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Innovación 23 may 2018

'GovTech': cómo la tecnología puede transformar la gestión pública

La tecnología sirve para crear oportunidades y solucionar problemas, también en el sector público. Pero sus peculiaridades son tantas que allí el ritmo de la innovación es otro, y sus implicaciones más profundas.

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Gestionar cuentas bancarias, contratar un seguro, moverse por la ciudad, consultar al médico, buscar vivienda, estar al tanto de las noticias… todas las actividades sociales están, en mayor o menor medida, en pleno proceso de disrupción digital. Y esa revolución está protagonizada, casi de forma completa, por el sector privado. Pero, ¿qué ocurre con el sector público? ¿Es un simple espectador, un socio de la innovación corporativa o un motor del cambio?

Con el término ‘GovTech’ se están empezando a englobar todas aquellas actividades en las que la tecnología se utiliza para mejorar la gestión de los servicios públicos, ya sea directamente por la propia administración o a través de proveedores que aplican esos avances.

Por sus propios ritmos y características, la Administración Pública no puede comportarse como una ‘startup’ innovadora y disruptiva, pero algunas administraciones sí están abriendo la puerta a colaborar, mediante concursos públicos, con otras empresas que tienen esas características.

‘Startups’ por el bien público

Algunas de estas compañías fueron reconocidas recientemente en el ‘GovTech Venture Day’ que la institución educativa IE organizó en Madrid. Se trata de una cita que ya había recorrido otras ciudades del planeta, como Lima, Tokio y Toronto, y que el pasado mes de abril se celebró por primera vez en Europa. Su objetivo es identificar y apoyar ‘startups’ que emplean nuevas tecnologías que puedan ser utilizadas en las instituciones públicas.

Unblur, una compañía española cuyo ‘software’ agiliza los procesos de alerta e información de los servicios de emergencia, fue elegida la ganadora del certamen, en el que también fueron reconocidos Digiconsul, una plataforma de ayuda para los funcionarios consulares en temas de seguridad fronteriza; Civiciti, que desarrolla ‘software as a service’ (SaaS) para fomentar el debate público entre ciudadanos, gobiernos y grupos de interés; y LetMePark, es una aplicación móvil para ayudar a los conductores a encontrar, reservar, acceder y pagar su estacionamiento. También participó Refundme, empresa que ayuda a los pasajeros aéreos a obtener una compensación, rápida y sin burocracia; y Knok, un sistema de video-consulta médica.

Más cerca de los ciudadanos

Manuel Muñiz, ‘founding director’ del Centro para la Gobernanza del Cambio –un ‘think tank’ sobre innovación creado por el IE–, explica que hay una especie de regla no escrita en el ‘GovTech’: cuanto más pequeño es el ámbito, más propenso es a la innovación. Los estados más punteros en este terreno, como Israel, Estonia, los Emiratos Árabes Unidos y Singapur, no destacan ni por su tamaño ni por su extensión.

En cuanto a las administraciones, las locales son las más propensas a aplicar la tecnología para intentar mejorar los servicios que ofrecen a los ciudadanos, en áreas como movilidad, sostenibilidad, iluminación y recogida de residuos. “Son los gestores que tienen un contacto más directo con los ciudadanos, y además cuentan con cierto margen para maniobrar”, explica Muñiz, que destaca que Madrid y Barcelona están consideradas globalmente como dos ciudades punteras en la aplicación de la tecnología a los servicios públicos.

De momento, la tecnología se aplica en el ámbito de la gestión pública para temas cotidianos y de poca profundidad, pero Muñiz señala que esos pequeños asuntos del día a día pueden tener implicaciones, a medio plazo, mucho más profundas de lo que parece. “Cuando la administración pública no hace bien su labor, no solo se genera un ciudadano mal atendido, sino también una desafección”, detalla. Además, la tecnología abre nuevas y potentes vías de participación ciudadana. En consecuencia, el ‘GovTech’ no solo es una cuestión de negocio y servicios: si se cumplen las previsiones optimistas, puede ser también una herramienta de mejora de la democracia.