La sequía puede ser meteorológica, hidrológica o agrícola. Y la falta de precipitaciones depende de causas naturales, pero también del cambio climático provocado por la acción humana. Las consecuencias son claras: pérdidas económicas, destrucción de ecosistemas, migraciones forzosas y problemas de salud.
Gestión del Agua
Las aguas residuales son aquellas que han sido utilizadas y que, por tanto, contienen sustancias contaminantes disueltas o suspendidas. Se generan principalmente por la actividad humana y si se aplicaran las técnicas actuales al tratamiento de aguas residuales en todo el mundo, la práctica totalidad de los habitantes tendría acceso a agua potable.
Para gestionar un recurso, lo primero es medirlo, calibrarlo, delimitarlo, caracterizarlo, situarlo en el mapa. Ésa es la misión de la hidrografía, encargada de localizar los flujos de agua natural y ofrecer sus datos al resto de ciencias de la Tierra para una gestión eficiente y un desarrollo sostenible de los territorios.
Las leyes del agua en América Latina y Europa buscan garantizar la protección de sus recursos hídricos. Aunque existen normativas sólidas, la seguridad hídrica también depende del contexto político, social y ambiental de cada país, y de la gestión de los ecosistemas clave.
Ahorrar agua es esencial para combatir la sequía, reducir el estrés hídrico y cuidar el planeta. Adoptar hábitos diarios y mejorar las instalaciones del hogar permite reducir el consumo y rebajar la factura.
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La sequía es un fenómeno climático que afecta cada vez a más regiones del planeta. Su frecuencia ha aumentado un 29 % desde el año 2000, impulsada por el cambio climático, con efectos directos sobre el medioambiente, la salud y la economía global.
La contaminación del agua potable provoca más de medio millón de muertes anuales. Una amenaza creciente causada por vertidos urbanos, industriales y emergentes.
La escasez del agua afecta a miles de millones de personas. Aunque hay suficiente agua dulce, su distribución desigual y el cambio climático agravan el problema.
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La huella hídrica es un indicador clave de sostenibilidad que mide el volumen de agua dulce utilizado en las actividades diarias y en la producción de bienes y servicios. Junto con la huella de carbono y la huella ecológica, contribuyen a una gestión más eficiente de este recurso limitado, esencial para combatir el cambio climático.
Más de 4.000 millones de personas sufren escasez de agua durante al menos una parte del año. El agua no solo es esencial para el consumo humano y el saneamiento, también para la producción de alimentos, la generación de energía o el mantenimiento de la diversidad. Una gestión sostenible implica conservar los recursos hídricos y hacerlos resilientes frente a las consecuencias del cambio climático.
Este es el cuarto año que ambas organizaciones trabajan en conjunto par buscar soluciones en comunidades vulnerables del norte argentino.
El pasado 24 de octubre se presentaron en la Torre BBVA México a los equipos de los cinco proyectos finalistas del 2do Reto Nacional de Sostenibilidad BBVA 2024 “Juntos por el agua en México”, mismos que trabajarán durante los próximos 12 meses en el desarrollo de sus iniciativas y que contarán en conjunto con un financiamiento de seis millones de pesos para el desarrollo de la iniciativa de acuerdo con la propuesta presentada.
Los embalses son estructuras artificiales que acumulan y gestionan el agua de ríos, crucial para el consumo humano, la agricultura y la producción energética, especialmente en tiempos de sequía. Los embalses pueden ayudarnos a enfrentar la escasez de agua.
El ciclo del agua es el motor de la vida en el planeta y uno de los máximos condicionantes económicos. Activo desde hace unos 3.800 millones de años, su estabilidad se ve amenazada por la aceleración del cambio climático debido a la actividad humana. La necesidad de preservarlo es también una oportunidad para impulsar el desarrollo sostenible, las tecnologías verdes y la economía circular.
El agua virtual es la cantidad de agua utilizada para cultivar, crear o procesar un producto. Ni se ve ni se bebe, pero se usa y se contamina en todas las fases de producción: cultivo, procesamiento, fabricación, transporte o venta. Los ejemplos clarifican: obtener un kilo de tela de algodón requiere 11.000 litros de agua y un kilo de carne, 15.000.
El estrés hídrico, extraer más agua dulce de la disponible, afecta a 17 países y es una amenaza para el desarrollo sostenible, la seguridad alimentaria y los bosques. Aumentar la eficiencia agrícola, mejorar la salud de los humedales y reducir el despilfarro son algunas soluciones.
El uso de agua aumenta, los ríos ven reducido su caudal, los acuíferos se sobreexplotan. El agua sostiene actividades ganaderas, agrícolas, industriales o turísticas. En este escenario, las sequías afectarán cada día más al ser humano. Es el momento de crear una economía circular hídrica. La clave, cómo hacerlo.
Debajo del fregadero, en la cocina de casa, se puede instalar una pequeña planta de purificación de agua por ósmosis inversa que filtra sales, cloro e impurezas. Este sistema de purificación de agua imita la naturaleza y ayuda a fomentar la sostenibilidad del planeta ya que aporta beneficios para la salud por su alto nivel de pureza.
La desertificación afecta ya a una cuarta parte de la superficie terrestre y engloba la degradación de las tierras de zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas. Este proceso, provocado por factores humanos y naturales, marca el día a día de una sexta parte de la población mundial. El ritmo de la desertificación aumenta en Asia, África Subsahariana y en varios países del Mediterráneo.
Cuidar el medioambiente está vinculado a la incorporación de acciones en los diferentes sectores de la sociedad y en las empresas, que ayuden a mitigar el cambio climático y permitan construir un futuro sostenible e inclusivo para las personas.
BBVA México, la Universidad Nacional Autónoma de México y el Tecnológico de Monterrey a través del Consorcio de Investigación, Transferencia Tecnológica y Emprendimiento UNAM-TEC lanzan el Segundo Reto Nacional de Sostenibilidad BBVA; a este esfuerzo se suman instituciones como Alsea; Fundación Alsea A.C.; TELMEX; Minsait, una compañía de Indra; Ectagono y The Seas We Love, entre otros aliados. Esta iniciativa busca mediante la sinergia de diversos actores públicos y privados, combatir la problemática socio-ambiental que presenta el estrés hídrico en México.
Las plantas desaladoras convierten en dulce el agua del mar eliminando sus minerales. Los últimos datos hablan de que hay más de 16.000 operativas en 177 países. Con la sobreexplotación de los acuíferos y el cambio climático, estas plantas son imprescindibles para generar nuevos recursos de agua.
En el mundo funcionan más de 16.000 plantas desaladoras con una producción media de 95.000 millones de litros de agua dulce al día. La desalinización es un proceso para separar las sales del agua de mar y convertirla en agua adecuada para el consumo humano, el uso industrial o el uso agrícola. La principal desventaja es su impacto en el medioambiente. Las nuevas tecnologías son la solución.
Una cuarta parte de la población mundial carece de acceso a servicios de agua potable gestionados de forma segura. La presión demográfica, la contaminación hídrica o el cambio climático exigen un uso sostenible del agua. Te contamos diez iniciativas innovadoras.