¿Qué es la igualdad de género?
La Declaración Universal de los Derechos Humanos defiende que mujeres y hombres han de tener las mismas oportunidades de acceso a la salud, la educación o el mercado laboral, la misma protección legal y la misma consideración social. La realidad dicta otra cosa.
De entre las diferentes formas de ver la igualdad de género, al doctor Ernesto Treviño, director del Centro para la Transformación Educativa de la Pontificia Universidad Católica de Chile e investigador principal del Centro de Justicia Educacional, le parece importante combinar dos.
La primera definición indica que la igualdad se obtiene cuando los desempeños de las personas en la vida social no tienen relación con sus características de origen. Así, cuando existen desigualdades relativas al género, o al nivel socioeconómico, en indicadores sociales, es necesario contrarrestarlas.
La segunda, que el género no define ni debería condicionar lo que las personas deben hacer en el hogar, en el ámbito académico, laboral o social. Esto quiere decir, que todos podemos, equitativamente, realizar labores del hogar y de cuidado, estudiar diferentes disciplinas y trabajar en el ámbito o sector que nos guste.
La igualdad de género el trabajo y la economía
Según esta definición general, hombres y mujeres deberían tener acceso al mercado laboral en igualdad de condiciones, y sin que el género condicione la cuantía de sus salarios. Sin embargo, el informe La mujer, la empresa y el Derecho 2024 del Banco Mundial pone de evidencia que la brecha de género en el trabajo es mucho más amplia de lo que se pensaba, y que ningún país brinda igualdad de oportunidades a las mujeres, ni siquiera las economías más ricas.
“98 economías han promulgado leyes que exigen que las mujeres reciban igual remuneración por trabajo de igual valor. No obstante, solo en 35 de ellas –menos de una cada cinco– se han adoptado medidas de transparencia o mecanismos de cumplimiento para abordar la brecha salarial”, denuncia la investigación.
“En Chile, la desigualdad de salarios es de casi el 30 %”, concreta Treviño, que opina que se trata de una forma de "cobrar" a las mujeres la posibilidad de tener periodos de embarazo y postnatal. Lo considera un impuesto muy elevado desde un punto de vista social, y reclama “leyes y regulaciones que permitan a hombres y mujeres compartir las responsabilidades familiares, y que impidan que los empleadores, públicos o privados, generen desventajas salariales o laborales para las mujeres”.
La igualdad de género en la salud
“En la mayoría de las sociedades, las mujeres y las niñas tienen un estatus inferior y menos control sobre la toma de decisiones sobre sus cuerpos y en sus relaciones íntimas, lo que las expone a la violencia, la coerción y las prácticas nocivas”, sostiene la Organización Mundial de la Salud (OMS). “Enfrentan altos riesgos de embarazos no deseados, infecciones de transmisión sexual (incluido el VIH), cáncer de cuello uterino, desnutrición y depresión, entre otros”, agrega. La desigualdad de género plantea, también, barreras en el acceso a la información y a la atención sanitaria.
La igualdad de género en la educación
La Estrategia de la UNESCO para la igualdad de género en y a través de la educación (2019-2025) observa que, a nivel global, se ha alcanzado en promedio la paridad de género, es decir, la igualdad en número y proporción de niñas y niños, en la educación primaria y en los dos ciclos de la educación secundaria. “La media, no obstante, oculta disparidades según las regiones y los niveles educativos”, advierte.
“Las mujeres han mejorado sus indicadores educativos en América Latina y el Caribe”, revela Treviño. Logran más años de escolaridad que los hombres y una mayor permanencia en el sistema educativo. Aunque persisten las diferencias en el tipo de titulación, con las mujeres más orientadas hacia carreras de cuidado –educación, enfermería, trabajo social, entre otras– mientras que tienen menos presencia en las ingeniería, ciencias, matemáticas y computación. De no cambiar las tendencias, es probable que en 10 o 20 años más, las mujeres tengan mayores niveles educacionales que los varones en la región, avanza el experto.
La igualdad de género en las leyes
El artículo 7 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos establece que todas las personas son iguales ante la Ley y tienen, sin distinción, derecho a igual protección. En una recopilación de materiales y estudios sobre estereotipos de género y poder judicial, Naciones Unidas recuerda que “las mujeres enfrentan desigualdades persistentes en los sistemas legales nacionales e internacionales, que tienden a reflejar los desequilibrios de poder inherentes a cualquier sociedad y refuerzan los privilegios y los intereses de los poderosos”. La ONU identifica barreras de acceso a la justicia legales e institucionales, socioeconómicas, culturales y de estereotipos.
Igualdad social entre hombres y mujeres
Si se toman en consideración las diferencias legales relacionadas con la violencia de género y el cuidado infantil, tenemos que las mujeres gozan de menos de dos tercios de los derechos de los hombres, apunta la edición 2024 de La mujer, la empresa y el Derecho. “Tenemos arraigada en gran parte de nuestra cultura una noción de las relaciones de pareja donde en ocasiones se ve a la mujer como si fuera ‘propiedad’ o si tuviera que estar bajo la tutela de un hombre. Este tipo de relaciones lleva a que se generen desigualdades que pueden desencadenar en la violencia física, psicológica o económica de los hombres hacia las mujeres”, reconoce Treviño.