Maya Ackerman: “Las alucinaciones son el mecanismo subyacente en la creatividad, tanto humana como de la IA”
Maya Ackerman, conocida por su investigación en composición algorítmica de la música, reflexiona en FinAI Summit de BBVA sobre si la inteligencia artificial es creativa y cómo pueden ayudar a los seres humanos a conseguir mejores resultados a la hora de desarrollar sus propias creaciones. Lejos de competir con el ingenio humano, la IA se perfila como una aliada capaz de desbloquear ideas, inspirar nuevos enfoques y potenciar nuestro potencial creativo.

Hay una pregunta que lleva mucho tiempo recorriendo el sector académico y que en los últimos años también ha llegado al gran público: ¿pueden las máquinas ser creativas? Desde la popularización de la inteligencia artificial generativa tras el lanzamiento de ChatGPT en noviembre de 2022, esta pregunta se ha instalado en el debate público con la misma fuerza con la que se discute sobre la veracidad de los modelos de IA, su capacidad para distorsionar la realidad a través de alucinaciones y su impacto en la propia creatividad humana.
Para responder a estas preguntas, la investigadora Maya Ackerman se subió al escenario de FinAI Summit de BBVA en España, un evento de cuatro jornadas en México, Colombia, Turquía y España con el objetivo de explorar el potencial de la IA en diferentes campos y que contó con más de 6.000 asistentes de 30 países diferentes. Ackerman lleva más de 10 años explorando el impacto de la IA en la creatividad, primero como investigadora y actualmente como profesora de IA en la Universidad de Santa Clara (California, EE UU) y cofundadora de WaveAI, una startup de modelos de IA de creación musical.
Antes de abordar si las máquinas pueden ser creativas, Ackerman se plantea qué es exactamente la creatividad y si es una característica única de los humanos: "Cuando hablamos de inteligencia y creatividad creemos que estos conceptos deben empezar y terminar con nosotros, y tendemos a juzgar las del resto por las nuestras".
Uno de los elementos que definen la creatividad humana es la intención. "Cuando los humanos creamos música, arte o una idea de negocio, lo hacemos con una intención", apunta, y añade: "Incluso cuando un artista pinta un boceto y no está seguro de por qué eligió un color en concreto, afirmamos que al menos tiene una intención inconsciente, algo que no otorgamos a las máquinas". Para ella, las máquinas tienen un proceso distinto a la hora de crear algo, pero que no tengan intención no debería invalidarlo.
El segundo elemento que apunta como característica de la creatividad es la emoción: "Nuestro cerebro depende de emociones". De nuevo, defiende que las máquinas no son como nosotros y sus procesos no deben replicar los nuestros. Para ello se refiere a que el "cerebro de las inteligencias artificiales no tiene centros emocionales, pero eso no parece entorpecer la calidad de los resultados que producen". Por eso, Ackerman defiende que debe juzgarse lo que consiguen producir las máquinas más que el proceso por el que llegan a ese resultado.

La creatividad desde el resultado
Esta idea de juzgar la creatividad por los resultados y no por el proceso retrotrae a Ackerman al trabajo de David Cope, profesor de música de la universidad de Santa Cruz (California, EE UU) y pionero en la investigación entre inteligencia artificial y música. A principios de la década de 1980, Cope recibió el encargo de escribir una ópera. Tras sufrir un bloqueo creativo que le impedía avanzar, decidió crear un programa de ordenador para ayudarle con el proceso. El 'software' bautizado como EMI (siglas en inglés de 'Experiment in Musical Intelligence') le ayudó a escribir la ópera encargada y le abrió la puerta al análisis y la recomposición de piezas de Bach, Vivaldi o Chopin.
Sin embargo, Cope se dio cuenta de un hecho interesante. Cuando reproducía las composiciones a su audiencia, esta quedaba impresionada por su calidad, pero en el momento que decía que las había producido una máquina, la gente las despreciaba. "Hay una discriminación increíble hacia la creatividad de las máquinas", apunta Ackerman al respecto.
Para comprobar esta percepción, Cope desarrolló un experimento: eligió una composición de Bach, otra de EMI imitando su estilo y una tercera de un compositor humano replicando al maestro alemán y la reprodujo a un grupo de expertos. La mayoría señaló la composición de EMI como la original. "Así pues, juzguemos la calidad del arte musical producido por la máquina por su resultado, no por el proceso", defiende.
Las alucinaciones como base de la creatividad
Tras el lanzamiento de ChatGPT en 2022 y su uso masivo por el gran público, se ha cuestionado el rigor de los grandes modelos de lenguaje que fundamentan la IA generativa. La discusión tiene su máximo exponente en lo que se conoce como alucinaciones, es decir, fragmentos de texto, vídeo o audio creados por IA que se alejan de la realidad o producen resultados incoherentes. Para Ackerman, las alucinaciones tienen otro valor: "Creo que el mecanismo central subyacente en la creatividad, tanto en la inteligencia en máquinas como en los humanos, son las alucinaciones".
Las alucinaciones en los seres humanos van más allá de las que se puedan producir con sustancias psicodélicas, defiende Ackerman, que apunta: "Experimentamos alucinaciones controladas todo el tiempo. Nuestros cerebros son máquinas de predicción: estamos constantemente tratando de predecir lo que va a pasar y, cuando estas predicciones fallan, alteramos nuestro propio algoritmo". Compara este proceso al de las máquinas a la hora de crear: "Cuando la máquina trata de adivinar lo que va a suceder lo hace de una manera muy similar a como lo hacemos nosotros, y a veces acierta y a veces no".
Para poner la guinda de la comparación, Ackerman apunta a la posibilidad de equivocarse para ser creativo, sea un humano o una máquina. "Para que una máquina sea creativa tenemos que dejar que se equivoque, tenemos que dejar de tener miedo a que las máquinas nos mientan", señala.

Consejos para despertar la creatividad con la IA
El público ha recibido los grandes modelos de IA como atajos para ser más eficientes a la hora de hacer tareas como redactar mails o acabar informes. Para Ackerman, esta es la "forma clásica de ver las máquinas". Sin embargo, la investigadora defiende que hay un potencial mucho mayor en esta generación de herramientas: "En lugar de hacer más cantidad y más rápido, podemos crear cosas de forma significativamente mejor". Para conseguir este resultado hay que dejar de pensar en la inteligencia artificial como una sustituta y verla como una compañera. "Hay que dar lo mejor de cada uno para que el resultado sea el mejor", explica y ofrece una serie de consejos y usos de la IA para conseguir mejores resultados:
- Mantener el control: los modelos de IA pueden aportar conocimiento o habilidades que no tiene la persona que los usa (un idioma diferente o conocimientos de matemáticas y algoritmos, por ejemplo), pero lo importante "es mantener el control creativo y ser siempre escéptico".
- Dividir los problemas en partes: uno de los consejos "más típicos" es que, para abordar una tarea muy compleja, lo mejor es dividirla en partes. Cuando una IA generativa se enfrenta a un problema muy grande, suele tener problemas. Cuando se le desglosa este problema en tareas más reducidas y se le pide que lo resuelva por pasos suele tener más éxito.
- Inspiración: ante los bloqueos creativos, la inteligencia artificial puede proponer caminos alternativos o descubrir posibilidades no exploradas. "A veces, simplemente ver las posibilidades te ayuda a crear algo distinto", indica Ackerman, que se refiere a su propia experiencia a la hora de escribir artículos y cómo usa la IA para encontrar las mejores palabras. Eso sí, advierte del riesgo de adoptar los términos propios de los modelos de lenguaje: "Me he dado cuenta de que incluso en mi cabeza hay giros lingüísticos propios de ChatGPT".
- Obtener 'feedback': otro uso que se está popularizando entre los artistas es el de usar a ChatGPT como una herramienta para revisar y confrontar sus ideas o sus contenidos. "No debes creerte todo su 'feedback' ciegamente, pero si lo lees y algo te sirve, puede ser increíblemente útil", defiende Ackerman.
- Adoptar distintos roles: en una línea parecida, pedir a la IA que asuma distintos roles y que responda desde distintas perspectivas puede ayudar a obtener perspectivas muy distintas.
- Mantener la mente abierta: finalmente, Ackerman apunta a la curiosidad y a la capacidad de explorar como uno de los ejercicios más sanos para sacarle el mayor partido a la IA: "Esto se hace realmente estando ahí, probando cosas y poniendo tiempo y esfuerzo".
Ackerman se guarda una última reflexión para el final: "Está bien que nos guste menos el arte de las máquinas. Lo único malo es pensar que las máquinas no puedan llegar a ser tan creativas como nosotros". Por eso, aunque no le demos el mismo valor que a la creatividad humana, "debemos plantearnos cómo pueden ayudar a mejorar la sociedad y cómo ese talento puede ser utilizado para elevar a los humanos".