Cerrar panel

Cerrar panel

Cerrar panel

Cerrar panel

Voluntariado ambiental: qué es y cómo participar para cuidar el planeta

Cada vez hay más personas que dedican tiempo y esfuerzo –de forma generosa y altruista– al cuidado de su entorno y a la protección y conservación de la biodiversidad. Las acciones se pueden realizar sobre el terreno, dentro o fuera del país, desde el ordenador o a través de actividades corporativas de la empresa.

 

Foto de apertura generada con Inteligencia Artificial (Midjourney).

El ‘plogging’ es una imagen cada vez más habitual en parques y entornos naturales: personas que recogen basura mientras corren, aunando deporte y activismo ambiental. Esta práctica se ha convertido, en los últimos años, en una de las actividades más populares entre el voluntariado ambiental. Eduar Reyes Olivares se dedica a coordinar este tipo de iniciativas desde Plogging España. Para él, este es un ejemplo del voluntariado ambiental, una forma de compromiso activo con la protección y conservación del medioambiente.

Para Oxfam Intermón, el voluntariado ambiental forma parte del voluntariado de acción social. Incluye acciones como repoblar bosques, recuperar zonas desertificadas y rescatar animales. También abarca la sensibilización sobre el cambio climático, la destrucción de ecosistemas, la protección de los océanos y las especies en peligro de extinción. Reyes Olivares suma a la lista “la limpieza de playas, la educación ambiental o cualquier otra actividad que promueva la sostenibilidad y el respeto por la naturaleza”.

Antes del ‘plogging’, Reyes Olivares participó en proyectos de ACNUR (Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados) en su Venezuela natal, que estaban centrados principalmente en la ayuda humanitaria pero incluían también componentes de sostenibilidad y protección del medioambiente, según recuerda. Cuando llegó a España se puso a colaborar con organizaciones ecologistas en campañas de concienciación y educación ambiental.

“La creciente conciencia sobre los problemas ambientales y el deseo de contribuir a su solución están impulsando a más personas a participar en actividades de voluntariado ambiental, creando una red global de individuos comprometidos con la protección del planeta”, detalla Reyes Olivares, que piensa que es un fenómeno en auge en Europa y Latinoamérica.

En España, Fundación Foresta trabaja para recuperar, mantener y conservar las masas forestales de Canarias. Lo hace mediante reforestaciones que tratan de frenar “el grave proceso de desertización y erosión que sufren las islas”, según destaca en su web. Su esfuerzo le ha valido un galardón en la VI convocatoria solidaria BBVA Futuro Sostenible.

“En Latinoamérica existen numerosos desafíos ambientales, como la deforestación, la contaminación y la pérdida de biodiversidad, lo que ha generado una creciente movilización de la sociedad civil”, apunta Reyes Olivares.

Prueba de ello son Los Cascos Verdes de Argentina –inspirados en los cascos azules de la ONU– organización que apoya iniciativas de la sociedad civil sobre reforestación, limpieza de ríos, lagos, playas, bosques y zonas verdes, gestión sostenible de los ecosistemas y, en general, soluciones basadas en la naturaleza. También en Argentina funcionan Sumando Energías –que a partir de materiales reciclados enseña a familias de barrios vulnerables cómo usar las energías renovables para construir una ducha de agua caliente– y Fundación Reciduca –dedicada a la formación de jóvenes–. Estas dos últimas organizaciones no son de voluntariado ambiental propiamente dicho pero sí tienen una importante pata ambiental.

Formas de participar en el voluntariado ambiental

Reyes Olivares destaca movimientos ambientales muy activos en Brasil, Colombia y México. “La juventud latinoamericana, en particular, está muy involucrada y comprometida con estas causas, utilizando las redes sociales para organizar y promover sus iniciativas”, explica.

Él mismo descubrió el ‘plogging’ a través de internet y las redes sociales, que le permitieron encontrar comunidades locales interesadas en coordinar actividades de recogida de basura en entornos naturales. “Las redes están ayudando significativamente al fomento y democratización del voluntariado ambiental. Antes, muchas de estas actividades dependían de asociaciones específicas y requerían una infraestructura más formal para organizarse y difundirse. Hoy es mucho más fácil conectar a personas con intereses y preocupaciones comunes, independientemente de su ubicación geográfica”, asegura.

Pedro Pérez de Ayala, CEO y fundador de ReTree –plataforma nacida para restaurar y preservar los bosques– defiende que se puede ser voluntario ambiental sin pisar el terreno, delante de un ordenador: organizando y difundiendo campañas y mensajes, coordinando acciones. “Se puede ser voluntario ambiental de muchas formas, y una de ellas es digitalmente”, remarca.

Foto generada con Inteligencia Artificial (Midjourney).

Voluntariado ambiental corporativo: compromiso empresarial con el planeta

ReTree organiza actividades de voluntariado ambiental corporativo, que es una manera de impulsar el trabajo altruista de empleados apoyados por su empresa. El interés por este tipo de voluntariado ambiental ha aumentado exponencialmente en los siete años que lleva funcionando la plataforma, según Pérez de Ayala. Y es que también existe una mayor concienciación de los participantes. “Vienen con ganas de ser eficientes y eficaces. Quieren que lo que hacen sirva para algo. Además, cada vez hay menos fotos y menos ecopostureo empresarial”.

“Ser voluntario es un acto de generosidad y esfuerzo; ambos conceptos han de ir de la mano”, asegura Pérez de Ayala. Un voluntario ambiental dedica ese tiempo que reserva para los demás al cuidado del entorno “porque empatiza y entiende la situación de los ecosistemas naturales”.

Ha cambiado mi manera de bucear, de mirar dentro del agua; cuando participas, la información se te queda más grabada”, confiesa a la asociación Hombre y Territorio una de las casi 150 personas voluntarias que hicieron seguimiento de biodiversidad marina en distintas zonas del litoral andaluz. Fue gracias a la experiencia demostrativa Voluntariado por la biodiversidad en Andalucía, una actividad de ciencia ciudadana enmarcada en el proyecto LIFE INTEMARES, que coordina la Fundación Biodiversidad y busca mejorar el conocimiento de la Red Natura 2000 marina.

Desde su experiencia, Pérez de Ayala estima que lo más importante de una propuesta de voluntariado ambiental no es tanto la acción en sí misma como el hecho de que el voluntario se convierte en difusor y altavoz de un mensaje de protección y conservación de la biodiversidad. “Enseñamos a los voluntarios cómo plantar árboles pero, sobre todo, les informamos sobre los beneficios que proporcionan a los ecosistemas, o los riesgos de sequías o incendios que los amenazan”, concreta.