Cómo impulsar una transición justa desde el sistema financiero en países emergentes
Para lograr una transición justa y sostenible en los países emergentes, la Comisión Europea ha impulsó un plan de acción a través de un grupo de expertos de alto nivel en finanzas sostenibles. Entre las medidas destacadas: nuevos productos financieros, mayor financiación en moneda local, más bonos verdes y un papel reforzado de los bancos multilaterales de desarrollo.

La transición justa busca garantizar que la transformación hacia una economía baja en carbono se lleve a cabo sin aumentar la desigualdad ni dejar atrás a los sectores más vulnerables. Este enfoque reconoce que los países emergentes necesitan apoyo financiero y técnico para avanzar en la descarbonización de sus economías. Todo ello siempre sin comprometer el desarrollo social ni el empleo.
En este contexto, la transición justa no es solo un imperativo ambiental, sino también una oportunidad para impulsar un sistema financiero sostenible. Su objetivo es facilitar inversiones con impacto social positivo. Esto incluye garantizar el acceso equitativo a la financiación, reducir los riesgos asociados a las inversiones verdes en países en desarrollo y promover instrumentos financieros innovadores que aceleren el cambio estructural.
Consciente de la necesidad de una transición justa
22 de abril de 2016. Casi todos los países del mundo acaban de firmar el Acuerdo de París, el tratado de lucha contra el cambio climático más ambicioso logrado hasta el momento. En sus páginas se esboza el camino para lograr una transición hacia una economía baja en emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). Una transición hacia un sistema que ha de ser, también, justo y sostenible.
Con la firma del Acuerdo de París se puso además fin a unos meses de actividad frenética en las oficinas de la ONU. Aquel día se cumplía poco más de medio año desde que la Asamblea General había adoptado la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.
Hoy, casi una década después, ni los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) ni las metas del Acuerdo de París están cerca de alcanzarse. Ha habido compromisos y avances importantes, pero no se ha logrado desplegar todo el potencial de ambos acuerdos. Entre otras cosas, ha fallado un punto que se ha convertido en uno de los asuntos centrales de los encuentros de alto nivel de los últimos años: la financiación.

Hacia un sistema financiero global que acelere la transición justa en países emergentes
Cada vez está más claro que para cerrar la brecha de financiación no solo hace falta un mayor esfuerzo de financiación pública, sino también movilizar al sector privado. Con el objetivo de desbloquear la inversión de forma que apoye y permita una transición justa y sostenible en los países de ingresos medios y bajos, la Comisión Europea encargó en 2023 al High Level Expert Group on Sustainable Finance in Low- and Middle- Income Countries (HLEG, por sus siglas en inglés), del que forma parte BBVA, la elaboración de un plan de acción concreto.
Entre los resultados destacan el consenso alcanzado sobre la necesidad de que la lucha contra el cambio climático no puede entenderse separada del desarrollo humano; la constatación de que el capital público no es suficiente para afrontar los retos ambientales y sociales y que es necesario movilizar más capital privado; y el apoyo a los mercados de carbono, los créditos y otros nuevos instrumentos financieros asociados a la transición energética como elementos fundamentales.
Diez recomendaciones para alcanzar la transición justa
Estas son las diez acciones recomendadas por el HLEG para que la Unión Europea marque la diferencia e impulse el crecimiento inclusivo y sostenible en los países en vías de desarrollo, generando oportunidades que sean beneficiosas para todos.
1. Más diálogo a todos los niveles
El primer paso es conocer las prioridades de los países en vías de desarrollo, sus habitantes y sus empresas, e identificar un conjunto coherente de acciones para avanzar hacia esos objetivos compartidos. Para ello, el HLEG recomienda crear una plataforma única de diálogo en la que se reúnan todos los actores clave a nivel político, regulatorio y económico. La UE deberá servirse de este instrumento para, entre otras cosas, apoyar nuevas iniciativas a lo largo de toda la cadena de inversión y el ciclo de vida de los proyectos, en particular, en aquellas áreas de inversión prioritarias en las que los países socios y la UE estén colaborando.
2. Una plataforma para reforzar la seguridad financiera
Otro de los cambios necesarios es la creación de una plataforma que sirva de brazo operativo y financiero para las nuevas asociaciones de la UE con terceros países. Esta debe funcionar como una especie de ventanilla única que facilite el desarrollo de proyectos sostenibles, colocando en un mismo lugar a todas las fuentes de financiación y ofreciendo garantías a nivel de procesos, contratos y regulación para brindar claridad y protección a los inversores y a los beneficiarios.
3. Transformación de la arquitectura financiera global
Hoy, solo una pequeña parte de los activos de los inversores institucionales de la UE está en países de ingresos medios y bajos. Para cambiar esta tendencia, la Comisión Europea, junto a actores como el Banco Mundial o el FMI, debe crear el espacio fiscal necesario para facilitar las inversiones en infraestructuras sostenibles y resilientes en estos países. De acuerdo con el HLEG, los fondos público-privados de riesgo reducido tienen un gran potencial de movilización de los inversores institucionales, pero para que sean realmente efectivos deben solventar algunas barreras que los hacen poco atractivos, como los costes o la escasa visibilidad.
4. Un nuevo producto financiero con regulación propia
Los fondos de transición público-privados de riesgo reducido deberían construirse como un nuevo tipo de producto financiero de la Unión Europea, con su propio marco legal. Para lograrlo, la Comisión Europea debe tener en cuenta el punto de vista de las autoridades supervisoras pertinentes y las opciones disponibles para reducir, en la medida de lo posible, los riesgos financieros asociados a estas operaciones (como los relacionados con las fluctuaciones de las divisas).
5. Más financiación en moneda local
Una forma de reducir los riesgos de divisas es incrementar las operaciones financieras en los mercados y en las monedas locales. Hacerlo requiere firmar compromisos con los bancos centrales y las autoridades de los países de ingresos medios y bajos para acelerar las reformas necesarias de sus mercados financieros y monetarios. La UE también podría liderar la creación de un mecanismo de financiación sostenible que hiciese rentable operar en las divisas locales de cada país.
6. Y más asistencia técnica
En los últimos años, los bonos verdes y sociales y otros productos vinculados a la sostenibilidad han crecido en todo el mundo, pero todavía representan una pequeña fracción del mercado global de bonos. Otra de las recomendaciones centrales del documento señala la necesidad de que la Unión Europea, el Banco Europeo de Inversiones y los bancos de desarrollo brinden la asistencia técnica necesaria a los países de ingresos bajos y medios para que estos incorporen la sostenibilidad a sus mercados de capital.
7. El desarrollo de nuevos mercados de bonos verdes
La Unión Europea lidera hoy la emisión de bonos verdes a nivel mundial, lo que la coloca en una posición única para impulsar una iniciativa para el desarrollo de mercados de bonos verdes en otros países. De acuerdo con las recomendaciones del HLEG, una iniciativa así debe incluir un programa de asistencia para reforzar el ecosistema local de capitales y, en particular, desarrollar las capacidades de las bolsas de valores y los emisores de bonos. También es importante que se apoye la creación de marcos locales para las finanzas sostenibles, contribuyendo al desarrollo de estándares y capacidades.
8. Hacia bancos multilaterales de desarrollo más sostenibles
Los bancos multilaterales de desarrollo están bien posicionados para desbloquear el capital privado necesario para avanzar en el desarrollo sostenible y alcanzar los objetivos del Acuerdo de París. Para ello, la Comisión Europea debería pedirles que ajusten sus modelos de negocio y sus estructuras de incentivos para impulsar la movilización del sector privado en este sentido. Los países miembros de la UE también deberían hacer lo mismo con sus instituciones financieras para el desarrollo a nivel nacional.
9. Y marcos de finanzas sostenibles unificados e interoperables
A medida que crece el mercado de las finanzas sostenibles, existe el riesgo de que cada país o región desarrolle sus propias taxonomías, reglamentos y estándares, añadiendo complejidades y fragmentación innecesarias. La Comisión Europea debe ayudar a los países de ingresos bajos y medios a desarrollar marcos de finanzas sostenibles creíbles y atractivos para el capital, pero que a la vez estén fundados en una serie de metodologías y principios comunes. Para fomentar la interoperabilidad, la UE también deberá mejorar la flexibilidad de su propia taxonomía verde a largo plazo.
10. La financiación del riesgo de catástrofe
Por último, el HLEG también señala que la UE debe impulsar la financiación del riesgo de desastres y catástrofes naturales, vinculándolo con la financiación de los planes de adaptación climática y resiliencia. En este sentido, el documento resalta el papel de la industria aseguradora, aunque recalca que los seguros no deben reemplazar en ningún sentido las políticas de adaptación, ya que las pérdidas y los daños, aunque se minimicen, siguen siendo más costosos que la prevención.

La mitigación del calentamiento global y la adaptación al nuevo contexto climático, la lucha contra la pérdida de biodiversidad, la reducción de la pobreza, el desarrollo de un sistema realmente sostenible y justo o el avance hacia un mundo más igualitario son algunos de los retos más importantes a los que nos enfrentamos como humanidad. Resolverlos o no marcará nuestro futuro a corto, medio y largo plazo. Para lograrlo, es necesaria la implicación de todos, desde los países y las instituciones públicas hasta la empresa privada y, en particular, el sector financiero.
Más allá de las recomendaciones hechas a la Comisión Europea por el High Level Expert Group on Sustainable Finance in Low- and Middle- Income Countries, es necesario reforzar la financiación sostenible a todos los niveles, también en las pymes y en los hogares, e impulsar la financiación del desarrollo humano y social y la protección y restauración del capital natural. En definitiva, queda mucho por hacer, pero construir un sistema financiero global que sustente una transición justa y sostenible será un paso importante en el camino.