El papel de los ingenieros en biotecnología: un perfil laboral muy demandado
La biotecnología impulsa avances clave en industrias como la salud, el medioambiente o la alimentación. Este campo, en constante expansión, plantea grandes oportunidades laborales, aunque también genera debates éticos sobre el impacto de sus aplicaciones.

Aunque a muchos les suene a un campo reciente, la biotecnología no es nueva. En 1913, el agrónomo húngaro Karl Ereky ya la definió como disciplina. Más tarde, en 1928, Alexander Fleming marcó un hito al descubrir el uso antibiótico de la penicilina.
Desde entonces, los avances no han parado. Entre ellos destacan el descubrimiento del ADN como base del código genético, la creación de alimentos transgénicos o la clonación de la oveja Dolly en los años noventa. También, la fabricación del primer ojo biónico. Más recientemente, la biotecnología ha sido clave para desarrollar vacunas y antivirales que ayudaron a frenar la pandemia.
Un impacto transversal en múltiples industrias
Los avances en biotecnología son hoy tan relevantes que existen pocas industrias que no se vean influidas positivamente por sus descubrimientos. Desde el reciclaje de desechos hasta la producción en masa de alimentos, pasando por el sector farmacéutico o el consumo. De hecho, existen tantos proyectos en los que se está trabajando en la actualidad, que no hay duda de que en los próximos años este campo del conocimiento seguirá cambiando la forma de vida de las personas que habitamos el planeta.
La biotecnología está íntimamente ligada a la ingeniería genética ya que basa gran parte de su trabajo en el uso de células vivas para manipular productos con un fin determinado. En la actualidad, se subdivide en cinco campos, como son la biotecnología humana, la ambiental, la industrial, la animal y la vegetal. Gracias al éxito reciente de algunas de sus investigaciones, en los últimos años se ha podido, por ejemplo, producir energía de manera más barata y más limpia, reducir el efecto nocivo de muchas enfermedades y plagas en plantas o animales, y hasta ayudar a reducir el hambre en el mundo, gracias a que se pueden producir alimentos a un menor coste y en mucha mayor cantidad.

Los avances en biotecnología han revolucionado sectores como la salud, el medioambiente y la producción de alimentos.
Las principales salidas profesionales en biotecnología
- Industria alimentaria: desarrollo de cultivos resistentes a plagas, sequías o suelos pobres; mejora de la seguridad y conservación de alimentos.
- Medioambiente: expertos en biorremediación que utilizan microorganismos para descontaminar suelos, aguas y atmósferas degradadas.
- Farmacéutica y salud: creación de vacunas, terapias génicas, fármacos biotecnológicos y producción de insulina inteligente.
- Ingeniería genética: diseño de organismos modificados para fines médicos, agrícolas o industriales.
- Energía y sostenibilidad: producción de biocombustibles, materiales biodegradables y procesos industriales más limpios.
- Cosmética y textil: innovación en productos a base de células vegetales, síntesis de tejidos con proteínas como la seda o la tela de araña.
- I+D y biotecnología industrial: desarrollo de biosensores, tecnologías CRISPR, biomateriales y automatización de procesos biológicos.
Quizá no sea conocido por muchos, pero desde el punto de vista científico se tiene la certeza de que el siglo XXI será el de la consolidación y el liderazgo indiscutible de la biotecnología, debido a los impactos que seguirá generando en la vida de las personas que habitamos en el planeta. Los biotecnólogos son aquellos profesionales que combinan conocimientos de otras ramas de la ciencia, como la bioquímica, la física, la biología, la genética, la ingeniería o la química.
Entre otras capacidades, un biotecnólogo debe ser capaz de poder alterar productos agrícolas, diseñar sistemas tecnológicos de mejora basados en los seres vivos, aislar y manipular biomoléculas y microorganismos a través de la microbiología o de la bioquímica, producir vegetales resistentes a las adversidades del clima o desarrollar juicios éticos en relación a las aplicaciones reales de la biotecnología.
Junto a especialidades como la robótica, la inteligencia artificial, el ‘big data’ o el ‘blockchain’, la demanda de biotecnólogos en todo el mundo crece sin parar. Según Statista, se espera que el mercado global de la biotecnología supere los 3,8 billones de dólares en 2030, impulsando una creciente demanda de perfiles especializados. Las expectativas en relación al rol diferencial que puede marcar la biotecnología de cara a los próximos años son tan elevadas que muchas compañías no quieren dejar pasar la oportunidad de invertir en este campo a través de sus especialistas.
En el segmento de la alimentación, por ejemplo, cada vez se están descubriendo especies de plantas y de cultivos que resisten a plagas de insectos que antes suponían pérdidas millonarias. Además, también se está logrando producir variedades que precisan una menor cantidad de sol o de agua y que puedan crecer en ecosistemas menos propicios. En medioambiente, se requieren más expertos en biotecnología de la biorremediación que, gracias a la capacidad catabólica de ciertos microorganismos, principalmente hongos, permiten una rápida recuperación de ecosistemas dañados.
A nivel industrial, los biotecnólogos están jugando un papel clave, por ejemplo, en la creación de ropa sintética elaborada con tela de araña, o en el diseño genético de plantas que cambian de color cuando detectan un explosivo. Desde la industria farmacéutica, hay especialistas en biotecnología intentando desarrollar vacunas para patologías que han causado tantas muertes como la hepatitis B o, por citar un caso más, para mejorar la calidad de vida de los diabéticos a través de la insulina inteligente.