistemas de inteligencia artificial sirven para solucionar problemas en un dominio específico, es a lo que se denomina inteligencia artificial estrecha o ‘narrow AI’. Frente a esta, una inteligencia artificial fuerte o general (‘general AI’) podría ser aplicada a problemas más complejos y de cualquier tipo: “Haciendo una analogía humana sería como poder usar un Einstein, pero no solo para la física sino para cualquier ámbito”.

El objetivo de Microsoft y OpenAI, una organización de investigación fundada por Elon Musk y el emprendedor Sam Altman, es que la inteligencia artificial general trabaje con las personas para ayudar a resolver grandes retos, como el cambio climático, una mejor atención sanitaria y una educación más personalizada. “Las posibilidades de la inteligencia artificial son inimaginables. Facilitará grandes avances en áreas como la sanidad, por ejemplo en la lucha contra el cáncer, en la agricultura, la educación, el transporte o en la lucha contra el cambio climático, para crear un mundo más sostenible y accesible”, apuntan fuentes de Microsoft.

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Sam Altman, CEO de OpenAI y Satya Nadella, CEO de Microsoft.

Microsoft ya ha puesto en marcha múltiples iniciativas, por ejemplo en el ámbito de la sanidad. El proyecto InnerEye evalúa imágenes 3D pixel a pixel para proporcionar al radiólogo información precisa de la evolución de un tumor desde la última prueba diagnóstica, lo que permite tomar decisiones mejor informadas sobre el tratamiento que debe seguir un paciente. Investigadores de Microsoft trabajan también junto a biólogos y oncólogos en el proyecto Hanover para descifrar el funcionamiento de las células cancerígenas. A través del análisis de datos masivos relacionados con el cáncer, los sistemas de inteligencia artificial pueden extraer conclusiones y proponer tratamientos personalizados para los pacientes, algo que a un médico especialista le llevaría meses e incluso años de investigación.

Impacto en la sociedad

Pero la inteligencia artificial no solo impactará en este sector. “Cada empresa, cada proceso, cada producto y la forma de trabajar de cada empleado serán redefinidos en los próximos años mediante el uso de la inteligencia artificial”, sostienen desde Microsoft. La adopción de esta tecnología presenta desafíos importantes: “Las personas y las empresas no van a utilizar tecnología en la que no confíen. Las reticencias que puedan tener hacia la inteligencia artificial irán desapareciendo a medida que la vean no como un sustituto de la inteligencia humana, sino como una herramienta a través de la cual potenciar la capacidad de las personas”. Para intentar garantizar que la inteligencia artificial tenga un impacto positivo en las personas y la sociedad, Microsoft ha creado un comité de ética.

Antes que conseguir una inteligencia artificial general, Microsoft asegura que su prioridad es garantizar que la tarea se aborda siguiendo los principios de confianza, seguridad, privacidad, transparencia, ética e inclusión. Pero, ¿cómo de lejos se está de conseguir una inteligencia artificial que iguale o exceda la inteligencia humana? Peñarrubia sostiene que la consecución no es inminente, pero destaca los avances producidos en las últimas décadas: “Hace 100 años estábamos mucho más lejos, solo era un ejercicio de ficción. Pero desde la eclosión y madurez de la ingeniería informática es un ejercicio tecnológico real y en progresión”.

El avance hacia la posible llegada de la inteligencia artificial general fue uno de los temas abordados durante la reciente presentación de la Factoría de IA de BBVA. Los expertos allí presentes coincidieron en que con el avance del ‘deep learning’, se podrá abrir la posibilidad de crear sistemas  capaces de razonar, escribir sus propios programas de inteligencia artificial o incluso enseñar a aprender a otras máquinas. Para ello, según explicó Darío Gil, director de IBM Research, aún queda un largo camino y será necesario unir la lógica con la que ya cuentan determinados sistemas inteligentes “con el razonamiento y que las máquinas sean capaces de ir más allá de las reglas”.