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BBVA reclama mayor claridad regulatoria sobre las futuras normativas de absorción de pérdidas

Las entidades financieras necesitan una mayor claridad en materia regulatoria sobre las futuras normativas de absorción de pérdidas, ya que tendrán que emitir instrumentos de deuda para cumplir con los nuevos requerimientos. Este ha sido uno de los temas debatidos en Eurofi, un foro de referencia en la industria financiera europea, que se celebra esta semana en Ámsterdam.

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En esta línea, José Manuel González-Páramo, consejero ejecutivo de BBVA y responsable de Global Economics, Regulation & Public Affairs, ha trasladado en Eurofi que los bancos tendrán que empezar a emitir cantidades considerables de instrumentos computables para el cálculo del MREL (Minimum Required Eligible Liabilities, en inglés). Este nuevo requerimiento regulatorio obligará a los bancos europeos, a crear un colchón de solvencia para absorber las pérdidas y recapitalizar la entidad en caso de que esta afronte un proceso de resolución.

MREL es la contrapartida europea de un requisito similar pero de alcance global, TLAC (Total Loss Absorbing Capacity). Tanto bancos como inversores requieren una comprensión clara de estos requerimientos y saber en qué condiciones funcionará el esquema de absorción de pérdidas.

En un artículo de opinión titulado ¿Cuáles son los retos de MREL y TLAC?, José Manuel González-Páramo explica que una premisa central del nuevo marco regulador es que la recuperación y la resolución de las entidades con problemas de solvencia se financie por parte de los accionistas y los acreedores privados a través de un mecanismo de rescate. Con el fin de que este nuevo paradigma sea creíble, los bancos deben tener en todo momento recursos suficientes para absorber las posibles pérdidas y recapitalizarse.

Con este objetivo, las autoridades regulatorias han establecido que todas las entidades europeas cumplan un requisito mínimo compuesto por pasivos admisibles y fondos propios, conocido como MREL. Para los bancos con importancia sistémica mundial (G-SIBs), el nuevo requisito se llama TLAC. El consejero ejecutivo de BBVA afirma, sin embargo, que existe aún cierta confusión sobre cómo van a funcionar estos requisitos en la práctica.

José Manuel González-Páramo recuerda que, en cuanto a MREL, las autoridades establecerán el nivel que cada banco tendrá que cumplir muy pronto. Sin embargo, en este punto, la configuración definitiva de los nuevos requisitos es todavía incierta. En su opinión, hace falta más claridad, o más tiempo, para que las entidades financieras comiencen a adaptar su planificación de capital y la emisión de nuevos instrumentos de deuda con capacidad de absorción de pérdidas.

Asimismo, sostiene que, a pesar de compartir el mismo objetivo, MREL tiene diferencias significativas con TLAC. A su juicio, la compatibilidad en Europa de ambos requisitos es un elemento fundamental para garantizar la coherencia y la igualdad de condiciones para todas las entidades. Con este fin, defiende que la regulación debe garantizar que todos los modelos de negocio sean factibles. Por lo tanto, las características de TLAC y MREL tienen que ser neutrales para los diferentes modelos de negocio, evitando cambios en la naturaleza de las entidades o en su estrategia de resolución.

Hace falta más claridad para que las entidades financieras adapten su planificación de capital y la emisión de nuevos instrumentos de deuda

Además, apunta que es previsible que la mayor parte de los instrumentos lanzados en las nuevas emisiones sea adquirida por inversores institucionales con un buen conocimiento de sus riesgos. Sin embargo, las autoridades quieren disuadir a los bancos de invertir en estos productos. El consejero ejecutivo de BBVA asegura que, bajo ciertas condiciones, se debe permitir a los bancos mantener este tipo de instrumentos con fines de proporcionar liquidez al mercado.

Otro aspecto crucial es el debate sobre la subordinación de la deuda para que esta pueda computar en el cálculo de TLAC/MREL. En su opinión, aunque no todas las jurisdicciones deben tener exactamente el mismo esquema, es necesario un cierto nivel de armonización. De hecho, el consejero ejecutivo de BBVA considera que en Europa, y especialmente en la zona euro, la necesidad de armonización es mucho mayor. La zona euro está en proceso de convertirse en una sola jurisdicción. Esto implica que no deberían existir diferencias significativas en los esquemas de subordinación de los estados miembros.

El objetivo es que las instituciones y los inversores tengan certeza, claridad y previsibilidad sobre el tratamiento, en caso de quiebra de un banco, de los instrumentos en los que han invertido. Dicha armonización es clave para mantener el atractivo y la competitividad de los mercados europeos y garantizar la igualdad de condiciones.