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Bolsa de valores Act. 14 mar 2018

Invertir en bolsa desde cero: ¿qué es una OPV?

La OPV (Oferta Pública de Venta) supone el momento en el que las entidades intermediarias venden al gran público las acciones negociadas en el mercado primario.

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Cuando una empresa decide salir a bolsa o sacar acciones al mercado, los actuales socios intentarán asegurar sus opciones sobre la sociedad manteniendo parte de las acciones en su poder. El resto, es decir, las que podremos adquirir en entidades intermediarias como las financieras son las llamadas “Free Float”.

Como compradores es importante que conozcamos los valores que interfieren en esta operación y los movimientos que pueden producirse en el precio una vez se negocien en el mercado secundario. Por ello se hace imprescindible conocer cómo se compone el precio y el tipo de acciones que existen.

¿Cómo funciona una OPV?

Las acciones nos llegan generalmente por oferta de nuestra entidad financiera. Lo más seguro es que ésta haya participado en la salida a bolsa de la sociedad en calidad de colaboradora y que a cambio cuenten con dicho producto financiero a cambio de comisión por acción colocada.

Los directores de oficina reciben objetivos de colocación y cuentan como herramienta de venta la información confeccionada por la empresa. En la práctica significa que normalmente siempre se nos realizará una valoración positiva sobre la seguridad de inversión (es la información de la que disponen).

A todo lo comentado tenemos que hablar de una práctica que puede encarecer las acciones de forma virtual. El valor en bolsa se rige por los designios del mercado y las leyes de oferta y demanda. Esto significa que para encarecer las acciones se puede limitar el número de acciones que salgan a la venta (reducir la oferta) para dejar insatisfecha a la demanda (con lo que los precios aumentan).

¿Cuanto vale una acción?

El precio de salida de dichas acciones no reflejará únicamente el valor real de la empresa a día de hoy sino también incluirá un cálculo respecto a los beneficios futuros. Para entenderlo mejor tenemos que hablar de los múltiples tipos de precios o valores que entran en juego:

  • Valor nominal: Es el resultante de dividir el capital social entre el número de acciones total. Si tuviésemos una acción física sería el valor impreso en ella.
  • Valor contable: Lo obtendremos de la diferencia entre activo y pasivo (sin contar capital y reservas) y dividiéndolo por el numero de acciones.
  • Valor liquidativo: Es el valor teórico en caso de liquidación de la sociedad. Se calcularía valorando los bienes materiales (precio de mercado) a los que restaríamos todas las deudas que deberían afrontar en dicho momento. Este resultado dividido por el número de acciones nos dará el valor liquidativo.
  • Valor en bolsa: A diferencia de los anteriores no es el resultado de cálculos matemáticos sino a los flujos de la oferta y demanda así como a las expectativas de evolución de la sociedad.

Comprendiendo esto, llegamos a una clara conclusión: el valor de la acción no es un concepto sencillo aunque finalmente costará lo que el mercado estipule que vale. Desde el momento cero entra en juego la expectativa (valor en bolsa) en el precio de salida.

¿Cómo se espera que evolucionará el precio al negociar estas acciones en bolsa?

Atendamos al funcionamiento de dicho proceso OPV. Las empresas que salen a bolsa informan al mercado de lo idóneo que es invertir en sus acciones mediante estudios y análisis independientes (ya sean entidades financieras o agencias de valores) supervisados por la propia sociedad.

Lo normal es que la valoración se realice al alza por interés de los propios socios. En estos momentos, si el precio sube lo suficiente, algunos se sentirán tentados a vender sus acciones. ¿En qué terminan estos movimientos? Cuando la sociedad sale en bolsa lo hace generalmente con resultados bajistas para ajustar la valoración que ha realizado la empresa con el valor real del mercado y sus expectativas particulares.

¿Qué tipos de acciones existen?

El valor también variará según sea el tipo de acción ofertada. Para entender este punto se hace imprescindible desglosar las clases, que según he resumido, serían las siguientes:

  • Acciones preferentes: Son aquellas que se emiten con ciertas peculiaridades como pueden ser ciertos privilegios y/o limitaciones (no derecho a voto, por ejemplo) marcadas a su emisión.
  • Acciones ordinarias: Como su nombre indica son las más habituales y a diferencia del tipo anterior todas gozan de los mismos privilegios y limitaciones.
  • Acciones nuevas: Son aquellas emitidas recientemente que suelen caracterizarse por tener precios inferiores a las viejas. Esto es así porque aunque disponen de todos los derechos políticos no se puede beneficiar de los económicos (dividendos) hasta que finalice el ciclo económico de la empresa participada.
  • Acciones viejas: No suelen recibir esta denominación a no ser que se hayan emitido acciones nuevas. Es una manera de diferenciarlas de estas pero los derechos políticos y económicos son idénticos a las acciones ordinarias.
  • Acciones liberadas: Nacen cuando los accionistas deben aportar parte de un aumento del capital social de la empresa. Normalmente se compensa el aumento emitiendo acciones con las reservas acumuladas pero no siempre son suficientes para satisfacerlo.
  • Acciones rescatables: Son las emitidas bajo la condición de ser amortizada. Esto se marca en las condiciones de emisión.
  • Al portador: Como si fuera un cheque con el mismo concepto, se considera que el tenedor de la misma es el propietario.
  • Nominativas: Cuando en el documento figura el nombre del legítimo propietario.

¿Qué obtengo al comprar una acción?

El movimiento de estos documentos resultaba un proceso burocrático muy complejo y sujeto a diversos errores y retrasos pero actualmente se ha eliminado el movimiento físico de títulos. En su lugar lo que se intercambian son numeraciones o “referencias técnicas” así que cuando compramos una acción recibimos una comunicación donde se detalla la clase de acción adquirida, precio e importe total incluyendo gastos.

Si nos hemos decidido a invertir y ya tenemos las acciones (o referencias técnicas) en nuestro poder la entidad financiera se encargará de avisarnos de ampliaciones de capital, abono de beneficios (si tenemos derecho) , etc… pero no se encargará de comunicarnos directamente si el valor ha aumentado o bajado (si tenemos posibilidad de ganar o perder mediante una venta). Para ello deberemos ser gestores de nuestro producto.