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Bancos centrales Act. 02 dic 2019

BCE: cambio de presidente, ¿cambio de políticas?

María Martínez, de BBVA Research, explica los retos a los que se enfrentará la nueva presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, y apunta por dónde pueden ir sus políticas. Unos grandes desafíos en un contexto en el que la economía de la eurozona es débil, donde la inflación acaba de repuntar y donde las incertidumbres globales están lejos de desaparecer.

Christine Lagarde será la primera mujer en dirigir el BCE. Es abogada y previamente ocupó varios cargos ministeriales dentro del gobierno francés antes de encargarse de la dirección general del Fondo Monetario Internacional (FMI) en 2011. Es una política capaz de construir consensos, algo muy importante en su nuevo puesto, dada la actual división dentro del seno del consejo de gobierno del BCE.

Lagarde tendrá que trabajar estrechamente con el nuevo economista jefe del BCE Philip Lane, que en principio es afín a las políticas no-convencionales de Mario Draghi. A pesar de su falta de experiencia en política monetaria, Christine Lagarde ha apoyado en varias ocasiones medidas monetarias poco convencionales a través del FMI. Aunque este organismo también  ha advertido de los riesgos para la estabilidad financiera de una acomodación prolongada.

¿A qué retos se enfrenta la nueva presidenta?

Lagarde y el BCE se enfrentarán a importantes retos, en particular: la reformulación del objetivo de inflación; la coordinación de políticas económicas, con especial foco en el impulso de la política fiscal; o el margen de maniobra y los efectos de las medidas de política monetaria no estándar.

Respecto a la reformulación del objetivo de inflación, el BCE en sus últimos discursos ya ha puesto encima de la mesa un nuevo enfoque. El BCE estaría dispuesto a tolerar en determinados momentos niveles superiores al 2%. Será Christine Lagarde la encargada de impulsar este nuevo enfoque ‘simétrico’ del objetivo de inflación, algo a lo que se ha mostrado proclive según sus últimas declaraciones.

Por otro lado, las dudas sobre el margen de maniobra y la efectividad de la política monetaria han avivado el debate, tanto fuera como dentro del BCE, sobre la necesidad de que la política fiscal revitalice la política anticíclica. En particular, Draghi en sus últimas comparecencias ha acentuado la necesidad de estas políticas fiscales para que la política monetaria sea más efectiva y pueda normalizarse cuanto antes. En la misma línea, Christine Lagarde ha apuntado que este tipo de políticas son necesarias para apoyar a las economías en momentos de recesión y así presionar menos la política monetaria. Es consciente del reto que tiene por delante ya que este tipo de políticas suelen estar más enfocadas a cuestiones nacionales y no a la eurozona en su conjunto.

¿Cómo afrontará estos retos?

En definitiva, los retos que justifican el actual tono de la política monetaria siguen presentes, no han desaparecido, y en un entorno cambiante, Christine Lagarde sabe que la política monetaria tiene que mirar al futuro y en un contexto más amplio que la pura estabilidad de precios. Así lo manifestó en la última comparecencia frente al Parlamento Europeo afirmando que combinará “un compromiso firme con el mandato del BCE, con la agilidad para adaptarse a los cambios del mundo que nos rodea”.