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Deporte Act. 17 ago 2016

La economía de los eventos deportivos

Además de la alegría y el esparcimiento que generan, los grandes certámenes deportivos también traen consigo importantes beneficios económicos para los países en los que celebran.

Fotografía de Cristo redentor Rio de Janeiro, Brasil BBVA

Los eventos deportivos no sólo significan un éxtasis para los fanáticos, una alegría por el triunfo, una felicitación por el récord impuesto o un abrazo por el campeonato logrado al final de un gran desafío. No. Determinan también aceleración del comercio local, reactivación del turismo, grandes pagos por derechos de televisión, elevados ingresos por publicidad y patrocinios, ventas de productos representativos del evento y el ascenso de nuevas figuras deportivas y comerciales.

Hace poco, en Colombia se vivió la final de la Copa Libertadores de América, el torneo de clubes de fútbol más importante del continente. El ganador fue Atlético Nacional de Medellín y el subcampeón fue Independiente del Valle de Ecuador. Las cifras de este evento fueron impresionantes.

El equipo ganador logró ingresos directos desde la Conmebol (Confederación Sudamericana de Fútbol) por 7,3 millones de dólares en derechos de transmisión y comercialización. La taquilla por el ingreso al estadio, sólo en el partido final y sin contar los 30 mil abonados permanentes del torneo local, fue de 1,8 millones de dólares. Durante el año, el equipo vendió 200 mil camisetas. La venta de jugadores, confirmada hasta ahora, suma cerca de 20 millones de dólares. Asimismo, el equipo ecuatoriano donó las taquillas netas de sus juegos de la copa libertadores, por casi un millón de dólares, a los damnificados del terremoto en ese país.

Pero, el evento deportivo y económico del momento son los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro en Brasil. Estos juegos generan más actividad económica que cualquier otro tipo de evento. En efecto, la Universidad Autónoma de Barcelona realizó hace poco un estudio del efecto económico de estos eventos deportivos. Su conclusión, entre otras, es que los juegos que se realizan este año en Río de Janeiro fueron los que tuvieron la mayor inversión, propia de la organización y de terceros, entre todas las sedes escogidas en el pasado.

fotografia de bandera de brasil

Grafitti de la bandera de Brasil sobre madera.

Las inversiones sumaron 14.432 millones de dólares (dólares constantes de 2010 para este y los demás valores). Esta cifra es equivalente a la construcción de casi tres canales de Panamá. De cerca estuvo la inversión que atrajo Barcelona 1992 con 12.008 millones de dólares y Pekín 2008 con 10.252 millones de dólares.

Luego de estas inversiones previas a las competiciones, los estudios se centran en los efectos económicos durante los días que se realiza el evento. Entre las sedes olímpicas estudiadas (Tokio 1964, Seúl 1988, Barcelona 1992, Atlanta 1996, Sídney 2000, Atenas 2004, Pekín 2008 y Londres 2012), sólo Seúl tuvo unos ingresos inferiores a los recursos invertidos para el evento. Las demás sedes incentivaron la actividad privada y pública más allá de los valores iniciales. Sobresalieron Londres y Pekín. Estas ciudades más que duplicaron los recursos invertidos, es decir, tuvieron rentabilidades superiores al 200%. Barcelona y Atlanta se encuentran en una segunda línea con rentabilidades de más de 165%.

Fotografía de grafica economía de los juegos olímpicos

Gráfica que recoge la inversión inicial y el impacto económico de los Juegos Olímpicos desde 1964 a 2016. - BBVA Research

Adicionalmente a estas inversiones e impactos comerciales iniciales, que impulsan el PIB a corto plazo, también queda la infraestructura de largo plazo. Por ejemplo, en el caso de Barcelona, la avenida circunvalar de la ciudad y el Puerto Olímpico, construidos ambos para recibir las olimpiadas de 1992, siguen siendo todavía arterias de transporte, en el primer caso, y de la vida comercial y nocturna, en el segundo. Asimismo, en Río de Janeiro se modernizó el transporte urbano y las conexiones con los aeropuertos, creando empleo a corto plazo y determinando menores tiempos de viaje para los cariocas una vez se terminen los Juegos.

Fotografía de puerto de Barcelona

Puerto de Barcelona, España

En conclusión, la ambición de los países por ganarse las sedes de los eventos deportivos no sólo está basada en el espíritu deportivo. También se concentra, y mucho, en los beneficios económicos de corto y largo plazo sobre sus economías. Aun así, parece ser que estos beneficios varían de país en país según la eficiencia y la pertinencia de las inversiones realizadas en infraestructuras de transporte, deportiva y cultural. ¿Cuál será el impacto sobre Brasil?