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Cómo funciona una central hidroeléctrica y qué ventajas tiene su energía

Las centrales hidroeléctricas convierten la fuerza del agua en energía eléctrica. Las más comunes, las de presa, canalizan el agua a presión para mover turbinas y transformar esa fuerza en energía eléctrica. Lideran la generación más abundante en el sector de las energías renovables y siguen ampliando su capacidad por todo el mundo.

Se trata de la energía renovable hasta ahora más usada en el mundo. Según la Asociación Hidroeléctrica Internacional (IHA), en 2023 el parque hidroeléctrico mundial creció hasta los 1.412 GW. Este proporciona más del 15% de la energía global. Además,  la energía hidroeléctrica de almacenamiento por bombeo proporciona más del 90% de toda la energía almacenada en el mundo. Los principales países productores son China (con la mayor central del mundo, la de Las Tres Gargantas), Brasil, Estados Unidos, Canadá, India,  Rusia, Noruega y Japón.

De acuerdo con la IHA, se estima que se necesita aproximadamente el doble de la cantidad de energía hidroeléctrica que está instalada actualmente para alcanzar escenarios de cero emisiones netas en 2050.

La primera central hidroeléctrica: origen de la energía hidráulica

La primera central hidroeléctrica comenzó a funcionar en Northumberland (Reino Unido) en 1880. Todo ello, en pleno despegue de la Revolución Industrial y cuando la extracción de carbón aún no cubría las necesidades de las factorías.

Solo un año después se inauguró, para alimentar el alumbrado público, la central de las cataratas del Niágara. En apenas una década ya se contaban unas 200 instalaciones entre Estados Unidos y Canadá. La invención del generador eléctrico y la evolución de las turbinas hidráulicas hizo que desde primeros del siglo XX las centrales crecieran tanto en capacidad como en número sobre todo en los países en vías de industrialización.

De todas formas, la hidroeléctrica no deja de ser la evolución contemporánea de una energía mucho más antigua, la hidráulica de norias, molinos, forjas o batanes. Esta también empleaban la fuerza de una corriente o un salto de agua para mover maquinarias sin necesidad de fuerza animal.

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El uso de la fuerza del agua para generar electricidad tiene más de un siglo de historia.

Cómo funciona una central hidroeléctrica paso a paso

El esquema técnico de las instalaciones no ha variado desde aquellas primeras centrales hidroeléctricas, aunque sí la eficiencia de su tecnología. Las centrales hidroeléctricas más extendidas, las de presa o embalse, funcionan así:

  • Convierten en energía eléctrica la diferencia de energía potencial de una masa de agua al desplazarse entre dos puntos situados a diferentes alturas.
  • Esa energía potencial se consigue al almacenar agua en un embalse gracias a una presa. Su traslado entre una cota más alta y otra más baja se hace a través de una conducción o tubería forzada (de alta presión para aumentar la velocidad de la corriente) donde la energía potencial se transforma en energía cinética.
  • Al llegar el agua a las salas de máquinas más abajo, golpea las paletas de las turbinas (las hay de diferentes tipos según la altura del salto) que convierten la energía cinética en mecánica de rotación.
  • Las turbinas van acopladas a alternadores (un tipo de generador eléctrico) que realizan el paso final: transformar la energía mecánica en electricidad cuya tensión se eleva en transformadores para su transporte y distribución en la red. Después de prestar este servicio, el agua vuelve al cauce del río.

Tipos de centrales hidroeléctricas

  • Centrales de embalse o de presa: almacenan agua en grandes depósitos para liberar el caudal cuando se necesita energía. Permiten una alta capacidad de regulación y control del suministro eléctrico.
  • Centrales de pasada o de agua fluyente: aprovechan directamente el caudal natural del río sin necesidad de grandes embalses. Tienen un menor impacto ambiental, pero dependen de la disponibilidad estacional del agua.
  • Centrales de bombeo o reversibles: utilizan dos embalses a diferentes alturas para almacenar energía. Durante las horas de menor demanda, el agua se bombea al embalse superior, y durante los picos de consumo se libera para generar electricidad.
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El agua almacenada en embalses permite generar energía limpia y apoyar la red eléctrica.

Las centrales hidroeléctricas más grandes del mundo

  • Presa de las Tres Gargantas (China): Situada en el río Yangtsé, es la central hidroeléctrica más grande del mundo con una capacidad instalada de 22.500 MW.

  • Represa de Itaipú (Brasil/Paraguay): Ubicada en el río Paraná, tiene una capacidad instalada de 14.000 MW y es una de las mayores productoras de energía del planeta.

  • Presa de Xiluodu (China): Con una capacidad de 13.860 MW, se encuentra en el río Jinsha y es una de las más grandes de China.

  • Presa de Belo Monte (Brasil): Ubicada en el río Xingu, tiene una capacidad instalada de 11.233 MW, siendo una de las principales fuentes de energía de Brasil.

  • Central Hidroeléctrica Simón Bolívar (Venezuela): También conocida como represa de Guri, en el río Caroní, cuenta con una capacidad de 10.235 MW.

Las centrales hidroeléctricas más grandes de España

  • Central Hidroeléctrica de Aldeadávila (Salamanca): Situada en el río Duero, es la más potente de España con una capacidad instalada de 1.242 MW MW.

  • Central de Cortes-La Muela (Valencia): Ubicada en el río Júcar, siendo una de las mayores de Europa.

  • Central de Alcántara (Cáceres): En el río Tajo, tiene una capacidad instalada de 957 MW y es clave en la generación hidroeléctrica del país.

  • Central de Villarino (Salamanca): También en el sistema del Duero, aporta 856,5 MW MW al sistema eléctrico nacional.

  • Central de Saucelle (Salamanca): Con una capacidad de 525 MW, forma parte del conjunto de centrales del río Duero.

Ventajas y desventajas de las centrales hidroeléctricas actuales

Según la empresa de formación en ingeniería Ingeoexpert, la generación hidroeléctrica está libre de emisiones de dióxido de carbono (CO2) ya que no necesita combustible para funcionar: “Aunque la construcción de una central es muy cara, los costes de explotación y mantenimiento son bajos y la inversión se recupera en su larga vida útil”. Puede usar el agua embalsada de forma flexible en función del consumo (esta cualidad le permite respaldar otras energías renovables de generación intermitente, como la eólica o la fotovoltaica). Además, los embalses pueden usarse para regar y controlar riadas o inundaciones.

Pero también implica desventajas como el impacto ambiental de su construcción al inundar grandes extensiones, reducir el caudal de los ríos cauce abajo y alterar la composición del agua y los niveles freáticos.

“La energía hidráulica no agota la fuente primaria, no la ensucia, no la contamina, pero las grandes presas tienen un alto impacto ambiental y social, como el abandono de pueblos, el desplazamiento de poblaciones o incluso generar un microclima diferente en su entorno. Por eso se ha cuestionado su validez ecológica y el gran reto futuro es una explotación más madura con proyectos que mejoren su uso afectando mucho menos al ecosistema”, explica Ingeoexpert.