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BBVA propone un nuevo modelo de retribución variable para su alta dirección enfocado en la creación de valor a largo plazo

El Consejo de BBVA ha presentado una nueva Política de Remuneración para los consejeros ejecutivos que, de ser aprobada por la Junta General de Accionistas el próximo 17 de marzo, será aplicable entre 2023 y 2026. La política incluye un nuevo modelo de retribución variable, en línea con las mejores prácticas del mercado, que será igualmente aplicable a la alta dirección. La retribución variable se compone de un incentivo a corto plazo y otro a largo plazo, que priorizará la creación de valor y la rentabilidad sostenida en el tiempo, para el accionista y para el Grupo BBVA. El incentivo a largo plazo tendrá en cuenta, entre otros, indicadores de sostenibilidad y diversidad: el grado de descarbonización de la cartera en determinados sectores y la evolución del porcentaje de mujeres en puestos directivos.

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La nueva política de remuneraciones no incrementa ni la retribución fija ni la retribución variable objetivo (que permanecen en 2023 en el mismo nivel que tenían en 2022 y 2021). Cabe destacar que la Retribución Variable Anual (RVA) estará integrada por dos componentes: un incentivo a corto plazo y otro a largo plazo. Para la generación y concesión de ambos, deberán alcanzarse unos umbrales de beneficio y ratio de capital establecidos anualmente por el Consejo de Administración.

En el caso del incentivo a corto plazo (ICP), su periodo de medición será anual y estará alineado con las métricas de gestión más relevantes y las prioridades estratégicas del Grupo BBVA. El importe se calculará en función de una serie de indicadores, tanto financieros (generación de beneficios, eficiencia, retorno sobre el capital) como no financieros (grado de satisfacción del cliente, crecimiento en clientes, movilización de financiación sostenible).

El incentivo a largo plazo (ILP) se calculará en función del resultado de indicadores financieros y no financieros, con objetivos a tres años, que tendrán en cuenta el desempeño del Grupo en un marco plurianual, y que priorizarán la creación de valor y la rentabilidad para el accionista y para el Grupo. También incorporará la consecución de metas y compromisos en materia de sostenibilidad, incluyendo un indicador de descarbonización de la cartera en determinados sectores y un indicador que medirá la evolución del porcentaje de mujeres en puestos directivos en el Grupo BBVA.

La retribución variable anual objetivo se corresponderá con la suma del ICP objetivo y el ILP objetivo, que representan un 64% y un 36% de la retribución variable anual objetivo actual de los consejeros ejecutivos, respectivamente.

En relación al esquema de pagos, la nueva política se mantiene sin cambios respecto a la anterior. Un porcentaje no superior al 40% se consolidará y se abonará en el primer trimestre del ejercicio siguiente al que la RVA corresponda. El importe restante, al menos un 60% de la RVA, se diferirá durante un periodo de 5 años y se abonará una vez transcurrido cada uno de los cinco años de diferimiento. Dentro de dicho periodo de diferimiento, la parte de la RVA que se corresponde con el ILP, sólo comenzará a abonarse una vez transcurrido el periodo de medición de objetivos de los indicadores correspondientes. Este incentivo a largo plazo formará parte de la RVA diferida.

La parte inicial de la RVA se abonará un 50% en efectivo y un 50% en acciones de BBVA, mientras que la parte diferida se abonará un 40% en efectivo y un 60% en acciones de BBVA y/ o en instrumentos vinculados a las acciones de BBVA.

Esta política no modifica la remuneración fija para los consejeros ejecutivos - establecida en la política anterior, de 2,92 millones de euros anuales para el presidente y 2,17 millones de euros para el consejero delegado. Tampoco se modifica la retribución variable anual objetivo, establecida en 3,57 millones de euros para el presidente y 2,67 millones de euros en el caso del consejero delegado. Asimismo, mantiene el adecuado equilibrio entre los componentes fijos y variables de la remuneración, sin cambios respecto a las políticas anteriores, es decir, 45% retribución fija y 55% variable, tanto para el presidente como para el consejero delegado.

Publicación del informe anual de retribuciones de los consejeros

BBVA ha publicado también el informe anual de retribuciones de los consejeros de 2022, que que es el resultado de la aplicación de la política de remuneraciones aprobada en 2021. Tanto la remuneración fija, como la retribución variable objetivo de los consejeros ejecutivos (presidente y consejero delegado), se mantienen sin cambios respecto a 2021, al igual que la aportación anual a la pensión del presidente y otros complementos fijos del consejero delegado (cantidades que también se mantendrán sin cambios en 2023). El aumento en la remuneración total del presidente (+6%) y del consejero delegado (+5%) en el año responde a un incremento de su retribución variable anual (RVA) - del 9,2% y el 10,5%, respectivamente-, debido al buen desempeño de BBVA en los objetivos que se había fijado para el cálculo de la RVA en 2022 (grado de consecución del 130% en el caso del presidente y del 133% en el caso del consejero delegado).

Durante 2022, el beneficio atribuido del Grupo se incrementó en un 38% y el beneficio por acción en un porcentaje mayor (un 48%), gracias a uno de los programas de recompra de acciones más grande en Europa. Asimismo, el ‘payout’ total a los accionistas -50 céntimos por acción-, considerando el dividendo por acción y una nueva recompra de acciones anunciada, aumentó un 61% frente a los 31 céntimos por acción de 2021.

En detalle, la remuneración total correspondiente a 2022 del presidente de BBVA, Carlos Torres Vila, es de 8,3 millones de euros. En concepto de remuneración fija ha percibido 2,9 millones de euros en 2022. La retribución variable correspondiente al 2022 es de 4,6 millones de euros. De acuerdo a la política de remuneraciones vigente en 2022, solo el 40% de esta cantidad será percibida en 2023 (la mitad en efectivo y la otra mitad en acciones de BBVA). El 60% restante (del que un 40% es en efectivo y el 60% restante en acciones) se diferirá para ser entregada en los próximos cinco años, a partes iguales y sujeto al cumplimiento de indicadores de evaluación plurianual preestablecidos. La aportación en 2022 al sistema de previsión para la jubilación ha sido de 0,4 millones de euros¹, en línea con la aportación anual establecida en la política de remuneraciones, y la remuneración en especie de 0,3 millones de euros.

Por su parte, la remuneración total del consejero delegado, Onur Genç, correspondiente a 2022 es de 7,2 millones de euros. La remuneración fija asciende a 2,2 millones de euros y la remuneración variable a 3,6 millones, estando ésta última sujeta a las mismas condiciones de diferimiento y de pago (en efectivo y en acciones) que en el caso del presidente. El consejero delegado cuenta con un complemento a su retribución fija, en lugar de la pensión de jubilación (‘cash in lieu of pension’), y un complemento de movilidad, en atención a su condición de alto ejecutivo internacional, dos conceptos por los que ha percibido 1,3 millones de euros, el mismo importe que en ejercicios anteriores. Adicionalmente, el banco ha satisfecho 0,2 millones de euros en retribución en especie.

¹ La Política de Remuneraciones de BBVA establece una aportación anual a la pensión del presidente de 439.000 euros. El 15% de esta aportación anual está considerado como “beneficios discrecionales de pensión”, con la consideración de retribución variable. Por eso, la aportación es objeto de un ajuste al alza o a la baja, en función de si se han conseguido los objetivos marcados. En 2021, se aminoró la aportación, en un importe de 98 miles de euros, porque se aplicó el % de consecución de los objetivos del ejercicio anterior (un 60% en 2020), marcado por la pandemia.