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Basilea III

La crisis financiera internacional y sus efectos adversos sobre la economía real han propiciado el alumbramiento de Basilea III, la tercera generación de acuerdos adoptados por el Comité de Supervisión Bancaria de Basilea. En el artículo de hoy describiremos a qué se dedica este Comité y en qué consisten estos acuerdos.

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El Comité de Supervisión Bancaria de Basilea –ciudad que alberga su Secretaría- es la principal organización en materia regulación y supervisión bancaria, cuyo objetivo principal es el de mejorar la estabilidad financiera a nivel mundial. El Comité está compuesto, actualmente, por 27 países de todo el mundo representados por miembros de la autoridad supervisora de cada sistema bancario.

Sus conclusiones no son legalmente vinculantes, por lo que las directrices y recomendaciones que emite deben ser adoptadas y desarrolladas posteriormente por las respectivas autoridades competentes, tanto en países representados en el Comité como en otros que, sin estarlo, quieran introducir los acuerdos en su legislación.

Entre los numerosos documentos que ha emitido el Comité desde su creación en 1974, destacan los siguientes:

  • El Acuerdo de Capital de Basilea de 1988, conocido como Basilea I, estableció por primera vez un sistema para medir el capital de los bancos en función del riesgo de crédito o incumplimiento en el pago de sus activos, que se fijó en un mínimo de capital del 8% de los riesgos. Posteriormente, se exigió capital adicional asociado al riesgo derivado de alteraciones en el precio de los activos (riesgo de mercado).
  • En 2004 Basilea II constituyó un nuevo marco de capital basado en tres pilares:
    • (i) requerimientos mínimos de capital, considerando por primera vez la calidad crediticia de los prestatarios e introduciendo el riesgo operacional;
    • (ii) revisión supervisora que permite al supervisor exigir capital adicional a las entidades que incumplan la normativa;
    • (iii) transparencia informativa.
  • En 2010 nace Basilea III, el último conjunto integral de reformas elaborado por el Comité para fortalecer sobre todo la gestión de riesgos del sistema bancario.

En primer lugar, Basilea III trata de fortalecer el capital para asegurar que las entidades cuenten con suficientes fondos para cubrir las pérdidas potenciales de su actividad. Para ello exige:

  • Más capital y de mayor calidad. Aunque se mantiene el requerimiento mínimo del 8% establecido en Basilea I y II, se modifica la composición de ese capital, exigiendo mayor peso del capital de alta calidad.
  • Un colchón de conservación del capital, con el objetivo de aumentar el capital en momentos de crecimiento económico para poder hacer uso de él en caso de incurrir en pérdidas. Si no se cumple, se imponen límites a la distribución de beneficios.
  • Un colchón contra cíclico de capital, requiriendo más capital en los casos de crecimiento excesivo del crédito para evitar la formación de “burbujas”.
  • Además, se establecen medidas para evitar el riesgo sistémico. A las grandes instituciones financieras se les exigirá capital adicional.

Por otra parte, Basilea III es pionera en aplicar requerimientos mínimos de liquidez. Para ello define dos nuevas ratios, la ratio de cobertura de la liquidez (LCR) y la ratio de financiación neta estable (NSFR), con el objetivo de evaluar la supervivencia de las entidades ante problemas de liquidez a corto y largo plazo, respectivamente.

En resumen, Basilea III nace con el objetivo de proporcionar las medidas y herramientas necesarias para mejorar la capacidad de respuesta del sistema bancario ante perturbaciones económicas y financieras y conseguir así una mayor estabilidad financiera mundial.