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Finanzas

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‘Regtech’ es una palabra de moda en el mundo bancario. ‘Reg’ alude a regulación y ‘tech’ a tecnología. De ahí, resulta sencillo imaginar para qué sirve: para que la tecnología ayude a los bancos a cumplir con la regulación de una manera más ágil y eficiente.

El uso de las herramientas digitales para crear nuevos productos y servicios en la banca es algo de lo que ya se ha escrito mucho. Sin embargo, no se habla tanto de otro uso fundamental de las tecnologías en el sector financiero: su aplicación a la hora de mejorar el cumplimiento normativo, abordar riesgos relacionados con la estabilidad e integridad financieras y la protección de datos del consumidor. Es el denominado ‘regtech’.

BBVA ha participado en una audición pública en el Parlamento Europeo, organizada por la comisión de asuntos jurídicos (JURI). El objetivo era presentar a los eurodiputados las perspectivas de diversos sectores con respecto a la propuesta de directiva sobre insolvencia. BBVA fue el único representante del sector financiero, lo que demuestra que es un actor de referencia para las instituciones europeas en esta materia.

Un año más, se ha celebrado la cita más relevante de los banqueros centrales en Jackson Hole, entre el 24 y el 26 de agosto. En el punto de mira: Janet Yellen, presidenta de la Reserva Federal de EE.UU. y Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo. Sus palabras no dejaron entrever novedades sobre el futuro de la política monetaria.

Hace más de una década que una combinación de factores han ido favoreciendo la aparición de comparadores de productos y precios en internet. La mayor información disponible, la madurez y exigencia del usuario de la red y la aparición de la crisis económica durante el último tercio de la pasada década fueron los principales factores para su irrupción y posterior universalización. Hoy en día son millones los usuarios de internet que consultan los distintos comparadores antes de tomar una decisión de compra.

Uno de los mayores efectos de la transformación digital de la banca en la última década ha sido la forma en que los consumidores pagan por los productos y servicios que adquieren, y que se ha traducido en una masificación de las tarjetas de crédito, que han ganando un enorme terreno frente a los tradicionales billetes y monedas.

Los servicios financieros digitales están al alcance de todos, pero cada generación tiene sus particularidades a la hora de usarlos. Las ‘apps’ de banca móvil se han ganado a los ‘centennials’, las redes sociales influyen a los Y a la hora de cambiar de banco y la generación X confía en la banca en línea, mientras que los ‘baby boomers’ prefieren darse un paseo hasta la oficina.