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Economía y Finanzas 11 jun 2025

BBVA Research proyecta que el PIB colombiano crezca 2,3% en 2025 y se acelere a 2,7% en 2026

En su informe Situación Colombia correspondiente a junio, BBVA Research proyecta que la economía colombiana crecerá 2,3% en 2025 y 2,7% en 2026. Este desempeño estará sustentado principalmente en la demanda interna, liderada por un consumo privado que sigue creciendo gracias a la resiliencia del empleo, el aumento de los salarios reales y el efecto de una política monetaria que, aunque aún restrictiva, ha comenzado a relajarse.

“Colombia se enfrenta a una serie de desafíos estructurales que podrían limitar el ritmo y la sostenibilidad de su recuperación. En el corto plazo, uno de los principales riesgos proviene del entorno global. A esto se suma un entorno doméstico de financiamiento más exigente. El déficit fiscal elevado y persistente ha incrementado la prima de riesgo país, lo que se ha traducido en tasas de interés más altas en el mercado doméstico”, explica Juana Téllez, economista jefe de BBVA Research para Colombia.

Bajo este panorama, BBVA Research proyecta que el PIB colombiano crezca 2,3% en 2025 y se acelere a 2,7% en 2026, esto representa una reducción frente a la proyección de marzo donde se estimaba un 2,5% de crecimiento este año y de 2,9% para el próximo.

Según los analistas, el consumo privado mantendrá su dinamismo, con un crecimiento estimado de 3,7% en 2025 y 2,9% en 2026. Se espera que los bienes sigan liderando la expansión, mientras que los servicios se recuperarán de forma gradual, además, la fortaleza del mercado laboral y la reducción progresiva de las tasas de interés, entre otros factores, seguirán respaldando la demanda interna.

“El consumo público también contribuirá positivamente, con tasas de crecimiento proyectadas de 2,9% y 3,4%, en línea con una mayor ejecución de gasto en los niveles regionales. Este comportamiento sostendrá el dinamismo de la demanda interna, al tiempo que mantendrá elevada la demanda por bienes importados, que seguirán creciendo por encima del PIB”, asegura Mauricio Hernández, economista de BBVA Research.

En cuanto a la inversión, en el corto plazo se prevé una recuperación impulsada principalmente por la inversión en maquinaria y equipo, en respuesta al alto uso de capacidad instalada en la industria. En el largo plazo, el mayor dinamismo vendría por el lado de las obras civiles y edificaciones no residenciales, que se expandirán 2,7% en 2025 y 7,8% en 2026, gracias a una mayor ejecución regional, proyectos de infraestructura y el reinicio gradual de construcciones empresariales.

Juana Téllez, economista jefe de BBVA Research

Incertidumbre global sigue “pasando factura”.

Según Juana Téllez, “la economía global transita un momento de elevada incertidumbre, en el que las tensiones comerciales y fiscales han derivado en condiciones financieras más restrictivas y en una revisión a la baja de las expectativas de crecimiento. La coyuntura actual combina factores transitorios y estructurales que alimentan una mayor prima de riesgo global”.

De esta manera, el crecimiento global enfrenta un entorno más desafiante que el anticipado a comienzos de año. Aunque algunos sectores y regiones han mostrado resiliencia, el impacto de las nuevas medidas arancelarias, los costos de financiamiento persistentemente altos, la fragilidad del consumo privado y la presión sobre las cuentas públicas configuran un escenario de desaceleración progresiva. Se prevé que el PIB mundial crezca un 3,0% en 2025 y se acelere levemente a 3,1% en 2026, cifras inferiores al promedio histórico de la última década.

Los retos para Colombia y su recuperación

En el horizonte de largo plazo, Colombia enfrenta barreras estructurales que han limitado históricamente su crecimiento potencial. “La productividad se encuentra estancada debido a la baja incorporación tecnológica, la informalidad laboral persistente y la débil articulación entre la oferta educativa y las demandas del mercado laboral. La infraestructura y la logística mantienen rezagos importantes que afectan la competitividad externa”, dice Hernández.

En ese contexto, la economía colombiana continúa vulnerable a choques externos, como cambios en los precios de materias primas o ajustes en los flujos de capital. Superar estos desafíos requiere una agenda ambiciosa que combine estabilidad fiscal, impulso a la inversión productiva y mejoras sustantivas en productividad, como base para un crecimiento más alto, más sostenido y más inclusivo.