El envejecimiento de la población, unido al aumento de la esperanza de vida tendrá en los próximos años un efecto significativo en materia de pensiones. Estas y otras discusiones ocuparon la agenda del Congreso Anual de Asofondos y de la Federación Internacional de Administradoras de Fondos de Pensiones (FIAP) que se desarrolló en Cartagena durante la semana pasada.
Rentas vitalicias
El aumento de la esperanza de vida y el descenso de la natalidad suponen un reto estructural para los sistemas de pensiones de los países desarrollados. En el caso de España, a este reto estructural se le une otro, derivado de las elevadas tasas de desempleo de los últimos años y del comienzo de la jubilación de los ‘baby boomers’. Sobre la mesa se encuentra ya el gran desafío: cómo conseguir un sistema de pensiones sostenible y que al mismo tiempo pague pensiones suficientes a la población jubilada.
Después de haber estado ahorrando durante años, llega la jubilación y con ella rescatar, por fin, el plan de pensiones. En este punto, es habitual que surjan dudas sobre cuál es la mejor forma de cobrarlo para complementar así la pensión o cómo va a tributar en el IRPF.
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Aunque no se trata de aquello de 'café para todos', sí es verdad que existen unas pautas que condicionan el ahorro de las personas según su edad.
Las rentas vitalicias son productos financieros que se basan en seguros de vida. De hecho, los comercializan, principalmente, empresas de seguros especializadas en vida-ahorro. Su finalidad es la de proporcionar al usuario una renta, a partir de un momento determinado de su vida, normalmente la jubilación, para compensar la pensión pública y no perder el poder adquisitivo previo al fin de la vida laboral.
La hipótesis de la renta permanente fue formulada por el premio Nobel Milton Friedman en 1957. Afirma que las personas tienden a tomar un consumo homogéneo a lo largo de su vida. De ese modo los consumidores no consumen respecto a sus ingresos corrientes, sino respecto a sus expectativas.
Los sistemas de pensiones en España y Portugal están basados en un modelo de seguro profesional que surgió a finales del siglo XIX en la Prusia Bismarkiana. Se trata de un modelo sólido en sus inicios, pero que a lo largo de los años ha sufrido numerosas reformas y disfunciones. En ambos países existe un modelo de pensiones públicas obligatorias, ya sean contributivas o no contributivas, y pensiones privadas complementarias o voluntarias.