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Tecnología Act. 17 ago 2017

Dos cerebros humanos intercambian información directamente sin mediar palabra ni señales

Dos experimentos han logrado establecer una comunicación directa entre dos cerebros humanos, ¿pero es algo más que un truco de telepatía?

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Parece que los proyectos, llevados a cabo en EEUU y Europa, son la primera ocasión en la historia en la que dos personas transmiten información entre ellas sin que ninguna de las dos hable o mueva un músculo. Pero por el momento esta tecnología "telepática" sigue siendo tan burda que es poco probable que tenga un impacto práctico.

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Este año dos equipos científicos han unido tecnologías de sobra conocidas para intercambiar información directamente entre dos cerebros humanos - MIT Technology Review

En un artículo publicado a finales del pasado mes de noviembre en la revista PLOS ONEneurocientíficos e informáticos de la Universidad de Washington en Seattle (EEUU) describen una interfaz de cerebro a cerebro creada por ellos que permite que dos personas cooperen para jugar a un sencillo videojuego. Este mismo año una empresa de Barcelona (España) llamada Starlab describió la transmisión de palabras cortas como "ciao" codificadas como dígitos binarios entre los cerebros de individuos situados en continentes distintos.

Ambos estudios usaron un montaje parecido: el emisor del mensaje se ponía un casco de encefalografía (EEG) que captura las señales eléctricas emitidas por su corteza cerebral mientras piensa en mover las manos o los pies. Estas señales se envían a través de internet a un ordenador que las traduce en descargas que se administran al cerebro del receptor mediante una resistencia magnética. En el caso de Starlab, el receptor percibía un flash de luz. En el caso de la Universidad de Washington, el pulso magnético producía un tic involuntario de la muñeca sobre una almohadilla táctil que a su vez disparaba un cohete en un juego de ordenador.

Ni la electroencefalografía ni este tipo de estimulación cerebral (llamado estimulación magnética trascraneal o TMS, por sus siglas en inglés) son tecnologías nuevas. Lo que sí es novedoso es unir las dos con el objetivo de establecer comunicaciones sencillas. Los investigadores de Starlab sugieren que este tipo de "tecnologías de hiperinteracción" podrían "acabar teniendo un profundo impacto sobre la estructura social de nuestra civilización".

Las limitaciones

Sin embargo, por el momento la tecnología es extremadamente limitada. Ninguno de los dos experimentos ha servido para transmitir emociones, pensamientos o ideas. Sólo usaron los cerebros humanos como puestos de relevo para transmitir señales sencillas entre dos ordenadores. Y la velocidad a la que se transmitió la información fue muy lenta.

Las directrices de seguridad limitan el uso de dispositivos TMS a un único pulso cada 20 segundos. Pero incluso sin esa restricción, una persona sólo podría transmitir unos pocos bits de información por minuto llevando un gorro de EEG porque para cambiar la forma de las ondas cerebrales a voluntad hace falta mucha concentración.

En comparación, según un cálculo, el lenguaje humano transmite información aproximadamente a 3,000 bits por minuto. Eso significa se tardaría un día o más en transmitir mentalmente el contenido en información de una conversación de 90 segundos.

Los investigadores tienen la intención de explorar formas más precisas y rápidas de transmitir información. Uno de los investigadores de la Universidad de Washington, Andreas Stocco, afirma que su equipo tiene una beca de un millón de dólares (unos 800.000 euros) de la Fundación WM Keck para actualizar sus equipos y llevar a cabo experimentos con distintas formas de intercambiar información entre cerebros, una de ellas incluye el uso de ondas de ultrasonido concentradas capaces de estimular los nervios a través del cráneo.

Stocco afirma que una aplicación importante de la tecnología sería ayudar a los científicos a probar sus ideas sobre cómo representan las neuronas la información en el cerebro, sobre todo en el caso de los conceptos abstractos. Por ejemplo, si un investigador creyera que puede identificar el patrón neuronal que refleja la idea de un avión amarillo, una forma de demostrarlo sería transmitir ese patrón a otra persona y preguntar qué está pensando.

"Puedes ver esta interfaz como dos cosas distintas", afirma Stocco. "Una es un juguete chulísimo que hemos desarrollado porque es futurista y un desafío de la ingeniería, pero que no produce ciencia. El otro es, en el futuro, la forma definitiva de demostrar hipótesis sobre cómo codifica la información el cerebro".